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Demagogia de alta intensidad

Ahora la virtualidad pasa a ser excepción y la presencialidad es regla

Fuentes: Alainet

Los esfuerzos deben tender a garantizar acceso masivo a dispositivos tecnológicos con fines educativos, así como a conectividad, priorizando a los sectores más vulnerados.

Ponerlo en términos de presencialidad sí o no oscurece mucho más de lo que aclara. Esa disyuntiva es solo alimento para el panelismo televisivo que, si te descuidas, tiene ambiciones de gobierno.

Es muy cierto que la pandemia y el modo de afrontarla en 2020 nos trae efectos negativos, en lo social, y en lo personal. Y la planificación estratégica de gobiernos, supervisores y equipos directivos de escuelas debe estar abocada a un retorno a la presencialidad. El asunto no es la discusión por el retorno, sino la manera de concretarlo, y mucho más cuando existen quienes quieren resolver los efectos negativos con una desmesura que alienta efectos irreparables.

Afirmar, sin titubeos, que la virtualidad pasa a ser excepción y la presencialidad una regla es pura demagogia. No hay evidencias rigurosas de carácter médico, pedagógico o político para afirmarlo, lo que parece orientar dicha aseveración tiene que ver más con adueñarse del deseo y perder la razón.

Con más responsabilidad que la gente de a pie, quienes asumen compromisos políticos, pedagógicos o institucionales no pueden anteponer el deseo individual al bienestar colectivo, por más que deban transmitir decisiones antipáticas o que gozan de mala prensa.

Debe planearse una presencialidad que se ajuste a las condiciones edilicias, de higiene, de los equipos docentes y que sea en forma gradual, atendiendo en tiempo y forma la relación riesgo- beneficio.

Los esfuerzos deben tender, por un lado, a garantizar acceso masivo a dispositivos tecnológicos con fines educativos, así como a conectividad, priorizando a los sectores más vulnerados. Son dos fuentes prioritarias para garantizar el cumplimiento de la ley 26206 y el derecho social a la educación. Por otro lado, deben desarrollarse planes y estrategias hacia la presencialidad, evaluando cada contexto y destinando recursos materiales para ir concretando un avance que vaya minimizando riesgos y asegurando beneficios.

Para finalizar, como bien nos recuerda el gran ministro Alberto Sileoni, lxs docentes debemos recordar (y enseñar) lo que la sociedad tiende a olvidar: hubo un tiempo en que quisieron reemplazar docentes por voluntarios. Hoy quien preside el partido de oposición más fuerte amenaza a la docencia que no se disciplina y propone casi lo mismo, mostrando su desprecio hacia quienes enseñamos, queriendo demostrar cierto privilegio en los docentes del que no gozaron personal de salud y seguridad. Sra de apellido depredador y de lujoso patio, no había horizonte de vacuna en aquel momento. Cuando se comienza a vacunar se empieza por quienes tienen responsabilidad sobre muchas personas. Quien ha sido responsable de la represión a la docencia en el congreso en 2016 quiere subirse al personaje de una Thatcher criolla, convirtiendo a los sindicatos en responsables del no retorno a presencialidad. La Thatcher argenta desprecia la condición de trabajador/a que enaltece a un/a docente, y sabe que erosionando a la organización sindical debilita la conquista de derechos y condiciones dignas de la profesión, alentando el gobierno de mercado. Por supuesto que los gremios cometen errores, así como los gobiernos y cualquiera que tome decisiones, pero no nos confundamos. El neoliberalismo de la Thatcher argenta es una versión doméstica de una depredación mundializada, que se disfraza de república pero quiere democracias de repostería, domesticación bolsonarizada. Quieren hacer responsable de los problemas a los sindicatos, y por tanto quebrar la digna y necesaria identificación docente- trabajador/a. Lo mismo que vienen haciendo con lxs pibes que no pueden con la escuela, que repiten o abandonan. Con carpa o de frente mantecol los terminan haciendo responsables de su propio “fracaso” invisibilizando las condiciones que hicieron que llegara hasta allí.

Gabriel Brener es Especialista en Gestión y Conducción del Sistema Educativo (FLACSO). Licenciado en Ciencias de la Educación (UBA). Profesor de Enseñanza Primaria (Normal Nº 4). Profesor en distintas universidades (UBA, UNaHur) y en el Instituto Superior del Profesorado Joaquín V. González(ISPJVG). Trabaja en asesoría y formación de docentes y equipos directivos. Fue subsecretario de Educación del Ministerio de Educación de la Nación (2013-2015). Hace casi dos décadas trabaja en torno al diseño, docencia y tutoría en entornos virtuales en la formación de nivel superior y de postgrado.

Fuente: https://www.alainet.org/es/articulo/210657