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Cómo los medios rompen sus propias reglas para ocultar las atrocidades de Israel

Fuentes: Open Sbustack.

Traducido del inglés por Marwan Pérez para Rebelión

El ciclo de noticias tiene unas reglas que todo periodista principiante debe de conocer y aplicar. Cuando los medios deciden romperlas, puede estar seguro de que es por razones completamente no periodísticas

Se puede decir mucho sobre la forma en que los medios eligen cubrir una noticia, y por los hechos que deciden enfatizar en un titular. Y se puede decir aún más por el hecho de que en ciertos temas los medios eligen sistemáticamente romper las reglas más básicas para recoger una noticias, los principios más elementales que se enseñan a todos los periodistas jóvenes.

Por lo general, en el periodismo, los reporteros intentan extraer tanto «valor» noticioso de una historia como puedan. Eso significa que a menudo hay una fórmula escondida detrás de la cobertura.

Cuando las noticias llegan por primera vez, se gestionan como lo que llamamos “noticias de última hora». Es el primer borrador del evento, que contiene información esencia que permite entenderla lo mejor posible en el momento del informe.

Aquí hay un ejemplo de un posible titular de una noticia de última hora: «Dos muertos y más de 40 heridos al descarrilar el tren de Londres a Brighton».

Más tarde, el mismo evento noticioso sigue su ciclo, y se vuelve a maquetar con lo que se llama un «seguimiento«. Una vez que se dispone de más información y se pueden corregir los errores, o bien porque con más tiempo se puede señalar a los directamente involucrados, o existe la posibilidad de presentar un ángulo diferente o más interesante sobre la misma historia.

Aquí está el titular con un posible seguimiento: «Según los informes, el conductor del tren tuvo un ataque al corazón antes del descarrilamiento fatal del tren«.

Pero hay casos en los que el orden natural del ciclo de noticias se interrumpe, y cuando lo hace, es totalmente probable que las razones sean no periodísticas. Israel es un gran ejemplo de romper todas las reglas a seguir en la recogida de noticias.

La primera lección que se enseña a todo periodista principiante es que siempre que sea posible, debe proporcionar al lector el «quién, qué, cuándo, dónde, por qué y cómo» de la historia.

No sería el primero en señalar que frecuentemente los medios de comunicación se olvidan en los titulares mencionar el primero de esos puntos, «¿Quién?», y si la parte responsable es Israel y está cometiendo crímenes de guerra indiscutibles, esta omisión se convierte en norma.  Llevamos ya dos completos de titulares deshonestos, diseñados para ocultar el papel de Israel en la perpetración sistemática de atrocidades que equivalen a genocidio.

Pero quiero resaltar otro elemento menos percibido en la perversa cobertura de los medios sobre Israel: sesgar de manera regular el ciclo de la noticia. Con demasiada frecuencia, los medios simplemente se saltan “la noticia de última hora” y pasan directamente la fase de seguimiento.

A estas alturas, es posible que el lector pueda adivinar por qué: una “noticia de última hora” presenta los hechos esenciales, y no permiten disfrazar los crímenes de Israel. Al pasar directamente a la fase de seguimiento, los medios de comunicación pueden introducir una justificación de Israel, por absurda que sea, de manera que sus crímenes de guerra -que están aconteciendo en ese mismo momento- no capten la atención de la audiencia, evitando la fase de “noticia de última hora”.

Tomemos como ejemplo el ataque israelí del mes pasado contra el hospital Nasser en Khan Younis, el único hospital que sigue funcionando parcialmente en Gaza, después de que Israel dejara aniquilados docenas de otros. El ataque mató a decenas de periodistas y personal de emergencia.

Los medios de comunicación enmarcaron el ataque de Israel contra un hospital (edificio protegido) y el asesinato de civiles como potencialmente justificado, al publicitar una ridícula afirmación israelí al menos a tres niveles de análisis:

Primero, Israel afirmó que estaba apuntando a una cámara de un balcón exterior, y que suponía una amenaza tan grande e inmediata que necesitaba atacar con misiles a todo el hospital Nasser para destruirla.

En segundo lugar, Israel afirmó que la cámara estaba siendo utilizada por Hamas, a pesar de que pertenecía a un periodista de Reuters y en realidad estaba siendo utilizada por Reuters para una transmisión en vivo en el momento en que Israel lo destruyó todo.

Y en tercer lugar, Israel afirmó que la única forma de desactivar dicha cámara era bombardeando el hospital con una serie de ataques con misiles que mataron a periodistas y trabajadores de emergencia, mientras acudían a ayudar a los muertos y heridos en el ataque inicial que había destruido la cámara.

El problema con la cobertura de la noticia era mucho más profundo que los increíbles niveles de credulidad que mostraron todos los y las periodistas al informar que fue «la cámara» la justificación de los crímenes de Israel.

