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A 80 años del nacimiento de Ernesto Guevara

Inauguraron en Rosario el monumento al Che

Fuentes: Rebelión

Foto: Paloma García Una multitud homenajeó ayer en su ciudad natal al Guerrillero Heróico en ocasión de celebrarse su cumpleaños 80. Cientos de militantes de todo el país participaron de tres sentidas jornadas en recuerdo de este insigne revolucionario que regó su pensamiento, convicción y entrega por todo el mundo. Unas 50.000 personas -a pesar […]

Foto: Paloma García

Una multitud homenajeó ayer en su ciudad natal al Guerrillero Heróico en ocasión de celebrarse su cumpleaños 80. Cientos de militantes de todo el país participaron de tres sentidas jornadas en recuerdo de este insigne revolucionario que regó su pensamiento, convicción y entrega por todo el mundo.

Unas 50.000 personas -a pesar de la jornada fría y ventosa- colmaron el parque Yrigoyen, donde se entronizó la estatuta en bronce del Che y cuya plaza ahora llevará su nombre. Una panóramica del lugar mostraba miles de banderas flameando con el ícono rostro del insigne revolucionario.

Apenas pasadas las 16 se inició el acto con un canción dedicada al Che del trovador cubano Gerardo Alfonso. Las primeras palabras corrieron por cuenta de Norberto «Champa» Galloti, referente del Movimiento de Solidaridad con Cuba en la Argentina, quien leyó la Declaración de Rosario, un documento consensuado por más de 80 organizaciones y que clamó como eje central, la unidad del campo popular.

Luego, Andrés Zerneri escultor de la estatuta dijo: «Yo no quiero ser como el Che, quiero ser como dijo que tenemos que ser las personas». Recordó: «Este trabajo es el fruto de 14.575 personas que donaron una llave. Esto lo juntó el Che, lo catalizó a 900 grados en el horno». Y se despidió mostrando una llave: «Una llave en 75.000 veces genera una escultura, es la metáfora, eso cambia el mundo».

Una hora después, Aleida Guevara, la hija del Che (también estaban presentes Camilo, Ernesto y Celia, los otros hijos), quien abrió hablándole a su padre: «Me gustaría abrazarte, cuidarte, pero es imposible físicamente, pero la historia es una forma de vencer la muerte, él no se cansa nunca de ser ejemplo, es que fue un ser humano tan completo que no podemos igualarlo».

Asimismo subrayó: «Necesitamos acción revolucionaria que nos permita impedir que personas sin escrúpulos tiren la leche, tan necesaria para muchos niños que hoy mueren de hambre». Y recordó una característca esencial del Che: «No hay mayor alegría que saber que somos capaces de luchar por lo que queremos, que luchar por otro ser humano».

Las palabras finales fueron de Rogelio Acevedo González, jefe de la Delegación cubana y compañero del Che en la Sierra Maestra. «Tuvimos el honor de conocer al Che hace 51 años en la guerra de liberación de Cuba y conocimos sus cualidades extraordinarias; luchaba como el más bravo de los cubanos, era extremadamente valiente y siempre se ofrecía como voluntario para las tareas más duras, las más difíciles, las más arriesgadas».

A las 17.30 alumnos argentinos con sus guardapolvos blancos y otros niños cubanos quitaron el manto blanco que cubría la estatua del Che. Los presentes elevaron un grito estremecedor. En esos momentos la multitud comenzó a acercarse a la imagen de bronce. Todos se sacaban fotos, sonreían, lloraban, al tiempo que el cantaautor uruguayo Daniel Viglietti cantaba «Hasta siempre, Comandante».

«Hasta la victoria, siempre», fue ayer el saludo extendido, fraterno, revolucionario.