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Autocriticar a los demás

Fuentes: Público

Tras los ataques terroristas de Catalunya, toda la España mediática y política está invocando a ese extraño magma llamado «unidad». Lo que sucede, a mi corto entender, es que esa «unidad» se traduce en falta de autocrítica. Somos los buenos y por tanto no tenemos nada que replantearnos. Así decimos las cosas que decimos. Todos […]

Tras los ataques terroristas de Catalunya, toda la España mediática y política está invocando a ese extraño magma llamado «unidad». Lo que sucede, a mi corto entender, es que esa «unidad» se traduce en falta de autocrítica. Somos los buenos y por tanto no tenemos nada que replantearnos. Así decimos las cosas que decimos. Todos unidos, largando chorradas (me incluyo). Me he enterado por los medios de la mucha relación que existe entre la barbarie de esta semana y el procés. No me digáis que no es para quedarse un tanto atónit

o.

Editorial de El Mundo de ayer, titulado –of courseUnidad y firmeza en la lucha contra el yihadismo en toda Europa. Dice así: «Cataluña es la autonomía en la que, según los servicios de información del Estado, la comunidad islámica muestra más síntomas de fundamentalismo y mantiene mayores vínculos con grupos extremistas en toda Europa. Allí, además, es donde los procesos de radicalización son más rápidos y, según los expertos, representa el primer lugar de España en el que el Estado Islámico (IS) mantiene una intensa movilización, a través de muchas mezquitas descontroladas y de la impunidad con la que la propaganda yihadista se propaga por las redes cibernéticas. Estos datos tendrían que hacer reflexionar a las autoridades catalanas sobre una política de acogida en la que han primado a veces los intereses electoralistas, vinculados al independentismo, sobre la seguridad nacional».

O sea, que son las «políticas de acogida», mal practicadas por «los intereses electoralistas vinculados al independentismo» del gobierno catalán, las que nos obligan a «reflexionar» tras los atentados de estos días. Nada se dice, por ejemplo, de que el Gobierno de Mariano Rajoy, por cicatería politiquera, sigue negándole a los Mossos d´Esquadra competencias para acceder a las bases de datos antiterroristas de la Interpol.

En el editorial del mismo día de El País tampoco se habla de esta anomalía policial, pero sí se sermonea sobre la vinculación inequívoca entre el independentismo catalán y estos atentados. Como no me vais a creer, os lo transcribo. Primero el diario de Prisa alaba a Mariano Rajoy, el que niega secretitos a los Mossos para investigar y prevenir. Es largo y triste, como toda la mala literatura: «Celebramos, por tanto, que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, haya decidido encabezar, junto con la Delegación del Gobierno en Cataluña, la supervisión de las operaciones de respuesta ante el ataque. Es lo mínimo que se espera ante una crisis como la que se abre en La Rambla». Hasta aquí todos de acuerdo.

Pero después El País si entra en el terreno de la autocrítica, aunque autocriticando a los demás. Así continúa: «Sin embargo, pensamos que las consecuencias de este atentado deben ser de más hondo calado e ir más allá del momento coyuntural. Lamentablemente, el brutal atentado terrorista que ha vivido Barcelona coincide con un momento de máxima confusión política en Cataluña. Un ataque de esta magnitud tiene que ser un aldabonazo que devuelva a la realidad a las fuerzas políticas catalanas que, desde el Govern, el Parlament o los movimientos por la independencia han hecho de la quimera secesionista la sola y única actividad de la agenda política catalana en los últimos años. Es hora de acabar con los sinsentidos democráticos, la violación flagrante de las leyes, los juegos de engaños, los tacticismos y los oportunismos políticos». Si no fuera porque hay mucha sangre de por medio, sería de aplaudir tanta pirueta intelectual.

Hasta el ABC es más suave vinculando el procés con el atentado, aunque también practica este contorsionismo en su editorial de hoy. Y además, lo hace después de que Puigdemont tuviera el inelegante (por no decir sucio) gesto de advertir en público que «los ataques no cambiarán la hoja de ruta del procés». Contesta así el torcuatiano diario: «No es la independencia ni la ruptura con España el debate que conviene a Cataluña en esta situación […]. El debate independentista es un cuerpo extraño en el dolor de Cataluña por los dos atentados de Barcelona y Cambrils».

Tras el 11-M se enturbió la unidad contra el terrorismo con las mentiras del PP ante la inminencia de las elecciones, intentándonos convencer de que ETA había volado los trenes para asegurarse la mayoría absoluta. En el 17-A, se enfanga la verdad con el debate catalán, que nada tiene que ver con el asunto. Nadie denuncia que en la lucha contra el terrorismo yihadista perseguimos al causante, pero jamás se analiza la causa. En eso sí que estamos unidos, como borregos. Y, tristemente, en nada más.

Fuente original: http://blogs.publico.es/repartidor/2017/08/19/autocriticar-a-los-demas/