«Luz Milagros podría volver a su casa de Chaco en pocos días. La beba, que fue dada por muerta al nacer y luego encontrada en la morgue, será dada de alta en el Hospital Italiano; el viernes cumplirá cuatro meses» «Inscriben al primer hijo con dos papás varones en el Registro Civil porteño Tobías es […]
«Luz Milagros podría volver a su casa de Chaco en pocos días.
La beba, que fue dada por muerta al nacer y luego encontrada en la morgue, será dada de alta en el Hospital Italiano; el viernes cumplirá cuatro meses»
«Inscriben al primer hijo con dos papás varones en el Registro Civil porteño
Tobías es hijo de Carlos y Alejandro y nació hace tres semanas en la India; se convierte así, la Argentina, en el primer país que reconoce la co paternidad en el mundo»
La Nación, Buenos Aires, 31 julio 2012
Pocas veces llegamos a observar tal contemporaneidad.
1. Una pareja que lucha por preservar la vida del fruto de su amor, que nació prematura, que fue desechada como un desperdicio por el aparato médico, al punto que ni la pusieran en incubadora pesando menos de un kilo.
Los padres querían verla, tocarla. Pero la rutina hospitalaria envió el fruto de su amor (y de la entraña materna) a la morgue. Insistieron en al menos verla, «sentían» que estaba viva.
Finalmente la estructura asistencial concedió mostrarles a la recién nacida declarada muerta, ya encerrada en un cajón.
Fue una concesión a la tozudez parental; los padres se resistían a creerlo. Lograron abrirlo… y encontraron a la bebota, bebita, mínima, latiendo, viva. Con brutal hipotermia fruto de 12 horas de descuido, de abandono.
El aparato de las autoridades médicas chaqueñas aun así se defendió y sus jerarcas encontraron retorcidas formas de descargo burocrático para tanta estulticia.
Se trataba, seguramente, de una pareja sin importancia.
La pareja siguió luchando por la vida de su vástago, y la madre, en verdadero milagro, logró amamantar a la beba.
La beba, muy deteriorada ha sufrido una serie de trastornos, de serios a muy graves, como un presunto deterioro cerebral diagnosticado en un 90% (pero hay que ver si el juicio profesional en este caso no desbarra tanto como en el diagnóstico de muerte). Ha sufrido, además, una neumonía, fruto seguro de aquel enfriamiento «inaugural».
Ahora, a los cuatro meses, las autoridades médicas están a punto de concederle el alta.
Los progenitores tendrán flaco el bolsillo, pero el corazón, inmenso.
2. Una «pareja de varones» alquila un vientre en un país particularmente «barato» en el mercado de vientres o maternidades subrogantes; la India donde consiguen al parecer «todo» por 30 mil dólares.
En este caso, las autoridades médicas, tanto las argentinas como las indias, negocio de por medio, están «a la orden» para que todo salga bien y las autoridades judiciales allanan todas las dificultades para convertir la decisión de estos dos chicos más el bebe comprado en una familia.
Para constituir este núcleo, empero, los dos varones tuvieron que haber obtenido algunos otros elementos para armar el rompecabezas que en un futuro cercano ha terminado llevando el nombre de Tobías.
La información es sucinta y con escasa carnadura biológica, por lo cual no sabemos quien ha cedido el óvulo para el vientre alquilado, o si el alquiler incluyó óvulo propio y en tal caso, suponer que habría habido inseminación artificial sobre la futura embarazada. Aunque en general se aconseja el método de desagregar elementos, e integrarlos solo para el embarazo propiamente dicho. Por eso, lo más habitual es obtener semen para constituir el factor y, conseguir el óvulo de un vientre y aplicarlo, ya fecundado en el que será el útero alquilado propiamente dicho.
Lo que sí parece desprenderse de la noticia es que Alejandro sería el aportante del esperma (todavía) necesario para la fecundación.
La Federación Argentina de lesbianas, gays, bisexuales y trans señaló en un comunicado: «El hecho no registra antecedentes en el mundo. Es la primera inscripción de co-paternidad igualitaria en el mundo, la cual consagrará la igualdad plena ante la ley de Tobías«.
Curiosa asimetría de nuestro mundo presente, donde el engendramiento natural sufre cada vez más dificultades y ahogos, y entre ellos, no menores, económicos, y el engendramiento mediante las técnicas de fertilización asistida, dirigida, programada, convenida y financiada, tiene en cambio tanta resonancia. Y no sólo mediática.
Luis E. Sabini Fernández. Periodista, editor, integra el equipo docente de la Cátedra Libre de Derechos Humanos de la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires.
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