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Habla la Defensora del Niño amenazada en Neuquén

«A la violencia se le opone la palabra»

Fuentes: Rebelión

La titular de la Defensoría del Niño y el Adolescente de Neuquén, Nara Osés, cumplió el pasado 7 de marzo 16 años de trabajo -los mismos que el organismo que hoy encabeza- en el área de los menores de su provincia de nacimiento: Neuquén. Y este aniversario la sorprende por primera vez en su vida […]

La titular de la Defensoría del Niño y el Adolescente de Neuquén, Nara Osés, cumplió el pasado 7 de marzo 16 años de trabajo -los mismos que el organismo que hoy encabeza- en el área de los menores de su provincia de nacimiento: Neuquén. Y este aniversario la sorprende por primera vez en su vida teniendo que soportar desde hace tiempo una fuerte embestida en su contra por parte de altos funcionarios de la administración del gobernador Jorge Sobisch. Pero los hechos han ido mucho más allá: esta semana, vía telefónica, fue amenazada de muerte junto a su adjunta en la Defensoría, la abogada Edith Galarza. A Nara Osés la entrevistamos en su domicilio, donde pudimos constatar la presencia de un móvil policial que la custodia día y noche por orden del ministro de Seguridad provincial Luis Manganaro.

-¿Tiene miedo que le pase algo a usted y a su familia?

«Tengo preocupación. Por mi familia y las familias de la gente que trabaja conmigo. Por mis compañeras y compañeros. Preocupación por lo que le pasa al Poder Judicial (de Neuquén), ya que no dejo de contextualizar todo lo que nos está pasando con lo que le sucede al fiscal (Ricardo) Mendaña con el absurdo de ese juicio político, de ese jury al cual lo están sometiendo en este momento. Así que mi preocupación es personal y familiar, del trabajo y como ciudadana de la provincia de Neuquén».

-¿Qué es «todo lo que nos está pasando»?

«Si tenemos que poner un comienzo, fue en enero del 2004 cuando el ministro (Luis) Manganaro comenzó una embestida pública contra la Defensoría al ordenarnos la supresión de la patria potestad a los padres de unos chicos que los habían llevado a vivir a una toma frente a sus casas. Esa orden nosotros no la acatamos por considerarla violatoria de los derechos de los chicos y que esa no es la línea de la Convención de los Derechos del Niño. Ya en ese momento nos llamó la atención la agresividad por parte del ministro. Luego, en junio, Manganaro empieza con su idea que hay que cambiar la Ley de Protección al Menor -la 2302- afirmando que los chicos que cometen delitos tienen que poder ir presos. A eso nuestra respuesta fue que eso no estaba bien. Entonces en agosto el ministro presenta su proyecto de reformar la 2302, formalizando la posibilidad de encarcelar a chicos que cometen contravenciones, siguiendo la línea y el argumento de «dar seguridad». Pero lo más grave es que según esa reforma se disuelve la Defensoría del Niño, transformándola en un organismo absolutamente diferente, imaginando un organismo extrapoder, que tiene que rendir cuentas y pedirle su presupuesto al Poder Ejecutivo de manera tal que no va a tener ningún tipo de libertad para trabajar. Y que también se haría cargo de los tratamientos a los menores. Es decir, una Defensoría como la nuestra, que no tiene que ver con los delitos y la seguridad, es absolutamente desarmada. Fue allí que la gente salió a defender la ley y nuestro trabajo. Y si desde muchísimos sectores salieron a la calle en la defensa de lo que creyeron justo, ¿cómo no vamos a salir nosotros a defender lo que también consideramos justo?».

– ¿Usted nunca habló con el ministro de Seguridad Luis Manganaro?

«No. No lo conozco. En general los contactos de la Defensoría suelen ser con un segundo o tercer nivel de decisión, más con funcionarios de Educación y Salud. Pero al ministro de Seguridad actual no lo conozco».

-Ante las amenazas de muerte a usted, que es una funcionaria judicial de gobierno ¿qué piensa del silencio del Poder Judicial?

«Para mí el silencio siempre ante hechos de violencia es una actitud no recomendada. Porque a la violencia se le opone la palabra. Si el Tribunal (Superior de Justicia) no puede decir nada, quizá me cuesta imaginar qué es lo que piensa. Quizás no me creen o piensan que las llamadas no han existido. Son conjeturas mías…. Quizás nos creen pero como somos vistas como personas «opositoras» no se nos acercan. Cualquiera sea la razón, creo que es un error institucional muy grande mantenerse en silencio ante lo que está pasando».

-¿Pensó en renunciar en alguno de estos días?

«Sí… (silencio). Pero tanto mi padre como mi esposo me dijeron que a uno no lo echan así porque sí. Yo quiero este lugar y decidí que yo no me voy a ir. Para mí es un privilegio este trabajo. Yo no lo voy a dejar. Y como dicen las Madres (de Plaza de Mayo), en la Defensoría nos decimos:»Ni un paso atrás» porque estamos haciendo lo que hay que hacer. Y por último, una consigna que tomó el Foro en Defensa de la ley de Protección al Niño: «la 2302 no se reforma sino que se cumple».