La inauguración de las perforaciones en Chubut y los anuncios locales de exploraciones para la extracción de gas no convencional, por el método de fractura hidráulica; abren una época de pérdida (de recursos, soberanía y salud ambiental) sin precedentes para la provincia. «Queremos ir por todo, por el convencional y por el no convencional, con […]
La inauguración de las perforaciones en Chubut y los anuncios locales de exploraciones para la extracción de gas no convencional, por el método de fractura hidráulica; abren una época de pérdida (de recursos, soberanía y salud ambiental) sin precedentes para la provincia. «Queremos ir por todo, por el convencional y por el no convencional, con toda la fuerza…«, dijo la presidenta de la nación en Comodoro Rivadavia, en ocasión de inaugurar la exploración de petróleo no convencional («shale oil») en Chubut. Esta provincia, se suma ahora a las de Neuquén y Santa Cruz, donde el «fracking» ya se estaba desarrollando.
«Fracking»
El método, según la propia presidenta CFK, fue «importado de Estados Unidos«. Allí, en varios Estados ya lo prohibieron, así como lo hicieron distintos países europeos; todos como respuesta a la movilización ciudadana y popular en contra de sus efectos. Según señala el militante ambiental Jorge Daneri en Análisis Digital, su implantación en Entre Ríos «sin ejercicio de ningún tipo de consulta popular, debate ciudadano y menos estudios serios sobre las consecuencias socioambientales de la explotación del gas no convencional por debajo del sistema denominado Acuífero Guaraní (…) presenta una propuesta política y técnica equivalente a varias represas hidroeléctricas como la de Salto Grande e incluso Paraná Medio, o decenas de mega plantas de celulosa sobre nuestros ríos, como Botnia o ENCE, en cuanto a la dimensión de los impactos socioambientales negativos.»
En efecto, el proceso fracturación hidráulica es casi imposible de controlar. El mismo implica la realización decenas de pozos de perforación vertical y luego horizontal, con detonaciones a más de 3.000 metros de profundidad, así como la inyección a presión de más de 30 millones de litros de agua dulce (más de 1.500 camiones) con más de 600 químicos (muchos de ellos probadamente cancerígenos) en cada perforación. Son inestimables los riesgos de filtraciones de metano y metales pesados hacia los acuíferos profundos (en las explosiones) y hacia las napas y los acuíferos superiores (en las filtraciones del reflujo de agua -50, 60%- que es «secada» a cielo abierto, lo que también implica riesgos de derrames y emanaciones con alto nivel de radiación).
Pero la contaminación a escalas incalculables de agua, tierra y aire (con consecuencias imprevisibles para el acuífero guaraní) no son todos los posibles efectos ambientales. La continuidad de múltiples perforaciones, justamente buscando provocar «rajaduras» en el subsuelo de nuestra provincia, también puede motivar temblores de tierra y terremotos. De hecho, estudios realizados (por agencias no gubernamentales pero también por las oficiales) en Estados Unidos observaron que el promedio de terremotos ha aumentado desde los 20 temblores al año a 50 en 2009, 87 en 2011 y más de 130 en 2012. En Ohoio, Arkansas, Texas y otros estados de EEUU, ese fue el motivo que llevó a suspender o prohibir la búsqueda de gas no convencional por el método de fractura hidráulica. Denuncias similares se registran en provincias de España, como Jaén.
No es sólo un delito ambiental
Desde ya, el crimen planificado para Entre Ríos y en marcha ya en tres provincias argentinas, no es sólo contra nuestro ecosistema, aquél del que nuestras vidas forman parte. También están amenazados la soberanía nacional, el federalismo, los recursos de los argentinos y la matriz productiva de la provincia.
¿Seguiremos expulsando familias del campo (el último censo nacional demuestra que el proceso en la provincia se ha acentuado), aniquilando chacras, ahorcando campesinos; en este caso de la mano de la contaminación de las napas y del aire? ¿Seguiremos defendiendo la «soberanía nacional» entregándole nuestros recursos naturales a las megaempresas chinas, yanquis e inglesas (Urribarri en persona fue a Londres a negociar mientras el clima diplomático estaba tenso por la disputa por nuestras islas Malvinas) para que hagan en nuestro país lo que les prohíben en los propios, y que además se la sigan llevando «en pala»? ¿Seguiremos apostando al «trabajo» habilitando negociados que cierran más puestos que los que generan? ¿Permitiremos que CFK venga a Entre Ríos a decir «equipo perfore» y «vamos por todo«, siendo que Urribarri nunca habló en campaña -o sea, hace un año- de este megaproyecto que por lo visto ya estaba cocinado?
Las dos orillas en Entre Ríos
Así es que en Entre Ríos, como en tantas otras ocasiones, se abre una brecha y no hay medias tintas. Oficialistas, opositores, dubitativos, matizados, todos lo saben: o se está a favor o se está en contra del fracking. No hay (como no lo había con Botnia, y todos lo sabían en Gualeguaychú) «explotación controlada». No hay «exploración ecológica». Está la bandera de la vida para todos o la bandera del negocio para unos pocos.
El gobierno, que tiene mayoría absoluta en senadores y diputados, sabe que allí puede avanzar sin problemas (independientemente de los debates que puedan dar diputados como la socialista Ma. Emma Bargagna, que está militando contra esta iniciativa). La ley 15.831 y el decreto 1.169 de gobernación, así lo demuestran.
Lo que sabe también el gobierno es que lo que no existe en Entre Ríos para este tipo de emprendimientos es la licencia social. La asamblea ciudadana y multisectorial por «Entre Ríos Libre de Fracking» crece en cantidad y diversidad de integrantes. Desde vecinos que se arriman porque recibieron algún volante, firmaron un petitorio o escucharon de sus reuniones (en AGMER Paraná, Federación, Tala, Villaguay, en escuelas y plazas, entre otros lugares), hasta militantes de organizaciones sociales, sindicales, estudiantiles y políticas; se integran al debate y la participación.
Una vez más, el pueblo entrerriano está llamado a defender su suelo, su vida y su soberanía (popular, federal y nacional), caminando en la vereda de enfrente a la que caminan sus gobiernos. Hay historia, hay experiencia, hay antecedentes. Habrá que pasar en limpio los aciertos y errores o límites de luchas como las aún vigentes, contra Botnia, y las pasadas, contra el Paraná Medio. La información veraz y la movilización, así como el debate democrático y en asamblea, serán indispensables. Todo lo demás, habrá que ir viéndolo en el camino. Y esto recién está empezando…