En las últimas décadas, decenas de naciones soberanas se han metido en un creciente y profundo pozo al endeudarse con los megabancos supranacionales por cifras que exceden muy largamente lo que jamás podrán devolver. ¿Se debe esto a la mala praxis profesional de esos banqueros, junto a la mala administración de los gobiernos a una […]
En las últimas décadas, decenas de naciones soberanas se han metido en un creciente y profundo pozo al endeudarse con los megabancos supranacionales por cifras que exceden muy largamente lo que jamás podrán devolver. ¿Se debe esto a la mala praxis profesional de esos banqueros, junto a la mala administración de los gobiernos a una escala gigantesca? O…
¿Somos meros testigos de cómo los planificadores a largo plazo de la Elite de Poder Global van logrando paulatinamente sus objetivos?
Se necesitan dos para bailar el tango…
Las recurrentes crisis de deuda pública no surgen como resultado de «errores» cometidos por los bancos al prestar demasiado, ni de la «inocencia» de sucesivos gobiernos de las naciones irremediablemente endeudadas.
En verdad, todo pareciera formar parte de un modelo global de dominio centrado en un Sistema de deuda perpetua que en un artículo en RT denominamos «El Modelo Shylock».
Al igual que el tango que bien bailado requiere de ritmo y energía, hoy la Argentina es una vez más el epicentro de la voluntad de los mega-banqueros que acaban de arrastrar a ese país a un default «técnico».
Ello no solo se debe a la incapacidad de Argentina de afrontar el pago de su enorme deuda externa dentro de las «reglas de juego» impuestas y permanentemente redefinidas por los usureros globales, sino porque ahora se le ha agregado una nueva dimensión: la inmoralidad e indecencia judicial de los Tribunales Federales del Segundo Distrito de Manhattan en Nueva York presidido por el juez Daniel Griesa.
Griesa ha demostrado no tener escrúpulo alguno en poner las leyes norteamericanas al servicio de perversos ‘banqueros e inversores’ parasitarios como Paul Singer del Fondo Elliott/NML y Mark Brodsky del Fondo Aurelius. Los grandes multimedios dentro y fuera de la Argentina se refieren a estos mercachifles parasitarios como «fondos buitre», lo que representa un error conceptual pues se podría interpretar erróneamente que los demás fondos y banqueros, tales como Goldman Sachs, HSBC, CitiCorp, JPMorgan Chase, Deutsche Bank, Soros, Rothschild, Warburg – no son «buitres», cuando en rigor de verdad los cimientos de todo el sistema bancario global se sustentan sobre reglamentos y leyes parasitarias avaladas por una gigantesca carencia de valores morales y éticos.
La trampa de la Deuda Pública
Las deudas públicas hoy representan una peligrosa trampa para prácticamente todos los países del mundo, incluyendo Estados Unidos, el Reino Unido y los países de la Unión Europea.
Esas deudas conforman verdaderas Espadas de Damócles que amenazan la vida de incontables cientos de millones de personas en todo el mundo.
Uno se pregunta por qué los gobiernos se endeudan por cifras que exceden largamente sus posibilidades de saldarlas.
A esta pregunta, economistas, banqueros, corredores, profesores de economía de las grandes universidades, premios Nobel y los grandes medios tienen una respuesta rápida, inmediata y monolítica: porque todas las naciones necesitan de «inversiones e inversores» para poder construir carreteras, plantas de energía, escuelas, aeropuertos, armar ejércitos, erigir infraestructuras de servicios, y una larguísima lista de actividades que hacen a la economía y actividades de las naciones.
Sin embargo, cada vez más personas se plantean una pregunta fundamental basada en el sentido común: ¿Por qué se endeudan los gobiernos con los megabanqueros en divisas y por muchas décadas, cuando bien podrían financiar todos esos proyectos y necesidades de una manera mucho más segura usando la moneda local de sus propios países? Aquí todos los «expertos» del Sistema se ponen muy nerviosos y empiezan a gritar: «¿Emitir moneda? ¿Están ustedes locos? ¡¡Eso va en contra de las «leyes» de la economía y las finanzas!! ¡Emitir moneda nacional para financiar las necesidades de monetización de la economía real conduce a la inflación, a la pérdida de puestos de trabajo, al caos… (¡y nos deja a los banqueros sin trabajo!)». A renglón seguido comienzan a gritar, saltar y batir palmas diciendo, «¡Nos caemos del mundo!» «¡¡Nos caemos del mundo!!»
Entonces uno les pregunta: «¿Y qué haremos cuando irremediablemente nuestros países no puedan pagar estas masivas deudas públicas y caigan repetidamente en default? ¿Y no solo la Argentina, sino también Brasil, España, Venezuela, Francia, Costa Rica, Perú, El Salvador, Portugal, Rusia, Bolivia, Islandia, Turquía, Grecia, Chipre, Tailandia, Nigeria, México, Indonesia…?»
