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Después de tres décadas del golpe de Estado

Aún hay quien niega el genocidio

Fuentes: La Arena

Los organismos de derechos humanos y partidos políticos democráticos ya comenzaron sus reuniones con vistas a la conmemoración crítica de los 31 años del golpe de Estado. Y los defensores del terrorismo de Estado, también están en lo suyo, en minoría. Las organizaciones sociales y políticas suelen dejar para el último minuto la decisión sobre […]

Los organismos de derechos humanos y partidos políticos democráticos ya comenzaron sus reuniones con vistas a la conmemoración crítica de los 31 años del golpe de Estado. Y los defensores del terrorismo de Estado, también están en lo suyo, en minoría.

Las organizaciones sociales y políticas suelen dejar para el último minuto la decisión sobre iniciativas, perdiendo el tiempo y dando razón a la reconvención unamuniana de «argentinos a las cosas».

Pero en cuanto a los aniversarios del golpe del 24 de marzo de 1976, la planificación está comenzando con mucha antelación. Esta semana se hicieron reuniones por separado de dos bloques de organismos de derechos humanos, que organizan una marcha y acto para cuando se cumplan treinta y un años de la infausta jornada.

De un lado se dieron cita los integrantes del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, y del otro Madres Línea Fundadora, Abuelas de Plaza de Mayo, Familiares, etc. Si esta división persistiera, lo que no sería deseable, habrá dos actividades sucesivas en la Plaza de Mayo.

Pero si ese fuera el resultado final, no sería para creer que todo está perdido. Aún ante esa división y realineamiento, los que marchen con uno u otro conglomerado, seguirían firmemente unidos en el repudio a la interrupción del orden constitucional, y en el reclamo de juicio y castigo a sus responsables. Otro tanto con la demanda de aparición con vida del testigo Julio López, punto en que hay total coincidencia en uno y otro rincón del espectro humanitario.

Es obvio que mucho mejor sería que la unidad tantas veces declamada en torno a los derechos humanos se viera plasmada en un documento y actividad unificada.

Es que, aunque parezca increíble, hay sectores ultraconservadores que insisten en su visión sesgada de que aquí no hubo genocidio, una manera de beatificar al videlismo. Así lo proclamaron los militares y civiles que en octubre último hicieron su acto a favor de la amnistía en la Plaza San Martín. Y lo acaba de reiterar por medio de un editorial «La Nación», que ayer sentenció: «la utilización del término ´genocidio´ para los hechos de nuestra historia reciente implica ya un desvío conceptual».

La conocida posición del matutino que apoyó al golpe se reiteró a raíz del discurso de Cristina de Kirchner en París, que había comparado el exterminio llevado a cabo por el nazismo con el terrorismo de Estado en nuestro país. La senadora había advertido que en Argentina se quiso «implantar también un determinado modelo económico y social de exclusión», afirmación igualmente rechazada por el vocero de la Sociedad Rural y avalista del plan económico de su ex titular, José A. Martínez de Hoz.

Quienes se obstinan en no llamar a las cosas por su nombre estarán afligidos por que el Consejo de Ministros del gobierno español reimpulsó el pedido del juez Baltasar Garzón, quien en 2003 había solicitado la extradición de 40 militares argentinos. Los cargos de la petición eran genocidio, terrorismo y torturas. Conviene recordar que el represor Miguel Etchecolatz fue condenado en setiembre último por un tribunal platense a reclusión perpetua por delitos cometidos «en el marco del genocidio». Los negadores de este fenómeno vienen perdiendo la partida política, jurídica y mediática, además de la que más importa, la de la opinión pública.