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Durante más de una hora declaró en el juicio por Fuentealba

Sobisch responsabilizó a su ex jefe de policía por la represión

Fuentes: Rebelión

«Yo le di instrucciones precisas al jefe de policía para que no se utilizara la violencia y que se dejara manifestar porque había un camino alternativo» fue la respuesta que varias veces dio el ex gobernador Jorge Omar Sobisch ante el tribunal que juzga en Neuquén el crimen del maestro Carlos Fuentealba en abril del […]

«Yo le di instrucciones precisas al jefe de policía para que no se utilizara la violencia y que se dejara manifestar porque había un camino alternativo» fue la respuesta que varias veces dio el ex gobernador Jorge Omar Sobisch ante el tribunal que juzga en Neuquén el crimen del maestro Carlos Fuentealba en abril del año pasado. Acerca de su papel y accionar directo en lo que fue la represión sufrida por los docentes en la ruta 22, donde hirieron de muerte a Fuentealba, el ex mandatario dijo que «no recuerdo haber asumido la responsabilidad política» de lo sucedido allí. Tras su declaración, Sobisch fue repudiado por más de 200 manifestantes que al grito de «asesino, asesino» forcejearon con la policía en el vallado que los separaba de los seguidores del ex gobernador.

La declaración de Sobisch duró algo más de una hora veinte minutos, respondiendo la mayoría de las preguntas que le formuló el abogado de la querella Gustavo Palmieri. «No estoy dispuesto a contestar ninguna pregunta que tenga la intención de incriminarme» fue la advertencia que hizo el propio Sobisch antes de comenzar a dar sus respuestas, conociendo de antemano que lo que dijera o dejase de decir ayer como testigo puede ser utilizado en la llamada causa Fuentealba dos, donde el gremio docente quiere imputarle a él y a parte de sus ministros la «responsabilidad política e ideológica de la muerte de Carlos Fuentealba».

«No delegué en nadie lo que tenía que hacerse el día de los hechos salvo en el (ex) jefe de policía (Carlos David) Zalazar» dijo Sobisch, remarcando que fue este quien «invitó» al entonces subsecretario de Seguridad Raúl Pascuarelli «a participar del operativo». Luego, el mismo Sobisch detalló que le pidió la renuncia al entonces jefe Zalazar «para salvaguardar la paz social en la provincia y no por objetar algo de su accionar porque eso no me correspondía como autoridad política».

El propio Sobisch informó que cuando sucedía la represión en Arroyito «estaba en un velorio» y que luego fue Zalazar quien le comunicó que había una persona herida en la ruta. «Zalazar nunca me manifestó si hubo un enfrentamiento o no en la ruta» declaró, para luego volver sobre su respuesta más veces utilizada durante su declaración, aunque con una diferencia: «Si me cabe una responsabilidad es haber dado las instrucciones que se hiciera lo imposible para liberar el tránsito en la ruta y sin violencia». Y cuando el abogado Palmieri le formuló una hipótesis: «si Usted hubiera estado en el lugar ¿hubiera ordenado que cesara el procedimiento de represión que se estaba dando en la ruta 22?», el ex gobernador fue tajante en su respuesta cuando dijo que «yo no contesto hipótesis. Contesto sobre hechos reales».

Sobisch fue acompañado en la sala por parte de sus ex funcionarios, entre los que estaban el ex vicegobernador Federico Brollo y también sus hijos, quienes al finalizar la declaración realizaron unos pocos aplausos que fueron inmediatamente contestados por silbidos de los docentes que también asistieron a la audiencia. Mientras tanto, en la parte posterior del edificio donde se realiza el juicio, seguidores del ex gobernador no solo aplaudieron cuando se retiraba del lugar el ex mandatario sino que incluso llegaron a vivar la figura del cabo primero Darío Poblete, el policía provincial acusado de asesinar con alevosía al maestro Fuentealba.

«Lo más llamativo es que Sobisch no recuerda haber dicho que se hacía responsable de lo que pasó en la ruta donde nos reprimieron y mataron a nuestro compañero. Se olvidó de eso y tiene una amnesia parecida a la que tuvieron y tienen algunos policías que vinieron a declarar en este juicio» dijo el secretario general del gremio docente neuquino Marcelo Guagliardo, para quien «es evidente que Sobisch quiere o intenta depositar toda la responsabilidad de lo que pasó en la policía de la provincia, despegándose absolutamente de su responsabilidad política. Es más: hasta desconoce en su testimonio que la policía funciona a órdenes del Poder Ejecutivo qué el ejercía en ese momento».

«Cuesta pensar hoy como nos encontramos con un Sobisch completamente distinto de hace 14 meses atrás. El de hoy no reconoce que tenía el control político de la policía. No reconociendo que había ordenado, como objetivo, evitar el corte de las rutas. No reconociendo detalles que están incorporados en la causa como que el ex subsecretario Pacuarelli se había mantenido en contacto con él en todo momento para mantenerlo al tanto, dando la excusa que había estado en un velorio» dijo el abogado Palmieri a Rebelión,opinando que «el no recuerdo y el ubicarse por fuera del problema cuando por primera vez es citado frente a un tribunal declarando bajo juramento, muestra otra persona respecto a la que en los días que pasaron los hechos hizo pública su ubicación política acerca de lo sucedido con la muerte del docente Fuentealba. Son dos Sobisch distintos».

Por su parte, la esposa de Carlos Fuentealba, Sandra Rodríguez dijo a Rebelión que «me indignó mucho» la declaración de Sobisch, agregando que «cuando entró no pudo mirarme a los ojos, a diferencia de Poblete, y hasta sentí que me ignoraba. Incluso lo vi muy nervioso y observé que sus manos temblaban». «Fue un testigo reticente porque dijo no recordar un montón de cosas y sin precisar absolutamente casi nada. Incluso no recordó lo que dijo el 5 de abril cuando afirmó que él era responsable de lo que había pasado y eso está en todos los medios porque fueron sus declaraciones y aquí las omitió o no las recordó» afirmó la docente. Finalmente Rodríguez dijo que «sentí asco cuando dijo varias veces que ordenó que se actúe sin violencia, cuando es público que en todo sus mandatos ordenó actuar con estas estrategias como fue en Arroyito».