Nuevamente los «expertos» responden a viva voz: «¡Entonces los países deberán «restructurar» sus deudas, pateándolas para adelante 20, 40 o más años en el futuro de manera tal que sus tátara-tátara nietos las puedan seguir pagando ‘por los siglos de los siglos!!» La verdad es que las naciones necesitan incurrir en fuertes niveles de gasto público para mantener activas y fuertes a sus economías; para que sus ciudadanos tengan trabajo, prosperidad y felicidad; y para que sus Estados Nacionales puedan mantenerse soberanos, fuertes y seguros.
Desde luego que poblaciones trabajadoras felices y seguras no pueden definirse mediante alguna fórmula que pueda integrarse fácilmente en las planillas de cálculo de los «expertos».
Sin embargo, queda en claro una verdad fundamental que indica que las Finanzas (o sea, el mundo virtual y ficticio de banqueros, dinero electrónico, especulación y usura) debiera quedar siempre subordinada a la Economía Real (que es el mundo del trabajo, la producción, los edificios, el pan y la leche, los servicios…).
Todo esto nos conduce a plantearnos una pregunta obvia: Si los gobiernos tienen una tendencia natural a gastar de más, ¿por que se terminan metiendo en el brete de sobre-endeudarse?
¿Cuál es entonces la mejor opción?:
• que su «rojo financiero» (o sea, Deuda Publica) se lo deban a sí mismos; a sus propios Estados Nacionales (a través de deuda en moneda local que, en última instancia, podrá amortizarse de un plumazo y en caso de aumentar la inflación hasta podrá cambiarse la unidad monetaria como ya hizo varias veces la Argentina en las últimas décadas (a pesar de lo doloroso que ello resulte), o…
• convertir ese «rojo financiero» en deuda pública dolarizada o en euros, íntegramente bajo el control de acreedores tecnócratas bien organizados, y megabanqueros que controlan la Reserva Federal y el FMI en Washington DC, el Banco Central Europeo en Frankfurt, y los nidos de buitres de Wall Street en expectante actitud carroñera.
Engáñame un vez y la culpa es suya; engáñame dos veces y la culpa es mía…
Así opera este diabólico y complejo Sistema de Deuda Pública a largo plazo. Los repetidos defaults y reestructuraciones de deuda pública de la Argentina se remontan varias décadas en el pasado.
Retrotraigámonos al año 1956, poco después que el presidente Juan Domingo Perón fuera desplazado del poder por un sangriento golpe de Estado patrocinado por Estados Unidos, el Reino Unido y los mega banqueros.
Perón era muy odiado por los poderosos debido a su insistencia de no endeudar a la Argentina con los megabanqueros: en 1946, por ejemplo, no aceptó que Argentina fuera miembro del Fondo Monetario Internacional (FMI); en 1953 terminó de saldar la totalidad de la deuda externa argentina.
Una vez que se sacaron a Perón de encima, en 1956 metieron a la Argentina en el FMI y también crearon el «Club de Paris» con el fin de ingenierizar crecientes niveles de deuda pública por muchas décadas por venir, algo que se mantiene hasta el día de hoy. Con el agravante de que con cada nueva vuelta de tuerca, el ciclo de las crisis de deuda externa se torna más breve, más virulento y más toxico.
Para diciembre de 2001, la Argentina estaba colapsada financieramente cayendo en el mayor default de la historia.
Inmediatamente, la entonces sub-directora del FMI, Anne Krueger, propuso algunas «ideas nuevas y creativas» respecto de qué hacer con la Argentina.
En 2002, Krueger publicó un artículo para el sitio del FMI titulado, «¿Debieran los países como la Argentina poder declararse en quiebra?» en el que indicaba que «la lección es clara: necesitamos tener mejores incentivos para que deudores y acreedores puedan sentarse a la mesa antes de que sus problemas exploten en enormes crisis», agregando que el FMI considera que «esto podría hacerse aprendiendo de regímenes de quiebra empresarial corporativa como el del ‘Capítulo 11’ en los Estados Unidos».
Señalaba Krueger que esto representaba un «posible nuevo enfoque», agregando que «por supuesto deberán superarse muchos obstáculos prácticos y políticos para poder estructurar semejante enfoque» y que sus «aspectos clave necesitarán ser avalados por leyes que rijan en todo el mundo» creando un «marco jurídico global predecible».
Desde la óptica de los planificadores geopolíticos a largo plazo de los megabanqeros globales, la propuesta de Krueger consistió en empujar gradualmente a los países endeudados hacia el «concurso preventivo de acreedores», para entonces poder avanzar secuencialmente hacia su «quiebra y disolución». ¡Como si las naciones fueran corporaciones privadas como Enron o WorldCom! Los países a ser declarados en bancarrota serán entonces desguazados y luego engullidos por sus acreedores internacionales en un surrealista Banquete de Buitres Carroñeros…
Krueger desarrolló estas ideas en mayor detalle en una monografía para el FMI titulada «Una nueva manera de abordar la restructuración de deuda», al tiempo que un artículo publicado en la revista «Foreign Affairs» (vocero del poderoso think-tank neoyorquino, Council on Foreign Relations al servicio de la elite global) en Julio/Agosto 2002 escrito por el profesor de Harvard Richard N. Cooper, en cuyo título se reflejaba esta propuesta: «Capitulo 11 (Ley USA de Quiebra) para las Naciones».
