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Entrevista al periodista Pere Rusiñol

«El País necesita mucho al Gobierno, eso se nota en la información y va a notarse aún más»

Fuentes: Rebelión

El periodista Pere Rusiñol es socio y redactor de las publicaciones Alternativas Económicas y Mongolia, al tiempo que colabora en eldiario.es. Trabajó diez años en El País, sobre todo en política catalana e Internacional, y en este rotativo fue también redactor jefe de la sección de Sociedad. En Público ocupó el cargo de Adjunto a […]

El periodista Pere Rusiñol es socio y redactor de las publicaciones Alternativas Económicas y Mongolia, al tiempo que colabora en eldiario.es. Trabajó diez años en El País, sobre todo en política catalana e Internacional, y en este rotativo fue también redactor jefe de la sección de Sociedad. En Público ocupó el cargo de Adjunto a la dirección. Opina que debido al ingreso de los medios en las dinámicas de financiarización y capitalismo especulativo, «el terreno de juego se ha hecho mucho más estrecho». Augura, asimismo, un porvenir oscuro a la profesión periodística en los medios convencionales. Uno de ellos, El País, considerado la «referencia» durante muchos años, «necesita muchísimo al gobierno, eso se nota en la información y se va a notar todavía más».

-P-Sostienes que los medios de comunicación han ingresado en las dinámicas del capitalismo de «casino», lo que les ha abocado a las garras de las entidades financieras. ¿Supone esto idealizar el pasado?

-El pasado nunca fue perfecto y tenía muchos problemas: Chomsky los diagnosticó muy bien. Pero había mucho margen para rendijas y los intereses de los dueños no eran omnicomprensivos. El terreno de juego se ha hecho muchísimo más estrecho.

-P-La empresa editora de El País ha colocado a Antonio Caño, anteriormente corresponsal en Washington, al frente del periódico. ¿A qué razones obedece este cambio?

-El director decapitado fue en su día la mano derecha de Caño, con lo cual hay en el fondo una continuidad. No se pueden esperar grandes cambios porque la línea ya está muy escorada a la derecha y a la supeditación ante el poder financiero. Pero se acentuará aún más y sobre todo se molestará menos a Rajoy, cuyo Gobierno es clave para que el grupo trate de recuperar algo de salud financiera.

-P-¿Son un mito los vínculos entre El País y la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría?

-El País necesita muchísimo al Gobierno porque el grupo necesita socios o vender activos y en su delicadísima situación el Gobierno es clave. Esto se nota en la información y se va a notar aún más.

-P-Trabajaste como Adjunto a la Dirección en Público. Se ha escrito mucho sobre el final de este periódico. ¿Qué ocurrió realmente? A veces se señala un punto de inflexión previo, cuando gradualmente fueron desapareciendo firmas «duras» (al estilo de Javier Ortiz o Carlos Taibo) y el periódico se fue escorando hacia un «zapaterismo» más o menos de izquierda. ¿Compartes este análisis?

-En mi opinión, Público fue el proyecto de un magnate para ensimismar a un presidente de Gobierno con mucho poder más allá del Gobierno con el fin de recibir muchos contratos. Cuando este presidente salió de escena, se bajó la persiana y a por otros. No comparto el segundo análisis. Ortiz dejó de publicar porque murió y Taibo, por lo que tengo entendido, se enojó por algo y dejó de enviar artículos.

-P-Recientemente se ha producido la defenestración de Pedro J Ramírez en la dirección de El Mundo. ¿Qué factores precipitaron su caída?

-Creo que la mano del Gobierno es clara, sobre todo en el ahogo financiero inducido por la retirada coordinada de la publicidad. Hoy ya molesta mucho menos a Rajoy y cada vez le irá molestando menos.

-P-Poco antes el grupo Godó se deshizo de José Antich, director de La Vanguardia.

-Godó es noble, Grande de España, y se plegó a la orden del Rey, muy enfadado por el papel del periódico conservador en el proceso soberanista. El nuevo director es su periodista de confianza en Cataluña desde hace décadas. Siempre hay excepciones, pero hoy el diario es aún más controlable por el poder.

-P-¿Cómo definirías la línea editorial de «La Sexta» y qué opinión te merecen programas como «El Intermedio»?

-De centroizquierda con un propietario del PP y vicepresidente del Banco Sabadell. El Intermedio es un programa estupendo que está en el límite de lo que puede hacerse en este canal.

-P-¿Observas diferencias entre los medios de Madrid y los de Barcelona?

-Ambos tienen los mismos tipos de problemas: la supeditación al poder de cada lugar y particularmente al sector financiero. La diferencia es de estilo: más estridente en Madrid, más pastelero en Barcelona.

-P-Por otro lado, ¿qué futuro le aguarda a la profesión/oficio del periodismo en una atmósfera de paro y precariedad?

-En los medios tradicionales, muy poca salida. Pero la información con alto valor de cambio tiene sentido también en una sociedad capitalista si la información es independiente y buena. Desde un punto de vista meramente capitalista, hay todo un mercado desocupado por conquistar.

-P-¿Ves diferentes maneras de funcionar y de entender el oficio entre el veterano periodista y el novel?

-Yo siempre aprendí de los veteranos. A mí me gusta el periodismo de antes, sin idealizarlo: su método, su perspectiva, su manera de vivir la profesión. La gracia es juntar ambos mundos bajo la maestría del veterano y así se aprendía antes el oficio. Pero han echado de las redacciones a los veteranos y ahora es más difícil.

-P-Por último, ¿qué opinión te merece el tratamiento que los medios españoles hacen de la realidad latinoamericana?

-Si la evolución del sector es la que describo, ello es una consecuencia lógica: basta con mirar la propiedad de los medios y ver qué intereses tienen, que son muy obvios.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.