Es de máximo interés de los escritores conocer el impacto de los MM, la influencia que tienen en las masas, en sus opiniones y comportamientos
Introducción
El papel de los medios de comunicación (MM) y su influencia en las masas y el comportamiento de clase, ha sido una preocupación central entre escritores críticos, sobre todo, a lo largo del siglo XX. Los debates y estudios sobre los MM se han hecho atendiendo a las diferentes tendencias políticas, a la propiedad y a la vinculación con los grandes capitales, a las relaciones y lazos al Estado, a la objetividad relativa y la diversidad, a la promoción de guerras e intereses corporativos entre otras cuestiones principales que afectan las relaciones de poder, riqueza e Imperio. Es por ello de máximo interés de los escritores conocer el impacto de los MM, la influencia que tienen en las masas, en sus opiniones y comportamientos.
Numerosos ensayos, monografías y estudios empíricos han sido publicados para definir el grado de influencia de los MM, el plazo de tiempo en el cual estos conservan el control, ‘la profundidad’ de la lealtad a los MM de las opiniones inculcadas, ‘y el lugar’ en el cual los mensajes de MM tienen la mayor influencia en la inducción de la opinión de masas conforme a los intereses de clase de los dirigentes.
Entender el papel y el poder de los MM en la sociedad contemporánea capitalista requiere que nosotros organicemos el debate según tres concepciones – la conservadora, la liberal y la marxista -. Trabajo necesario antes de proceder a un análisis crítico, que dé lugar a presentar ideas alternativas que se opongan a las redes de comunicaciones controladas por la élite.
Paradigmas que compiten: El conservador, el liberal y el marxista
Sobre el papel aparecen tres paradigmas que explican el poder y la relación de los medios de comunicación con la opinión y la acción: el conservador, el liberal y el marxista.
El conservador, o el paradigma ‘pluralist’, propagado en gran parte por científicos estadounidenses y europeos afirma que incluso si la propiedad de los medios de comunicación es concentrada y su mensaje parcial a favor del status quo, los medios de comunicación son simplemente un ‘recurso’, contestado por otros ‘recursos’ como ‘un gran número’ de votantes de capas populares.
Se parte de la base del acceso desigual a los medios de comunicación entre el trabajo y el capital, regímenes a favor de la guerra y de la oposición pacifista, porque ellos argumentan que la oposición realmente tiene algunas tribunas, incluso numerosos escritores y publicistas: El control de los medios de comunicación es ‘ desigual, pero dispersado ‘. Además, ellos argumentan, que con el crecimiento de Internet, hay múltiples fuentes de información, y el monopolio de medios de comunicación con seguridad que ha sido diluido. En efecto, hablan de que ‘ el sistema de comunicación ‘ ha sido democratizado. Los ideólogos conservadores más astutos citan estudios empíricos, que muestran que las opiniones de la mayor parte de individuos son formadas por su familia, amigos y vecinos – relaciones directas, cara a cara-, mucho más que por ‘ los medios de comunicación impersonales ‘.
En el resumen, el conservador argumenta que no hay una elite de poder que controla los medios de comunicación, y de existir, es contrapesado por medios de comunicación alternativos, de opinión local y por la propia tolerancia a las opiniones diversas de los medios de comunicación masivos..
El paradigma liberal de los medios de comunicación
El paradigma liberal describe los MM como el instrumento clave de dominación de la clase dirigente en una democracia liberal. El comienzo es el momento histórico donde empieza la concentración de la propiedad en manos de un pequeño número de corporaciones, entrelazando el negocio y el Estado. Los MM son vistos como un componente esencial en ‘ el sistema de control ‘ que perpetúa la clase dirigente y el edificio del Imperio, control que hace posible el adoctrinamiento y la opinión de las masas.
La mayoría es convertida en una masa maleable, inducida a la conformidad con los intereses y la política de la clase dirigente, así previenen el cambio y perpetúan el dominio de la élite corporativa. Para los liberales el control descendente por los medios de comunicación explica ‘la paradoja’ de un Imperio sumamente desigual, conducido por militares en el contexto de un sistema político liberal y democrático. El papel principal de los académicos debe ser convencer a otros académicos en desenmascarar los medios de comunicación, exponer sus inventos, engaños e hipocresía, y acentuar ‘las contradicciones’ entre ‘nuestros’ valores democráticos y la mentira del poderoso.
La crítica marxista
El acercamiento marxista a los medios de comunicación comienza necesariamente con una crítica de las perspectivas conservadoras y liberales. Contra la crítica conservadora, esto indica que ‘el poder’ no es un recurso incorpóreo, sino una relación en la cual los propietarios de riqueza y poder pueden multiplicar y acumular el activo político y económico. La presunción que ‘cada uno’ o todos los grupos pueden tener alguna influencia, pasa por alto el hecho de que la propiedad del medio de comunicación es sólo posible para grupos poderosos económicos, que manejan el poder sobre bancos, inversiones, fondos fiduciarios, y estos, a su vez, influyen en líderes políticos y partidos que controlan la legislación, la selección de candidatos y gastos de gobierno y órdenes del día: esto mina las razones y la validez del paradigma pluralist o conservador.
