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Estados Unidos sabe mentir, pero pagando miente mejor

Bush convierte al periodismo en propaganda de guerra

Fuentes: Argenpress

EEUU paga periodistas que trabajan en los medios y contrata empresas de relaciones públicas que convierten su propaganda de guerra en «información positiva». Pese a su control de la gran prensa, el gobierno de George Bush desea «noticias» más favorables a su política imperial y paga para que los medios mientan mejor.EEUU contrató de nuevo […]

EEUU paga periodistas que trabajan en los medios y contrata empresas de relaciones públicas que convierten su propaganda de guerra en «información positiva». Pese a su control de la gran prensa, el gobierno de George Bush desea «noticias» más favorables a su política imperial y paga para que los medios mientan mejor.

EEUU contrató de nuevo a The Rendon Group por 20 millones de dólares para que la prensa mundial mejore la imagen de su presencia en Irak. Simultáneamente, una decena de conspicuos periodistas de Florida, incluidos tres de El Nuevo Herald, recibieron pagos por asistir a programas de Radio y TV Martí, instaladas en Miami por el gobierno de EEUU para socavar a la revolución cubana.

Radio y TV Martí han recibido este año 37 millones de dólares del gobierno Ambas estaciones no transmiten dentro de EEUU porque lo impide la ley. Se supone que todos los beneficiarios de los pagos son anticomunistas convencidos, que además perciben buenos salarios en sus respectivos trabajos.

Los pagos fueron descubiertos por The Miami Herald Media Co., la casa matriz del diario más afectado, El Nuevo Herald, que se publica en castellano. Según documentos oficiales solicitados por la empresa el 15 de agosto, invocando la Ley de Libertad de Información, cientos de miles de dólares fueron percibidos durante años, entre otros, por el propagandista Carlos Alberto Montaner, quien publica en El Nuevo Herald, The Miami Herald y en casi toda la red de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

Entre el resto de recipiendarios de pagos financiados por los contribuyentes estadounidenses hay tres periodistas de El Nuevo Herald: Pablo Alfonso (175 mil dólares desde 2001), Olga Connor (71 mil dólares) y Wilfredo Cancio Isla (15 mil dólares en los últimos 5 años). La casa matriz despidió a los tres.


Jessica Lynch, en plena actuación

Jesús Díaz Jr., presidente y editor de The Miami Herald Media Co., se manifestó decepcionado y declaró que los pagos violaron »la sagrada confianza» entre los periodistas y el público. »Ni siquiera la apariencia de que la objetividad o integridad de alguien pueda haberse visto comprometida se puede tolerar en nuestro trabajo», comentó Díaz. «Personalmente, no creo que podamos garantizar la objetividad ni integridad si alguno de nuestros reporteros o reporteras reciben compensación monetaria de cualquier entidad que hayan cubierto, pero especialmente si se trata de una agencia de gobierno».

Otros que recibieron pagos de la Oficina de Transmisiones hacia Cuba, que opera Radio y TV Martí, fueron Helen Aguirre Ferré, editora de la página de opiniones del Diario Las Américas; el columnista y reportero Ariel Remos; y Miguel Cossío, director de noticias del Canal 41.

Los pagos destruyeron la credibilidad de los reporteros en la cobertura de cuestiones clave de la política exterior de EEUU. Iván Román, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos, dijo que los pagos de TV y Radio Martí implican un «conflicto de interés» para los periodistas, eufemismo estadounidense que designa violaciones éticas.

Los periodistas sobornados incluyen a Juan Manuel Cao, un reportero del Canal 41 que recibió $11,400 de TV Martí este año, quien en julio confrontó a Fidel Castro en Córdoba, Argentina, sobre los planes de viaje de la disidente Hilda Molina para visitar a familiares en Buenos Aires.

Justamente, y como si ya lo supiera, Fidel Castro le preguntó abiertamente a Cao si alguien le estaba pagando para que hiciera esa pregunta. El gobierno cubano viene repitiendo por mucho tiempo que ciertos periodistas de medios en español de la Florida reciben pagos del gobierno federal de EEUU.

Ferré, editora de la página de opiniones del Diario Las Américas, recibió $4,325 entre el 2001 y el 2005. »Este es un caso obvio, para libros de texto», declaró Jon Roosenraad, profesor de Periodismo de la Universidad de la Florida. ‘Es exactamente como si un reportero de negocios trabajara también a tiempo parcial como agente [de relaciones públicas] para una compañía local en sus horas extra, y que regresara a su periódico al día siguiente y escribiera sobre `su’ compañía», agregó.

