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Arcadas y vómitos tras un esperable editorial de «El País»

Fuentes: Rebelión

«Lágrimas de Monedero» es el título de uno de los editoriales del País-tuis del miércoles 19 de noviembre. «El dirigente de Podemos dirigió a Chávez una loa de gran intensidad dramática» es el subtítulo. Esperable, nada nuevo en la ciénaga. Son los «exquisitos» intelectuales orgánicos del Régimen en descomposición. Atacan cuando ven algún peligro. Antes, […]

«Lágrimas de Monedero» es el título de uno de los editoriales del País-tuis del miércoles 19 de noviembre. «El dirigente de Podemos dirigió a Chávez una loa de gran intensidad dramática» es el subtítulo.

Esperable, nada nuevo en la ciénaga. Son los «exquisitos» intelectuales orgánicos del Régimen en descomposición. Atacan cuando ven algún peligro.

Antes, algunos de esos sublimes textos, los escribía Javier Pradera. ¿Quién habrá sido el autor en este caso? ¿Don Cebrián fondos-buitre, el que despide sin piedad a cientos de trabajadores? ¿El actual director, un ejecutivo de la extrema derecha neoliberal sin ningún escrúpulo en su servil curriculum?

Tanta da, que les den. El texto del editorial:

Una de las primeras cosas que deberían aprender los políticos, estén en el Gobierno o en la oposición, o aspiren a estar en alguno de estos dos banquillos («banquillos» es término que no debería pasar desapercibido), se apunta en el tono sabiondillo y arrogante al que los tienen acostumbrados (¡para cuándo por favor un diario de izquierda, de centroizquierda… o incluso de mini-izquierda) «es que los medios de comunicación ponen la lupa sobre todo lo que hacen o dicen». Ellos son un buen ejemplo cuando les interesa, cuando son «políticos» insumisos, de los de tocar y hundir.

Prosiguen. En la era de Internet la información fluye a toda velocidad, el enunciado es prodigioso por su originalidad, «y no es fácil para nadie -y menos aún para un político- escapar de sus palabras». Esto, afirman, lo saben particularmente los que más uso hacen de las redes sociales y ellos, también ellos, que buscan y rastrean donde sea necesario. Podemos aplicar su misma moneda: busquen en la red las falsas fotografías publicadas sin pudor por el exquisito País de un Chávez moribundo.

Más por supuesto. Dice Juan Carlos Monedero, uno de los principales ideólogos de Podemos en opinión del País que sabe de todo y todo, «que los artículos editoriales de El PAÍS son tan «entrañables» que le hacen llorar tanto como el anuncio de la Lotería. «Aunque los dos mientan», remataba en su cuenta de Twitter». ¡Monedero se ha atrevido a meterse con ellos, con la voz del Régimen en descomposición! ¡La que le espera! Han tomado nota.

En los 140 caracteres de un tuit, prosigue el editorial, «no caben detalles que permitan comprender cómo ha llegado a tal conclusión». El razonamiento es fácil, es casi inmediato, de primer curso de teoría de la argumentación. ¡Basta leerles dos días!

Luego viene el golpe: «Quizá necesitaría, al menos, 140 palabras, que son las que le dedicó a Hugo Chávez para darle ánimos durante los días más duros de la larga enfermedad que le llevó a la muerte». ¡Vaya por Dios, faltaba Chávez! ¡Por la misma senda que la señora condesa, doña Esperanza Aguirre, o Indra el gran periodista de la investigación! ¡No tienen escrúpulos! ¡Sin perdón, sin piedad, sin límites! ¡Qué les importa a ellos que el presidente venezolano esté muerto o vivo! ¡Qué les importa a estos distinguidos intelectuales orgánicos cometer una de las falacias ad hominem más elementales, una falacia que haría enrojecer a un estudiante de 3º de ESO! ¡Golpe bajo, bajísimo, y adelante, no pasa nada! ¡Todo vale! ¡Contra ellos, contra Monedero, contra Podemos, contra cualquiera que intente combatir contra la nueva Restauración borbónica que ha contado con su diseño y apoyo!