Los medios tuvieron que pervertir el ciclo normal de noticias al no informar sobre el ataque al hospital como una noticia de última hora. En cambio, los medios pasaron directamente al seguimiento, en el que se permitió a Israel poner en primer plano su «negación» de atrocidades con la historia de la cámara.

En gran parte, los medios de comunicación pudieron hacer esto solo porque Israel, que sabe muy bien cómo manipular el ciclo de noticias especialmente cuando los medios están tan listos para difundir su desinformación, tenía sus excusas articuladas desde el comienzo del ataque. Eso por sí solo debería haber hecho sonar las alarmas de cualquier periodista de verdad.

Pero además, los principales medios de comunicación eligieron como seguimiento la ridícula justificación de Israel para un ataque ilegal contra el hospital: la pista falsa de la cámara. Si estuvieran haciendo su trabajo correctamente, estos medios podrían haber elegido hacer un seguimiento completamente diferente. Podrían haber tomado testimonio de expertos y testigos en el terreno para mostrar todas las mentiras de Israel.

El objetivo era distorsionar la comprensión de la audiencia. De una noticia de última hora –el ataque de Israel a un hospital en violación del derecho internacional para matar a periodistas y trabajadores de emergencia– se pasó a una manipulación que garantizara que Israel no perdiera ninguna simpatía de la audiencia.

El papel de los medios de comunicación en el apoyo a Israel, frente a todas las pruebas de sus crímenes, ha sido absolutamente esencial para allanar el camino, en los últimos dos años, hacia el genocidio.

Una vez entendemos cómo los medios pervierten el ciclo normal de noticias cuando sirve a propósitos políticos más amplios, la extraña presentación de otros eventos comienza a tener más sentido. Por ejemplo, la cobertura mínima de la detención de George Galloway, ex diputado y líder de un partido político del Reino Unido, en el aeropuerto de Gatwick el fin de semana pasado, por parte de la policía bajo leyes draconianas contra el terrorismo. A Galloway también le confiscaron sus dispositivos electrónicos.

Su detención por sí sola debería haber sido una gran noticia. Pero también había mucho «valor» noticioso adicional. La historia estaba más que madura para el seguimiento, dada la franqueza de Galloway sobre Israel y su genocidio en Gaza. Los enormes esfuerzos del gobierno de Starmer para silenciar la disidencia en Gaza, como son los abusos del gobierno de las leyes antiterroristas para proscribir por primera vez en la historia británica al grupo de acción directa Palestine Action, que ha estado atacando fábricas de armas en el Reino Unido – como la de la empresa israelí Elbit- que suministra a Israel las herramientas para llevar a cabo el genocidio de Gaza.

Si el gobierno ruso detuviera y confiscara los dispositivos electrónicos de un ex diputado crítico con las políticas de Putin en Ucrania, todos sabemos cómo los medios británicos cubrirían esa historia. Habría un seguimiento interminable del creciente y despiadado autoritarismo de Putin, de la lucha de los críticos por hablar abiertamente sobre los acontecimientos en Ucrania, de la necesidad de más sanciones a Rusia, etc.

Contrasta eso con la cobertura de la persecución de Galloway, que se produce a raíz de un número creciente de arrestos e investigaciones de periodistas y abogados bajo las mismas leyes antiterroristas después de que hayan criticado la complicidad del gobierno de Starmer en el genocidio de Gaza.

Nótese que dos días después la falta de la fase de seguimiento en los medios británicos sobre la detención de Galloway. Los medios han informado de la “noticia de última hora”, donde los titulares conectan a Galloway con el «terrorismo», pero no han emitido la noticia de seguimiento,  cuyos titulares podrían mencionar la extralimitación autoritaria del estado de seguridad británico supervisado por Starmer.

En este caso, la noticia de última hora sirve a los intereses del establishment británico para vilipendiar implícitamente a Galloway, sin necesidad de hacer la fase de seguimiento. Dicho seguimiento tendría que proporcionar una justificación para detener a Galloway bajo leyes antiterroristas que, podemos inferir, no existen, o cuestionar la narrativa del gobierno para justificar su persecución de los disidentes del régimen.

Paradójicamente, el único medio que ha ofrecido un seguimiento, como se muestra en la captura de pantalla anterior de una búsqueda en Google a última hora de esta tarde, fue el del medio israelí de derecha The Jerusalem Post. De manera única, su titular señala “Intimidación políticamente motivada: George Galloway supuestamente detenido en el aeropuerto de Gatwick», titular que los medios británicos están cuidadosamente evitando.

Los medios no están informando sobre las noticias. Están dando forma a las noticias para moldear nuestras mentes, nuestras percepciones, nuestras simpatías.

Hasta que no comprendamos ese simple hecho, continuaremos animando a aquellos cuyo único objetivo es seguir oprimiendo y enriqueciéndose.

Fuente original: https://open.substack.com/pub/jonathancook/p/how-the-media-tears-up-its-own-rulebook?utm_campaign=post&utm_medium=email

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.