Los pagos desde 2001 oscilaron desde 1.550 dólares abonados a Ninoska Pérez-Castellón, locutora de Radio Mambí, hasta los 174.753 dólares percibidos por Alfonso, de El Nuevo Herald. Los «honorarios» fluctuaron entre 75 y 100 dólares por comparecencia, sea como presentadores o simplemente invitados en programas producidos por el gobierno estadounidense.

Un precursor de estas prácticas fue el analista Armstrong Williams, quien en 2005 promovió, en su programa de televisión transmitido de costa a costa, la ley de reformas a la educación pero después se reveló que el gobierno de Bush le había pagado el servicio.

Contrato por «buenas noticias»

Estados Unidos contrató de nuevo a The Rendon Group para influir la cobertura de la guerra en Irak por veinte millones de dólares, a fin de promover una visión más «positiva» de las noticias bélicas sobre la invasión a Irak. La información fue publicada por Walter Pincus, del Washington Post, quien cubre las fuentes de inteligencia de Washington después de haber servido directamente a la CIA en los años 50 y 60.

Pese a que toda la información sobre Irak proviene de periodistas incrustados entre las tropas de EEUU y de suyo resulta tan sesgada que se confunde con la propaganda de guerra, el gobierno de Bush continúa insatisfecho, al igual que el gobierno nominal de Bagdad.


Guillermo Ford atacado por un ‘varillero’

EEUU desea manejar más a fondo la presentación de todas las noticias sobre Irak en los medios estadounidenses e internacionales. Una selección de noticias más ‘favorables’ a sus operaciones militares sería utilizada en un programa destinado a ofrecer «productos de relaciones públicas» que mejoren su imagen. Según fuentes del Pentágono, su jefe Donald Rumsfeld se muestra «abrumado» por la falta de comprensión de los medios y la proliferación de nuevas y abundantes noticias ‘negativas’ que se difunden de una manera muy diferente a sus deseos y propósitos propagandísticos sobre las pretendidas bondades de la ‘lucha contra el terrorismo’.

La noticia del nuevo negocio del Grupo Rendon se conoció justo cuando el gobierno títere de Irak anunció, el 7 de septiembre, que cerraba la corresponsalía de la cadena de televisión árabe Al Arabiya, de Dubai, por no estar de acuerdo con su cobertura. Funcionarios del gobierno iraquí dijeron que cerraban la oficina de Al Arabiya en Bagdad por un mes, alegando que incitaba a la violencia y realizaba coberturas «no profesionales». La principal cadena rival de Al Arabiya, Al Jazeera, de Qatar, fue proscrita de Irak por más de dos años.

La utilización de empresas de relaciones públicas se ha convertido en una práctica corriente de las compañías que ‘reconstruyen’ Irak ansiosas de ganar influencia política. Según informa Democracy Now, ‘en los últimos años, las diez mayores empresas han gastado más de 30 millones de dólares en sus «lobbies» y donado más de 10 millones de dólares a campañas políticas’. Blackwater USA, proveedora de ejércitos privados, contrató a la empresa de relaciones públicas dirigida por el antiguo jefe de personal de Tom DeLay, líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, aunque también le da empleo a la esposa, a la señora DeLay. Y exhibiendo un pragmático bipartidismo, la compañía propietaria de Military Professional Resources Inc. contrató como relacionadora pública a la esposa de Tom Daschle, líder de la minoría demócrata del Senado.

¿Qué es el Grupo Rendon?

The Rendon Group (TRG) sabe de estos menesteres. Constituido en 1981 asesoró a la familia real kuwaití y en los ’80 trabajó con la oposición al régimen de Manuel Antonio Noriega (quien también trabajó para la CIA, al igual que el mítico Osama Ben Laden), tarea que culminó, al término de 1999, con la invasión de Estados Unidos a Panamá (Operacion Just Cause) ordenada por George Bush padre y la instalación posterior de Guillermo Endara en el sillón presidencial, el candidato favorito de la CIA.

John Rendon, el dueño del grupo, convenció a los partidos opositores panameños con el argumento irrefutable de un presupuesto de 10 millones de dólares, todo esto según la revista Rolling Stone (noviembre 2004). Rolling Stone asegura que Rendon se hizo rico como propagandista de la CIA y el Pentágono. Después que la oposición ganara las elecciones, que fueron anuladas por Noriega, Rendon creó apoyo internacional a un cambio de régimen con una foto que mostraba al opositor Guillermo Ford ensangrentado frente a un ‘varillero’. La imagen, publicada por la revista Times, resultó la herramienta perfecta para lograr ese objetivo.