El paradigma liberal de ‘el determinismo de los medios de comunicación ‘ parece tener más credibilidad cuando hace su diagnóstico sobre la estructura de poder y dice que la propiedad de los MM corresponde a una realidad concreta, y que algunos hacen su papel al propagandear las mentiras del Estado sobre la guerra y la economía. Sin embargo, cuando damos vuelta a la imagen de los liberales y el control de los MM sobre la opinión de las masas y sus actitudes, las aserciones de omnipotente, vemos a los medios de comunicación que manipulan al público, estas suposiciones liberales son cuestionables.
Históricamente, el control de oligopolio de monopolio de los medios de comunicación ha fracasado en la formación de actitudes de masas y acción en un número importante de contextos políticos. Esto es real incluso en los Estados Unidos.
Por ejemplo, a pesar del apoyo unánime de los MM a la privatización del Programa Federal de la Seguridad Social, el enorme y urgente apoyo a Wall Street, la continuación de la ocupación militar de Irak y la escalada militar en Afganistán y la privatización del sistema de beneficencia, la gran mayoría del pueblo de los EE.UU. tuvo una fuerte oposición a la línea de los MM. A pesar del hecho de que los líderes y las mayorías de los dirigentes de ambos partidos políticos no reflejan la opinión de masas, una mayoría de americanos ha apoyado, con mucha coherencia, un cuidado de salud pública nacional, universal, la retirada de tropas estadounidenses y con vehemencia se han opuesto al apoyo del Congreso a Wall Street y las grandes financieras.
Un análisis revela que los MM son influyentes en la formación de la opinión de masas al igual que la clase dirigente, pero declara su oposición a la política exterior de EE.UU, en particular la política de guerra, a los preparativos de la guerra, a la agresión o la postura militarista antes de que los gastos económicos y humanos sean traídos a casa a ciudadanos estadounidenses en sus vidas diarias. Los MM son relativamente ineficaces cuando apoyan medidas domésticas, que afectan muy desfavorablemente la socioeconómica diaria de la masa de americanos. Los MM funcionan más eficazmente cuando ellos dominan el flujo y el acceso de información, como en la política exterior, donde ellos pueden fabricar, deformar y fabricar emocionalmente cobrar lo que es oído y visto por el público.
Pero cuando los MM realizan su clásica propaganda de la clase dirigente con severidad, ésta puede ser debilitada por la experiencia empírica de la vida cotidiana de los americanos con relación a la su salud, las pensiones, los salarios y el empleo. Los marxistas argumentarían que las condiciones particulares económicas crean una conciencia de clase, que contrapesa el poder del mm.
La debilidad del punto de vista liberal del predominio de los medios de comunicación se encuentra en en su fracaso al tomar en cuenta el impacto de los contextos de clase, las coacciones de la crisis económicas, los gastos de guerra, el impacto de movilidad social hacia abajo y la importancia de la seguridad social básica en la medición o la descripción de las operaciones de los medios de comunicación. La teoría más liberal de los medios de comunicación está basada en una opinión selectiva de contextos, cuestiones y tiempo, y coloca a la espalda su teoría.
Por ejemplo, los medios de comunicación y la conformidad de las masas pueden valer con el período de una economía que crece, que hay una movilidad social hacia arriba, situaciones relativas de paz o de menos gastos militares, en particular con respeto a cuestiones de política exterior. A largo plazo, los MM que apoyan el capitalismo ‘o el libre mercado’ dominan la opinión de masas hasta el derrumbamiento de capitalismo. Pero con las crisis y la interrupción del sistema financiero, y sobre todo la pérdida de las pensiones de millones de personas, aún algunos propagandistas en los MM comprenden que la posición es indefendible. La opinión liberal de omnipotencia de los MM y de predominio de la opinión de masas falla profundamente al querer explicar los cambios políticos económicos como el resultado del desvío de la opinión de las masas de la propaganda de los MM.
La perspectiva marxista sobre los medios de comunicación
La perspectiva marxista relativiza la influencia que los MM puedan ejercer y su poder sobre las masas y clases aliadas, cuando éstas dependen exclusivamente de los MM para la información y para definir sus intereses políticos y la acción social. Los marxistas argumentan que los MM ejercen la máxima influencia donde hay poca o ninguna organización de clase o lucha de clases (como en EE.UU). Al contrario, donde hay o había organización de clase, como en Venezuela o Bolivia, Chile en los años setenta, y Centroamérica en los años ochenta, los medios de comunicación tienen un impacto mucho más débil sobre la opinión pública de masas.