El texto reproducido de Juan Carlos Monedero sobre Chávez que yo no he podido comprobar (piensen el momento en que pudo ser escrito):

«He amanecido con un Orinoco triste paseándose por mis ojos. Querer a Chávez nos hace tan humanos, tan fuertes. Chávez en la señora que limpia, Chávez en el señor que vende periódicos a la entrada del metro, Chávez de la empleada de la tienda, Chávez del vendedor de helados, Chávez de la abuela que ahora ve y de la que ahora tiene vivienda, Chávez de la esquina caliente de Caracas y de la lonja de pescadores de Choroní, Chávez de la poesía rescatada, de los negros rescatados, de los indios rescatados, Chávez de lo que hoy es posible en América y que hace 20 años era imposible. He amanecido con un Orinoco triste paseándose por mis ojos y no se me quita. Fuerza Hugo. Aguanta. Aguanta para ayudarnos a quitarnos este miedo de la soledad de 100 años. Aguanta presidente. Aguanta».

Aguantó todo lo que pudo. ¿Algún problema con el texto? Yo lo suscribo, yo también soy Monedero. ¿Qué pasa?, ¿pasa algo?

Resulta difícil encontrar loas de tal intensidad dramática o comentarios tan lacrimógenos sobre un líder, escupe sin pudor el editorial y el o los editorialistas. Lo de menos, señalan sabiendo que no es lo de menos, «es que este sentido homenaje a Chávez muestre a las claras cuáles son los referentes de uno de los fundadores de Podemos». ¿Los referentes? Será un referente. Por lo demás, ¿qué problema poliético hay en loar sin ceguera y en un texto político-literario la figura de un presidente admirado a punto de fallecer?

Luego viene el cinismo antihumanista, sarcástico y burlón en su grado máximo del escrito: «Lo entrañable es que revela que en todo político hay sitio para un corazón emocionado». ¡Entrañable! ¡Qué sabrán ellos de eso! ¡Y pensar qué gentuza así orienta la documentación y reflexión de millones de personas en nuestro país en otros países del mundo! ¡Qué asco!

Pero, ¿qué es lo que hay detrás del escrito? Elemental querido Watson: un nihilismo poliético al servicio de las peores causas que sólo entiende de intereses, beneficios y acumulación de capital y una convicción que corre por sus venas y arterias: Podemos es un peligro, no es una organización domesticable, puede hacer tambalear, con otras fuerzas políticas, el chiringuito que hemos montado. ¡A por ellos, han concluido; a por ellos, han gritado y no pararán de gritar!

Sea cual sean nuestra opción política, sea cual sea nuestra opinión de Podemos, ¿vamos a permitírselo? ¿De verdad?

Un texto de Manuel Sacristán de 1963, de «La veracidad de Goethe» puede ayudarnos a entender «las entrañas» de esas gentes nada entrañables:

(…) no hace falta mucho más para comprender por qué el autor del Werther... llegó a ser consejero secreto a secas, luego noble, presidente del consejo y por último, parásito oficial del ducado, sin obligación siquiera de asistencia a las deliberaciones del gabinete. Pero si todavía se quiere una veracidad más brutal se encontrará en la conversación del viejo Goethe con Soret. Éste se permite decir que si Goethe viviera en Inglaterra lucharía, como Bentham, para la supresión de los abusos sociales. Goethe le interrumpe. «Pero, ¿por quién me toma usted? ¿Que yo tendría que buscar los abusos y descubrirlos y hacerlos públicos? ¿Yo, que en Inglaterra habría vivido de esos abusos? Si yo hubiera nacido en Inglaterra, habría sido un rico duque, o mejor aún, un obispo con unas rentas anuales de treinta mil libras esterlinas». Tras esta declaración, nadie puede llamarse a engaño si se ha tomado en serio, como honesta sentencia (y no como lo que es: terror ante la noticia de la decapitación de Luis Capeto) la «profunda» observación de Goethe en el Carnaval Romano -precisamente el Miércoles de Ceniza para mayor ambientación-, según la cual, «la libertad y la igualdad no pueden disfrutarse sino en el torbellino de la locura».

¿Por quién les hemos tomado?

Notas:

[1] http://elpais.com/elpais/2014/11/18/opinion/1416334688_180700.html

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.