El gobierno que «defiende lo nacional» estructuró la economía aún más extranjerizada que en los ’90, paga una deuda que no debemos al Sistema Financiero Internacional y a las multinacionales que nos saquean, entrega nuestro patrimonio al poder económico del extranjero y depende de que, fundamentalmente, no cierren las fronteras a nuestros productos China y […]
El gobierno que «defiende lo nacional» estructuró la economía aún más extranjerizada que en los ’90, paga una deuda que no debemos al Sistema Financiero Internacional y a las multinacionales que nos saquean, entrega nuestro patrimonio al poder económico del extranjero y depende de que, fundamentalmente, no cierren las fronteras a nuestros productos China y Brasil, y que EEUU y el FMI se compadezcan y vuelvan a prestarnos divisas, lo que significa más endeudamiento y dependencia.
El gobierno que defiende «lo popular» ha generado una sociedad en la que el 10% más rico se lleva el 30% de la riqueza generada por todos, mientras el 10% más pobre sólo accede al 1,4% de la misma (dato del Indec, EPH, 3er Trimestre de 2013), después de 11 años de administración del Estado. Un millón y medio de jóvenes entre 18 y 24 años debe recibir subsidio estatal porque no estudia ni trabaja, el 43% de los adolescentes no termina la secundaria y las escuelas públicas para los sectores marginados sirve más como comedero que como centro de aprendizaje, lo que se traduce en una barbarización presente y un futuro más que negro. La pobreza asola a millones de seres humanos en el país por más que el oficialismo lo niegue, y algunos (cientos de miles) pasan hambre, tal como dijo el jefe de la CGT oficialista, Antonio Caló, lo que le hizo merecer un reto público de la presidenta. La inflación que antes «no existía» y ahora reconocida por presión del FMI (y de la propia realidad), la devaluación del peso frente al dólar y el ajuste encarado por el oficialismo ha hecho caer, una vez más, el peso de la crisis sobre las mayorías populares.
El gobierno que defiende «a los trabajadores» impone un impuesto al salario, pone techo a las paritarias, mantiene al 90% de los asalariados por debajo del costo de una Canasta Familiar, paga miseria al 70% de los jubilados, condena al 40% de los trabajadores a emplearse en negro, implementa una Ley de ART’s más reaccionaria que la de los ’90, y mantiene un régimen laboral que precariza la vida de las mayorías. Reconce como representantes gremiales a la peor lacra traidora y entreguista, cuyo mayor símbolo es el «gordo» Gerardo Martínez, servicio de la Dictadura Genocida.
El gobierno «de los DDHH», para proteger a los beneficiarios de ese país injusto, desigual y precarizado que ha creado, ha recurrido a la criminalización de la protesta, ha procesado a más de 6500 compañeros, ha encarcelado a algunos de ellos, ha pisoteado los derechos de los pueblos originarios, ha entregado el medio ambiente a las corporaciones que lo contaminan y ha avasallado a quienes lo defienden, ha utilizado herramientas rastreras y miserables como el Proyecto X y la Ley Antiterrorista.
Dicen que no es un gobierno «represor». Pero ha reprimido y sigue reprimiendo, y ya cuenta con más de 20 asesinados por esa causa, más una innumerable cantidad de compañeros heridos. Tiene a un «carapintada» como secretario de «seguridad», lo que demuestra su esencia reaccionaria.
Como lo demostró hoy (27-2-14), en la Panamericana y en Liniers, donde no dudó en hacer uso de palos y balas de goma, y en Avellaneda, instalando una desproporcionada maquinaria de aleccionamiento para todo aquel que se le ocurriera protestar, aunque fuese por la injusta condena a cadena perpetua que la «Justicia» del gobierno y los monopolios le impuso a unos humildes trabajadores petroleros de nuestra Patagonia, a los que se les ocurrió marchar contra el impuesto al salario kirchnerista. Y a los que, como consecuencia, les armaron una causa nula de toda nulidad por el asesinato de un represor que estaba reprimiendo…
Hoy, varios compañeros fueron detenidos en la Jornada por la Absolución de los trabajadores petroleros de Las Heras, poniendo piedra sobre piedra de injusticia. Tres de ellos aún están privados de la libertad: Luis Giordano, miembro de la comisión interna de los trabajadores de Alicorp (ex Jabón Federal) y Antonio Barreda, trabajador del Hospital Posadas. El tercero, Luis Schurer, delegado de los trabajadores del Hospital Posadas (ATE), está hospitalizado en el mismo centro de salud, por la golpiza que le propinó la policía «que no reprime»: tiene tres dedos quebrados y corre riesgo de perder un ojo.
Por todo lo expuesto, no puede sorprender que el secretario Berni, una bestia fascista, golpista carapintada, acuse a los manifestantes de «delincuentes e inadaptados». Toda una parábola kirchnerista.
Ni «nacional», ni «popular», ni «de los trabajadores» ni, mucho menos, «de los derechos humanos»: el kirchnerismo es una mugre cipaya, pequeño burguesa al servicio de las multinacionales y represora con algún tintecillo fascistoide.
Lo único que sí sabe hacer muy bien es engañar a las masas para que vean todo al revés de lo que realmente es, eso hay que reconocérselo. Además, por supuesto, de entregar todas nuestras riquezas a la extranjería y llenarle los bolsillos a los actores principales del Imperialismo como nunca nadie lo ha hecho.
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