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Bomba sucia, las hábiles yuxtaposiciones del diario inglés «Times»

Fuentes: Red voltaire

¿Cómo dar a entender hoy en día que Al Qaeda, relacionando ese grupo directa o indirectamente con Irán, actúa con vistas a fabricar una «bomba sucia» para amenazar Europa cuando no existe en realidad ni la sombra de una prueba de lo que estamos diciendo? Mediante el uso de la yuxtaposición de informaciones que no […]

¿Cómo dar a entender hoy en día que Al Qaeda, relacionando ese grupo directa o indirectamente con Irán, actúa con vistas a fabricar una «bomba sucia» para amenazar Europa cuando no existe en realidad ni la sombra de una prueba de lo que estamos diciendo? Mediante el uso de la yuxtaposición de informaciones que no tienen nada que ver entre sí. Esto es lo que hace el periodista Lewis Smith, del Times de Londres, en un artículo fechado el 6 de octubre e intitulado «Confiscación de material radioactivo alimenta el temor sobre una bomba sucia» («Seizures of radioactive materials fuel ‘dirty bomb’ fears«). El autor relaciona dos informaciones y un elemento de duda para sustentar su afirmación.

Smith comenta un informe de la AIEA que asegura que el número de arrestos ligados al tráfico de material nuclear ha ido en constante aumento desde hace años. Esto puede significar que la policía mejoró su capacidad para desmantelar las redes de traficantes o que el mercado negro se desarrolló. Pero Smith tiene en cuenta únicamente la segunda posibilidad. Tampoco dice de qué tipo de material radioactivo se habla ni especifica si este podría ser utilizado con fines militares.

Basándose en suposiciones no demostradas, el periodista asegura que el primer destinatario de ese tráfico es, sin duda alguna, Al Qaeda. Para sostener esa imputación, el periodista cita declaraciones atribuidas a responsables «de Al Qaeda», a miembros anónimos de la CIA y a especialistas que aseguran, efectivamente, que ese material podría servir para fabricar bombas sucias pero sin asegurar que sea forzosamente así o que el mercado no pueda tener algún otro objetivo.

Finalmente, el periodista concluye recordando que responsables estadounidenses, británicos, franceses, alemanes, chinos y rusos se reunirán en Londres el 7 de octubre para abordar el programa nuclear iraní, que no tiene nada que ver con los elementos anteriores. Pero el lector conservará una impresión difusa de que las amenazas de Al Qaeda, el tráfico de material radioactivo y la cuestión iraní son asuntos ligados entre sí.