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Aborto sin ley

Fuentes: Lavaca

Hace casi un año comenzaba en la Cámara Baja el debate sobre despenalización del aborto por primera vez en la historia parlamentaria. En aquel momento, Juan Carlos Vega, legislador por la Coalición Cívica y presidente de la Comisión de Legislación Penal que tenía a cargo el inicio del trámite parlamentario de este proyecto, indicaba: «Todo […]

Hace casi un año comenzaba en la Cámara Baja el debate sobre despenalización del aborto por primera vez en la historia parlamentaria. En aquel momento, Juan Carlos Vega, legislador por la Coalición Cívica y presidente de la Comisión de Legislación Penal que tenía a cargo el inicio del trámite parlamentario de este proyecto, indicaba: «Todo lo que en esta Comisión se abre, se termina».

Doce meses después, el dictamen cayó en una jornada poco clara. La discusión sobre la libertad de las mujeres para decidir sobre su propio cuerpo y el derecho a no morir por no acceder a un servicio de salud pública, serán cuestiones que deberán seguir esperando en un país donde se practican más de 500 mil abortos por año. ¿Por qué cayó el dictamen? ¿Qué pasó con los legisladores que acompañaron durante el año el debate pero que no se presentaron en el momento clave? ¿Qué aprendizaje rescatan las organizaciones que militaron a favor del aborto? ¿Qué autocrítica hicieron? ¿Qué legitimidad social es necesaria construir para sancionar esta ley? ¿Qué se puede aprender de esta derrota? «No creo que haya sido una derrota. Esa palabra es demasiado grandilocuente. Hablaríamos de derrota si hubiésemos llegado al recinto y se votara en contra, pero no por una reunión de Comisión, convocada unilateralmente por su presidente que ya terminaba su mandato, a pocos días de las elecciones y con el cambio inminente de la mitad de la composición de la Cámara de Diputados», resume en diálogo con lavaca Estela Díaz, referente de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. «Para nosotras fue muy importante, pero era evidente que este debate no se iba a cerrar en una reunión de Comisión. Los temas como este, que producen cambios profundos, tienen procesos de discusión y de construcción de consensos para nada sencillos».

El largo silencio parlamentario

Durante la jornada del 1 de noviembre, los legisladores fueron exponiendo los obstáculos que acarreó este tema a lo largo de la historia. Vega señalaba: «Quiero recordarles que el primer proyecto de ley sobre aborto data del año 1937. Sin embargo, por distintas razones, nunca llegó a tener trámite parlamentario ningún proyecto. Este es un debate que por primera vez se abre en el parlamento argentino y que, por distintos motivos, estuvo silenciado hasta ahora». Desde el oficialismo, la diputada Diana Conti indicaba: «Hay quienes estamos a favor y hay quienes no lo estamos. Es verdad también que este no es un debate que esté en la agenda del Poder Ejecutivo nacional. Tenemos un Poder Ejecutivo fuerte: cuando quiere poner un tema en la agenda envía su propio proyecto, y no es este el caso. Pero quienes formamos parte del bloque oficialista en el Congreso Nacional tenemos posturas diferentes sobre este tema, que es controversial para nosotros mismos».

En consonancia con lo que dicho por Conti, Cecilia Merchán, una de la legisladoras que impulsó uno de los proyectos de despenalización desde Libres del Sur, fuerza de la que actualmente está desvinculada, señaló a lavaca que durante la jornada de debate sobre aborto «se pudieron ver las ausencias, fundamentalmente del Frente para la Victoria, porque sigue siendo un tema difícil. El Frente tiene tendencia a dejar ver hasta dónde avanza el debate y cuando están instalados , después los toma y los capitaliza. No lo lleva, pero lo capitaliza. Se ve que con este tema todavía no; cuando haya un plafón suficiente de la sociedad, ahí sí».

Sin autocrítica

Argentina cuenta con la Ley de Matrimonio Igualitario y en la última jornada de este año de las sesiones ordinarias la Cámara Baja, se dio media sanción a la Ley de Identidad de Género. Todo llevaba a pensar que el aborto sería el próximo paso. ¿Qué lo frustró? ¿Qué mirada tienen las organizaciones que reivindican este derecho sobre su propia labor? Resume Estela Díaz: «Nosotras también estamos aprendiendo con esto, porque sabemos mucho de movilizarnos, de convocar a actores y actoras sociales, de sumar voluntades, iniciativas, etc., pero cuando llegamos al debate parlamentario, allí se expresan las fuerzas políticas con representación y ahí es donde nosotras acompañamos, presionamos, colaboramos, pero no somos las protagonistas. Este debate recibe apoyos transversales en las fuerzas mayoritarias y también rechazos. Con las principales aliadas de esos bloques, firmantes del proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo, tenemos que ir estableciendo la mejor estrategia para que el debate llegue al recinto».

El momento clave

El 1 de noviembre firmaron el dictamen favorable a la sanción de la ley las legisladoras Fernanda Gil Lozano (Coalición Cívica), Rubén Lanceta (UCR), Horacio Alcuaz (GEN), Jorge Rivas (Nuevo Encuentro Popular y Solidario) y Victoria Donda (Libres del Sur). El otro dictamen que se puso a consideración fue promovido por Vega, referido a reglamentar los abortos no punibles ya previstos en el artículo 86 del Código Penal. Ese día clave, de los 11 diputados del oficialismo que integran la comisión, sólo asistió una (Diana Conti), firmó en disidencia y se fue antes de que terminara el debate.

