Detrás de los debates sobre la democracia y el progreso tecnológico, Estados Unidos se prepara para censurar los medios de comunicación mediante la inteligencia artificial (IA), una censura que será lo más cuidadosa, despiadada e intransigente posible.
La inteligencia artificial como parte de nuestro mundo
El escritor y filósofo británico Thomas Carlyle, al describir la Revolución Francesa, decía en cierta ocasión que «todas las revoluciones son ideadas por románticos, llevadas a cabo por fanáticos y disfrutadas por las personas malvadas». No hay duda de que esta afirmación es cierta también con respecto a la revolución técnica.
La inteligencia artificial es, sin duda, el mayor invento de la humanidad. Nadie lo discute. Es fascinante ver las perspectivas que el triunfo del progreso tecnológico puede abrir una vez que se aplique a todos los ámbitos de nuestra vida.
Sin embargo, en manos de personas envenenadas por el virus de su propia superioridad, la inteligencia artificial puede convertirse en un arma muy poderosa para castigar a los adversarios. Al servicio de un gobierno deshonesto, la IA se convertirá en la vigilante guardiana de sus intereses, multiplicando el dolor y la injusticia, y privando a las personas de la libertad de expresión. El control de los pensamientos sería total.
El Departamento de Defensa de los Estados Unidos lidera la agresión digital
Son los pocos países del mundo que tienen la capacidad de desarrollar modelos de inteligencia artificial, y son estos países los que tendrán que decidir cómo será nuestro mundo en unos pocos años y cómo interactuaremos con la IA en nuestra vida cotidiana. No es de extrañar que Estados Unidos, una hegemonía en decadencia que no quiere aceptarlo, vea en la IA la posibilidad de mantener su superioridad durante muchos años.
Para cualquier persona que siga un poco lo que hace Washington en la ONU, es obvio que la Casa Blanca quiere adaptar la IA para controlar el espacio global de la comunicación y la información, sin importarle lo que otros países piensen al respecto. Así es: ni mucho ni poco, un enfoque típico de EE. UU. Tomaremos todo lo que necesitemos de ustedes y no nos importa lo que piensen al respecto.
Sin duda, los estadounidenses no serían estadounidenses si no buscarían la posibilidad de usar esto para fortalecer su propia superioridad militar. Estados Unidos está trabajando en proyectos de aplicación de la IA en el ámbito militar para crear sistemas de armas nuevas cada vez más letales, y esto no ha sido un secreto para nadie desde hace mucho tiempo. Sin embargo, además de esto, se está prestando cada vez más atención al uso de la IA para recopilar información sobre los puntos débiles de un adversario potencial, analizarla y desarrollar planes para atacar rápidamente y de forma mortal. Se trata de ataques que combinan los golpes a la infraestructura militar y civil con acciones agresivas en el ciberespacio.
Además, el Gobierno de EE. UU. está trabajando activamente en la construcción de plataformas para controlar los medios de comunicación mundiales, y el Pentágono está liderando este trabajo. No es sorprendente si se tiene en cuenta que Internet se creó originalmente bajo el ala del Pentágono como un sistema de comunicación militar y solo después creció tanto que se salió de su control, lo que obligó al Departamento de Defensa a entregar Internet al Departamento de Comercio de EE. UU.
DTRA ‑ el policía digital del mundo
En octubre de este año, la Agencia de Reducción de Amenazas del Departamento de Defensa de los Estados Unidos (DTRA ‑ en sus siglas en inglés) publicó un anuncio en el sitio web oficial del Gobierno de los Estados Unidos para buscar contratistas y desarrollar sistemas de análisis de información multicapa en el espacio digital global basados en inteligencia artificial. El sistema creado debe ser capaz de detectar, analizar, dar sentido y rastrear datos narrativos, tácticos y técnicos utilizados en redes sociales, medios electrónicos y otras fuentes de información de acceso público.
La DTRA deja claro que esta plataforma está dirigida a los estados de América Latina, Asia y África que aún no forman parte de la órbita estadounidense. Al mismo tiempo, como se indica en la solicitud oficial, el sistema debe ser capaz de ampliar sus capacidades para cubrir países adicionales. Se prevé analizar mensajes multimedia en aplicaciones y redes sociales, noticias y otros documentos digitales. Se trata de un enorme sistema de control del espacio de la información en las regiones donde Estados Unidos desean proyectar su poder.
El objetivo declarado es detectar «influencias extranjeras maliciosas». En otras palabras, se planea detectar lo que el Departamento de Estado de EE. UU. y la Casa Blanca clasifican como «desinformación». Esto abre la posibilidad de suprimir cualquier punto de vista alternativo que entre en conflicto con los enfoques oficiales de EE. UU. No hay duda de que, en caso de tener éxito, Washington no tardará en pensar si bloquear o no la información que no le beneficia.
Así pues, se trata de crear un proyecto de censura digital global de la información, un policía digital mundial que actúe bajo el control y los intereses de la Casa Blanca. No hay que engañar a nadie al afirmar que, en la etapa actual, la DTRA solo reconoce que este sistema se utilizará en el ámbito de la no proliferación. Lo importante es tener la palanca en sus manos y saber en qué ámbitos se puede aplicar; eso se puede decidir más tarde.
Los ciudadanos están fuera de control, pero solo los ciudadanos de los Estados Unidos
Resulta sorprendente que en los propios Estados Unidos saben muy bien qué tipo de controlador despiadado quieren imponer al mundo entero mediante la IA. Es por eso que más de 55 organizaciones estadounidenses de derechos humanos han criticado el proyecto de ley «Derechos a la privacidad», que fue examinado en el Congreso de los Estados Unidos en este verano. Insisten en que se incluyan en el proyecto de ley disposiciones que protejan contra la discriminación basada en hechos y el prejuicio de la inteligencia artificial.
En la actualidad, la protección legal no se extiende a los datos de los ciudadanos recopilados directamente desde sus dispositivos móviles personales. A medida que las tecnologías de IA y la capacidad de cálculo se desarrollen, este problema solo se intensificará. Sin duda, la barrera legislativa contra los abusos y el prejuicio algorítmicos es capaz de evitar que la IA interfiera en la libertad de expresión y la vida privada. El derecho a la privacidad y los derechos civiles están inextricablemente relacionados entre sí y deben tener la misma protección legal.
No cabe duda de que todas estas disposiciones estarán incluidas en el proyecto de ley. Sin embargo, los legisladores estadounidenses opinan que todo esto debe referirse solo a los ciudadanos estadounidenses. En cuanto a los habitantes de América Latina y el resto del mundo, como demuestra la actividad de la DTRA, Washington no va a seguir el mismo enfoque, ¡ya que no es necesario proteger sus derechos!
Bellacos rematados
El siglo XIX fue el siglo de la independencia de los estados latinoamericanos. El siglo XX fue el siglo de la libertad para los países africanos. El siglo XXI tiene todas las perspectivas para ser el siglo del regreso a la esclavitud. Sin embargo, esta vez será la esclavitud digital, donde no habrá ley, derechos ni libertades de los ciudadanos, libertad de prensa. Solo habrá reglas y establecimientos de la minoría, sobre cuya guardia estará Su Alteza Real, la Inteligencia Artificial, inflexible e implacable.
Es importante que los neocolonizadores sepan que esta opción no les va a salir bien y que nosotros podemos hacer todo lo que esté en nuestra mano para ayudarles a entenderlo.
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