Las redes sociales son a veces un buen termómetro para calcular diferentes parámetros que afectan a sus usuarios. Entre otros revelan la penetración de ideas de la ultraderecha bajo diversos camuflajes, el nivel escasamente crítico de muchos lectores y su incapacidad para utilizar internet como una herramienta de validación informativa. Empiezo a ver con curiosidad […]
Las redes sociales son a veces un buen termómetro para calcular diferentes parámetros que afectan a sus usuarios. Entre otros revelan la penetración de ideas de la ultraderecha bajo diversos camuflajes, el nivel escasamente crítico de muchos lectores y su incapacidad para utilizar internet como una herramienta de validación informativa.
Empiezo a ver con curiosidad cómo un enlace es compartido por varios de mis contactos. Es un artículo que habla de la crisis a raíz de la visita de Angela Merkel a España el pasado 6 de septiembre. Se presenta con el siguiente título: El ignorado articulo publicado en Alemania sobre la situación real de España.
El título ya nos empieza a dar una de las claves. Se capta la atención del lector aludiendo a una extraña censura de todos los medios españoles, indiferentemente de su criterio, orientación ideológica o propiedad empresarial.
Buscando simplemente en google.es por el título del artículo vemos que aparece reproducido en diversos blogs dedicados a la crisis, foros de los más variopintos temas y páginas dedicadas a teorías de la conspiración. No hay muchas más referencias. En todo caso el artículo se nos presenta en todos ellos con una intención rebelde y casi subversiva, una especie de documento semisecreto que pretende ofrecer las claves de los culpables de la crisis y sus soluciones.
La entradilla explica que se trata de una «Traducción de un artículo publicado en varios periódicos económicos alemanes, por su corresponsal en España» escrito por una periodista llamada Stefanie Claudia Müller.
Una búsqueda entrecomillada del nombre y encontramos el curriculum de esta periodista alemana afincada en Madrid en la página de su empresa, SCM Communications. Allí vemos que entre otros colabora con la cadena de televisión 13TV (muy cercana a la Iglesia Católica) y con Gestiona Radio, emisora económica afiliada a la COPE y participada por el ex-director de Intereconomía. No parece, en principio, el perfil de alguien que se dedique al periodismo subversivo. Vemos, además, como esta periodista alemana es corresponsal en Madrid del Wirtschaftswoche, una revista alemana de información económica, muy cercana al mundo de la alta empresa y la CDU. Y es justo en esta revista alemana donde encontramos, por fin, el artículo en cuestión, publicado el día 6 de septiembre.
Lo interesante es que, cuando google nos ofrece traducir del alemán vemos que no se parece en nada al que reproducían foros y blogs, siendo, más que nada, una crónica de la visita de la canciller alemana en un tono favorable a sus políticas, como era de esperar. Al final cita, en un pequeño párrafo, la opinión de alguien llamado Centeno, donde sí se reproducen algunas frases similares.
Y es aquí dónde se nos pone en la pista del artículo original, una columna de opinión en un blog del periódico digital El Confidencial, firmada a la limón por nuestra ya conocida Stefanie y Roberto Centeno y publicada el 5 de septiembre.
El señor Centeno es, para los que aún no le sitúen, un Catedrático de Economía de la Escuela de Minas de la UPM que ostentó durante años cargos importantes en la industria petrolera. Desde hace unos años se ha reconvertido en contertulio habitual de Intereconomía y EsRadio, haciéndose notar, en este conservador ambiente mediático, por sus declaraciones especialmente ultras. Sirva como botón la opinión que le suscitaba la manifestación independentista en Cataluña del pasado 11 de septiembre: Los nacionalistas catalanes son unos mierdas. No hace falta mandarles el Ejército, basta con algunos guardias civiles.
Recapitulemos. Resulta que mis contactos en redes sociales, muchos de ellos (deduzco por leer sus opiniones) progresistas, enlazan un artículo que se expande de forma viral. Este escrito se presenta incluso con una estética subversiva y rebelde, acompañándose de una foto con un joven amordazado, haciendo explícitamente un llamamiento a que se comparta, a la libertad de expresión, en un intento más que claro por atraer a un tipo concreto de lector, diciéndonos además que en Alemania sí se publica mientras que en nuestro país se nos oculta.
Resultando realmente que el artículo dónde se publica es en España, el día 5, obviamente sin ningún problema, antes que en Alemania, donde lo hace al día siguiente, en una versión diferente, y no en varios periódicos, sino en tan sólo una revista.
¿Cuándo se produce el salto de columna de opinión en un periódico de derechas a post viral en medios con aspiración pretendidamente antisistema?
Es difícil de precisar, pero antes del 17 de septiembre google no ofrece resultados. Lo más cercano es un documento subido a la red por un usuario de twitter. Y justo ahí se pierde la pista.
No es la primera vez que observo este fenómeno. La ultraderecha española sabe que es difícil que determinadas personas descontentas con la situación económica y social del país se acerquen a publicaciones y autores marcadamente conservadores. Pero sí sabe que determinadas ideas que defienden sí empiezan a tener eco en un sector de la población.
En concreto el artículo que nos ocupa es una nueva vuelta de tuerca al concepto de casta política. Una definición profundamente reaccionaria que equipara a cualquier partido o individuo que ostente algún cargo público, sin importar demasiado ni su política ni sus acciones concretas. Un lavado de cara de una ideología que sufrimos en este país durante cuarenta años y que, en un momento de crisis estructural y casos de corrupción, encaja bien en las mentalidades de muchos.
Centeno trufa su escrito de cifras y datos de difícil contraste, con un par de objetivos en los que insiste ad nauseam: la destrucción del modelo de estado autonómico y del sistema de partidos actual. Parece obsesionado con las autonomías, un punto que le acerca bastante a formaciones como UpyD, para las que anunció su voto públicamente.
Este tipo de artículos nunca hablan del problema económico en sí, del modelo económico capitalista, del arrodillamiento del interés público al beneficio privado. Utilizan la crisis que ha desarrollado el propio sistema que defienden para profundizar en unas ideas de recorte democrático. Nunca hablan de cuál es la alternativa a «La Casta» ¿un tecnócrata elegido por el BCE? ¿O quizá y siguiendo la tradición ibérica un militar que ponga todo en orden?.
No es nada nuevo, La Casta es un torpe lavado de cara a aquellos discursos de la CEDA donde Gil Robles hablaba de politicastros, de orden, de crisis, donde solicitaba el poder al pueblo (ahora les gusta más lo de ciudadan@s).
Un torpe lavado de cara que desgraciadamente está arraigando, que muchos se tragan sin pensar. No es casual el esfuerzo de ocultación de fuentes, la presentación bajo una estética diferente.
Siempre es bueno saber de qué cocina han salido los platos que estás comiendo, puedes correr el peligro de envenenarte.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.