En el momento de la votación hubo 12 diputados de los 31 que componen la Comisión de Legislación Penal. «La Comisión sesionó en minoría, pero por reglamento una vez que hay 11 diputados puede debatirse y producir dictamen. Hubo a partir de allí desprolijidades del presidente de la Comisión , que cerró el encuentro diciendo que hubo dictamen y a los dos días, luego de recibir presiones e impugnaciones por parte de diputadas anti derechos, se desdijo», resume Estela Díaz. «Al margen de este lamentable episodio, esto no empaña el impacto que tuvo el inicio del debate formal en el Congreso. La expectativa mediática fue enorme. Mucho tiene que ver la instalación del tema en la sociedad. El papelón de Vega no empaña lo que consideramos pasos adelante para el debate institucional del aborto y el cambio de Ley. Estamos más cerca», señala Cristina Ércoli, integrante de Mujeres por la Solidaridad, una organización pampeana que viene sosteniendo la defensa del derecho al aborto desde 2004, una de las 300 organizaciones que componen la Campaña. Ércoli estuvo presente aquel 1 de noviembre. Sus conclusiones: «El Congreso es un ámbito donde se cruzan distintas intencionalidades. Para nosotros es un paso más y significó que la discusión se diera ´en cualquier asado´, como dijo una periodista el otro día, que lo tomen todos los medios. Es decir, se puso en la agenda cotidiana». Pero también reconoce la existencia de limitaciones a la hora de encarar el trabajo de concientización con los legisladores y la comunidad sobre este tema. «No es para escudarnos, pero tenemos limitaciones. Esta cuestión es federal, pero como dicen: Dios está en todas partes, pero atiende en Buenos Aires. Muchas compañeras no pueden tener una dedicación full time. En la Campaña hay una comisión de cabildeo que trabaja el tema legislativo. La mayoría de esa comisión es de Buenos Aires y van haciendo la tarea de ver por dónde llegar a los legisladores. Nosotras hicimos cabildeo en nuestras provincias y por eso sabemos que no es un trabajo fácil. Por supuesto que podríamos haber hecho mucho más, pero también hubo un problema con los presidentes de las comisiones. Ellos juegan con otros valores, no en consonancia con la defensa de los derechos de la mujer. No es lo mismo que con lo de Matrimonio Igualitario: acá se juegan otros intereses. El aborto clandestino mueve cifras económicas impresionantes».

Derecho y humanas

La primera jornada de debate público en el Congreso sobre el aborto fue el 30 de noviembre de 2010 y fue invitada Marianne Mollman, representante de Human Rights Watch. Luego, en julio de este año, asistió Patricia Luz Mejía, vicepresidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA). La estrategia, entonces, fue sentar las bases argumentativas sobre el eje de los derechos humanos vulnerados.

Analizando el camino parlamentario de este último año, Ércoli no es autocrítica: las integrantes de la Campaña están contentas por el trabajo que se hizo. Las organizaciones que la integran se reunirán a fin de año en una plenaria para definir los pasos a seguir. «Volvemos a empezar, con más firmas. Será la cuarta vez que presentamos un proyecto. Son avances, en un Estado laico que está atravesado totalmente por una religión subvencionada por ese mismo Estado». ¿Alcanza esa cruz como justificación?

También la legisladora Merchán señala la importancia de haber instalado el debate en el Congreso. «Ingresar el proyecto en Comisión fue lo más relevante, después se sucedieron un montón de cuestiones que tienen que ver con que este es un tema tabú y luego se desencadenaron las desprolijidades de Vega por el temor de avanzar con el tema de fondo». Merchán también da otra justificación: «Sabíamos que pasara lo que pasara, el resultado legislativo iba a ser el mismo porque más allá del dictamen, para llegar a tener media sanción sólo contábamos con 19 días y era difícil lograr que en ese plazo el proyecto pasara por las otras dos comisiones», un trámite necesario para que el proyecto llegue al recinto.

Los tiempos legislativos

Inicialmente, el presidente de la Comisión, Vega, había convocado a reunión para el 27 de septiembre, pero la mayor parte de los diputados firmantes del proyecto habían explicitado la conveniencia de convocar a la reunión después de las elecciones presidenciales. «Luego Vega dio a conocer su propio proyecto de ley y postergó la reunión para el 1 de noviembre debido a presiones de sus pares», se indicó, sin embargo, en un comunicado de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

Merchán señala que de los 50 diputados que apoyaron con su firma el proyecto, «no todos estuvieron el 1 de noviembre para acompañar el debate». ¿Por qué? Responde Merchán: «Es tan difícil conseguir una explicación clara sobre los motivos. Te dicen: ´No pude, no llegué, tuve tal problema´. En síntesis: no lo vieron como un debate prioritario».

A pesar de ello y del recambio de las bancas que hubo este 10 de diciembre, las legisladoras que apoyan la sanción de ley consideran que en el próximo año legislativo «las condiciones están mejor dadas».

«Habrá que redoblar esfuerzos, pero se dejó las bases sentadas para dar el debate con muchos más elementos», señala Merchán.

Quizá, de analizar qué elementos hacen falta para lograr la sanción de esta ley se trate la lección que deja esta frustración.

Fuente: http://lavaca.org/notas/aborto-sin-ley/