Los marxistas argumentan que donde hay una historia y una cultura de clase obrera, campesina, india u otros movimientos de base clasista y la solidaridad de clase, la propaganda promovida por los MM tiene sólo un efecto débil. Las masas tienen un marco preexistente, la red de comunicación y líderes de opinión locales, que eliminan o filtran los mensajes/propaganda que violan la solidaridad social/clase/étnica/nacional.
Por ejemplo, en Chile durante la Presidencia de Salvador Allende (1970-73), la mayoría enorme de la prensa y medios de comunicación de masas, estuvo violentamente opuesta al presidente -aún socialista democrático-. Allende ganó la elección, la izquierda vio aumentado sus votos en las elecciones parlamentarias y en las municipales, basado en el aplastante apoyo de los trabajadores, campesinos pobres, Indios y residentes en barrios de chabolas en paro. Más recientemente en Venezuela, la mayoría enorme de los MM se ha opuesto el Presidente Chávez (1998-2008), pero en cada elección del Congreso y municipales, él ha ganado con victorias electorales masivas.
En ambos casos, programas socioeconómicos (aumentos enormes en la salud y la educación, programas que contemplan la distribución de la tierra, la movilidad ascendente, programas de ingreso progresivos, nacionalización de recursos básicos), la clase obrera organizó el apoyo y las movilizaciones de masas. En una palabra la conciencia de clase minó la eficacia de los medios de comunicación. En todas partes de América Latina durante la primera década del nuevo milenio, movimientos poderosos populares crecieron en militantes y organización a pesar de la demonización intensa desde todos los MM. Importantes. En Brasil, los Trabajadores del Movimiento Sin Tierra ampliaron sus militantes y apoyos a ocupaciones de tierra a pesar del criminalización de su actividad por los MM.
Lo mismo vale para los mineros, trabajadores, campesinos y movimientos indios en Bolivia – donde los MM apoyados por los neo-liberales abogan por el derrocamiento del presidente . Levantamientos similares de masas que derrocan a presidentes apoyados por MM ocurrieron en Argentina (2001) y Ecuador (2000 y 2005). Estos casos ilustran el contingente y condiciones circunstanciales, que influyen en el predominio de los MM en la opinión de las masas. Hay varias condiciones comunes en todos estos casos:
1. La historia y la cultura de la comunidad y de la familia puede crear un filtro de bloqueo sobre la propaganda de los MM, sobre todo en cuestiones socioeconómicas que afectan el lugar de trabajo, la vecindad y el nivel de vida.
2. La lucha de clases crea obligaciones de clase horizontales, sobre todo en respuesta al Estado y la represión de la clase dirigente, rehusando el nivel de vida, la concentración de riqueza y desahucios de masas y desplazamiento. La lucha de clases crea respuestas positivas a mensajes que refuerzan la lucha y un rechazo negativo a mensajes de medios de comunicación públicamente identificados que se posicionan al lado de la clase dirigente.
3. Las organizaciones de clase proporcionan un marco alternativo para entender acontecimientos, y para definir intereses de masas en los términos de clase que resuenan con su experiencia diaria y proporcionan la información y la interpretación que contestan a los MM. Cuanto más alto es el grado de organización de clase y solidaridad de clase más débil será el impacto de los MM en la opinión de masas. Lo opuesto es también verdadero. Mientras que en EE.UU, sindicatos son controlados por funcionarios que ganan más de 300,000 dólares en un año, acentuando la colaboración con los jefes (y que públicamente rechazan la política de lucha de clases) y son incapaces de organizar el 93 % de la mano de obra privada, los MM lo tienen más fácil para influir en la opinión de las masas.
4. Cuanto más fuertes sean las redes de clase alternativas y la formación de opinión, más débil será la influencia de los MM. Donde haya movimientos sociales que se desarrollan en un marco local, con líderes de opinión y comunidad, con activistas arraigados, es menos probable que las masas tomarán las ideas sobre los acontecimientos desde los MM, éstos aparecerán como algo formal y distante. En muchos casos las masas con criterio selectivo se sentarán ante los MM para el ocio (deportes, telenovelas, comedias) rechazando sus noticieros y editoriales.
Varias generaciones de familias que viven en las proximidades, localizadas en vecindades homogéneas, con historias fuertes en la construcción de clase, de comunidades que generan solidaridad de clase y que generan mensajes sociales que entran en conflicto con los mensajes de la clase dirigentes que promueven ‘ la iniciativa privada ‘ y ‘ el microcapitalismo acertado ‘ o la criminalización de la acción colectiva.
En suma, tanto el punto de vista liberal como el conservador de los MM fallan en explicar el contexto de clase en la receptividad de los medios de comunicación y poder; el pluralists o conservador minimiza su capacidad para dominar la organización de las clase bajas; los liberales exageran el poder de los MM por no hacer caso del poder que puede alcanzar la organización de base de clase, la lucha de clases, la cultura, la historia y las tradiciones de familia y solidaridad, que unen a individuos para su clase y mina la receptividad al mensaje de clase dirigente a través de los MM.
Traducción: Jorge López Ave