Una pequeña ‘obra maestra’ de Rendon fue la epopeya fabricada en video sobre la falsa historia de la heroína soldado Jessica Lynch, de 19 años, que enfureció a un EEUU sensible a la manipulación de Hollywood, la TV y la gran prensa. La Lynch cayó en una supuesta emboscada, luchó como leona, herida fue capturada, los perversos iraquíes la violaron y torturaron, pero fue salvada por las Fuerzas Especiales que la llevaron de vuelta a casa, donde fue aclamada con honores. Presentada durante una conferencia de prensa del Comando Central, con el apoyo de un vídeo producido por The Rendon Group, la historia fue amplificada por analistas, opinólogos y redactores de ‘noticias’ de toda la gran prensa estadounidense y mundial, encabezada por CNN, Fox News y los dos grandes diarios, el New York Times y el Washington Post. Una simple invasión imperial alcanzó el honor y la gloria, incluido el negocio subsidiario de las camisetas, gorras, llaveros y toda suerte de íconos. La verdad fue que en marzo de 2003, la soldado de primera clase de la compañía 507 fue entregada ilesa a los EEUU por los médicos del hospital Saddan Husseim de Bagdad que le salvaron la vida después de ingresar por error a la ciudad, antes de tiempo. Y la rubia guerrera vivió toda su experiencia con su sargento jefe Lori Pietsewa, que no apareció en las fotos, no recibió homenajes ni fue incorporada al video quizás por tratarse de una joven india hopi (Ver http://www.voltairenet.org/article124446.html).

Rendon trabaja también para la Oficina de Influencia Estratégica (OIE), creada por el Pentágono para ‘colocar’ noticias favorables a EEUU en medios internacionales, no importa que sean falsas o afecten a ‘países amigos’. Lo relevante es que favorezcan las aventuras guerreras del imperio. En julio de 2005 se supo que en 2001 el Grupo Rendon recibió 1,7 millones de dólares de la Marina estadounidense para influir en Puerto Rico el referéndum sobre la utilización de la isla de Vieques como campo de tiro, realizado el 6 de noviembre de 2002. Los votantes decidieron abrumadoramente que la Marina deje de utilizar la isla pese al gasto de 358 dólares por elector en la estrategia Rendon de relaciones públicas. Según documentos obtenidos por Judicial Watch, la Marina contrató al Grupo Rendon para que ‘…organizara a los líderes locales para construir apoyo de comunicaciones de base…, asegurar la integridad del proceso de votación…, desarrollar métodos y procedimientos de seguimiento para aumentar el apoyo de los ciudadanos’ (Ver http://www.democracynow.org/article.pl?sid=05/07/27/1828235).

Rendon Group contribuyó a formar el Congreso Nacional Iraquí, un grupo de exiliados iraquíes que presionaron a Estados Unidos para que invadiera su propio país. Aunque a la OIE le bajaron el perfil, es probable que siga funcionando en secreto. El 20 de febrero de 2002 el New York Times reveló que para manipular las mentes y llevar adelante la «guerra de la información», que le quita el sueño al jefe del Pentágono Donald Rumsfeld, la OIE otorgó un contrato de 100.000 dólares mensuales al Grupo Rendon Group. La empresa ya fue utilizada en 1990 durante la primera guerra del Golfo oportunidad en que fabricó la falsa declaración de la «enfermera» kuwaití que vio cómo los soldados iraquíes saquearon la maternidad del hospital de Kuwait para ‘extraer los bebés de las incubadoras y matarlos sin piedad, tirándolos al piso’. El testimonio de la enfermera inexistente fue decisivo para que el Congreso votara a favor de la guerra (Ver http://www.analitica.com/bitblio/ramonet/mentiras.asp).

El Grupo Rendon se desgañitó inventando ‘pruebas’ para demostrar la existencia de armas de destrucción masiva que justificaran la invasión a Irak. Logró, entre otros esfuerzos, que la premio Pulitzer Judith Miller, ‘heroína de la libertad de información’ finalmente despedida del New York Times, fabricara entrevistas a científicos iraquíes que nunca existieron pero aseguraron que Saddan tenía casi lista la bomba atómica. El grupo también propagandeó la invasión a Afganistán en 2001. Etcétera.