En enero de 2016, a poco de asumir Macri en la Nación y Morales en Jujuy apresaron a Milagros Sala para que el Poder Judicial Jujeño, colonizado por la UCR y el PRO, armara causa tras causa para dejarla presa hasta hoy.
El Macrismo utilizó el Poder Judicial como una herramienta central de su política de dominación antidemocrática hasta pulverizar el Estado de Derecho. Los organismos de derechos humano reclamamos su reconquista desde Agosto de 2018.
Todavía está pendiente: la continuidad de la Corte Suprema, la continuidad de los Jueces de Comodoro Py y de casi todo el país, la lectura dogmática y parcializada, según las miradas clasistas, elitistas, sexistas y xenofabas que prevalecen en el Poder Judicial de todo el país, hacen que el sistema de administrar justicia en la Argentina no tenga nada que ver con la Justicia.
En la campaña electoral de los Fernández se prometió remover las cloacas de la democracia: los espías y los jueces corruptos y colonizados. Toda demora en promover la ampliación y renovación democrática de la Corte Suprema, del Consejo de la Magistratura y de todos los sistemas provinciales equivalentes, solo alienta al continuismo de un modelo de dominación que considera a los presos políticos como “desaparecidos” sociales y los pobres como seres sin derechos.
El acatamiento del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires a la orden de desalojo contra los pobladores de Guernica es una claudicación ética y política de la que se debe reponer de manera urgente. En diciembre de 2019, la Ministra Losardo prometió públicamente impulsar la denuncia de la Liga ante las Naciones Unidas sobre perdida de autonomía del Poder Judicial.
Es la hora de romper esa línea de subordinación que mantiene presa a Milagros y otros cuarenta presos políticos y permite que fascistas como Berni tomen protagonismo en la escena política. El peligro de un gobierno de seguridad nacional no es una exageración.
Los aplausos clamorosos de las derechas al Operativo Represivo muestran que a la hora de reprimir la derecha gana terreno y la democracia lo pierde.