Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
El Directorado paquistaní de Inteligencia Inter-Servicios (ISI) merece una medalla de honor. Su tremenda operación de inteligencia, haya sido realizada directamente, subcontratada por la inteligencia militar o mediante elementos «delincuentes», ha superado muchos crímenes semejantes.
Después de todo, un periodista paquistaní -no un extranjero- que se atreve a escribir que al-Qaida ha infiltrado profundamente el establishment militar paquistaní, está actuando con una valentía extrema.
Por lo tanto se secuestra al periodista. Se le tortura. Se le liquida. Asesinato selectivo, versión de baja tecnología. Después de todo, si el Pentágono puede enviar sus drones hacia el cielo tribal -y salirse con la suya- ¿por qué no unirse a la fiesta?
Saleem era mi hermano. Después del 11-S trabajamos en tándem; él estaba en Karachi. Yo en Islamabad/Peshawar. Después de la «victoria» de EE.UU. en Afganistán, fui a visitarlo a su casa. Me introdujo en el lado salvaje de Karachi, en esa y otras visitas. Caminando por la noche por la playa me confesó su sueño; quería ser jefe del Buró Pakistán de Asia Times, que consideraba la montaña K2 del periodismo. Lo logró.
Y entonces, años antes de que inventaran «AfPak», encontró su sitio perfecto, la intersección entre el ISI, la miríada de facciones talibanes a ambos lados de AfPak, y todo tipo de erupciones yihadistas. Fue su sitio inestimable; y nadie podía extraer más noticias del corazón de los grupos de incondicionales que Saleem.
Yo había entrevistado a algunas de sus fuentes en Islamabad y Karachi, pero durante los años Saleem siguió cavando más y más profundamente hacia las tinieblas. A veces debatimos seriamente a través de correos electrónicos -yo temía que algunas tendencias dudosas/torcidas del ISI lo estuvieran manipulando, mientras él siempre garantizaba sus fuentes.
Acorralados por la ley de la selva, no es sorprendente que la mayoría de mis amigos paquistaníes, durante los años 2000, se hayan exiliado en EE.UU. o Canadá. Saleem se quedó a pesar de las amenazas y todo lo demás, y la única concesión que hizo fue mudarse de Karachi a Islamabad.
Ahora han acabado liquidándolo. No fue una conexión en al-Qaida o yihadista. No fue una conexión tribal o talibán, sea Mullah Omar o Tehrik-i-Taliban Pakistan. Tuvo que ser el ISI, cómo él sabía, como nos dijo todo el tiempo.
De modo que, felicitaciones al ISI, el «Estado dentro del Estado». Misión cumplida.
Vea también; Pakistán: Silenciando a los que buscan la verdad
Pepe Escobar es autor de «Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War» (Nimble Books, 2007) y «Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge«. Su último libro es «Obama does Globalistan» (Nimble Books, 2009). Puede contactarse con él en: [email protected].
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Fuente: http://www.atimes.com/atimes/
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