En el mismo, Cooper, muy pragmáticamente, recomienda que «únicamente cuando el país acreedor no logre recuperar su salud financiera deberán sus activos ser liquidados y los ingresos resultantes distribuidos entre sus acreedores – nuevamente bajo la guía de un tribunal global» (!).
En aquellos años turbulentos, la prensa global – la revista Time y el New York Times, por ejemplo – llegaron al extremo de sugerir que la Patagonia Argentina, inmensamente rica en recursos, fuera separada del resto del país para servir de mecanismo de pago de la deuda en default.
Pocos años después, sin embargo, en 2005 se pudo instrumentar un nuevo Mega Canje de Deuda Soberana bajo el gobierno del presidente Nestor Kirchner y su ministro de economía Roberto Lavagna.
Pero a medida que Argentina se hundía más y más bajo el peso del Sistema de Deuda Soberana, el ciclo de sus crisis de deuda se hizo más y más corto de manera que para el 2010 una nueva crisis golpeaba a la Argentina, que requirió de una nueva reingeniería, esta vez bajo el gobierno de la presidente Cristina Kirchner y su ministro de economía (y hoy procesado vicepresidente) Amado Boudou.
Pero tampoco eso sirvió por mucho tiempo. Actualmente los fondos buitre NML/Elliot de Singer y Aurelius de Brodsky acaban de arrastrar a la Argentina hacia un nuevo default de deuda, esta vez con el apoyo legal del juez neoyorquino Griesa y la Corte Suprema de EE.UU. El sólo hecho de que hoy el destino de la deuda externa de la Argentina se encuentre en manos del poder judicial de EE.UU. es un indicio elocuente de los tiempos venideros.
¡No maten a la gallina de los huevos de oro!
Insólitamente, la Sra. Krueger recientemente salió en «defensa» de la Argentina, al recomendarle al juez Griesa y sus amigos en el Nido de Buitres, que actúen con mayor «moderación.»
O sea, que aprieten pero que no maten a la gallina argentina de los huevos de oro.
En un reciente artículo publicado en julio 2014, Krueger recomienda que «la decisión de la Corte Suprema de EE.UU. agrega una nueva deformación al complejo problema de la deuda que bien podría aumentar el nivel de riesgo representado por las deudas soberanas y también aumentar los costos de emisión para los acreedores».
Los multimedios especializados – Financial Times, New York Times, Wall Street Journal, The Economist – también le recomiendan al juez Griesa y a sus pichones de buitres que ejerzan mayor moderación, puesto que en el delicado sistema bancario global post-2008, una repentina y mal controlada crisis de deuda bien podría frustrar los planes de las Elites de imponer una «transición ordenada hacia una nueva arquitectura legal financiera mundial» que permita liquidar ordenada y prolijamente a Estados fallidos en lo financiero como la República Argentina.
Especialmente, si futuros canjes de bonos de deuda quedaran garantizados por el territorio nacional (¿¡qué otra cosa les queda ya para rifar!?) se le impondrá a la Argentina en un futuro no muy lejano algún nuevo Mega-Canje de Bonos de Deuda Pública garantizado con enormes extensiones de su territorio nacional – especialmente el patagónico?
Ello significaría que, previsiblemente, dentro de algunos años más, los Shylocks de Wall Street y en la City londinenses podrán hacer todo lo que crean necesario para, una vez más, arrastrar a la Argentina al default de deuda, abriendo así el camino que les permita quedarse «legamente» con su territorio meramente ejecutando la garantía de esos futuros bonos como «compensación»; en los tribunales de Nueva York, por supuesto.
Mientras el usurero Shylock se babeaba afilando su chuchilla preparándose para cortarle el corazón al Mercader Antonio, poco le interesaba recuperar su préstamo de 3.000 ducados: ¡solo quería cortar la libra de carne que era «legalmente» suya! ¿Será este el venidero «Modelo de Deuda Publica Soberana» para las naciones del mundo? Si unimos todo esto con lo que describimos como Acto III del drama que hoy se lleva a cabo entre Palestina e Israel, en el que se estaría elucubrando sigilosamente la eventual relocalización y reasentamiento de varios millones de ciudadanos israelíes hacia el sur argentino, entonces se empieza a entender cómo la próxima crisis de deuda argentina se insertaría dentro de ese objetivo.
Los poderosos de la alta finanza global – Rothschild, Warburg, Lazard, Soros, Rockefeller, Safra, Elsztain y otros – podrán entonces tomar posesión «legamente» de la Patagonia, para luego – también «legalmente» – entregársela a quiénes les plazca…¡Sin siquiera disparar un sólo tiro…!
Si esto es lo que está ocurriendo detrás del telón respecto de la Argentina, ¿puede alguien creer que los dueños del poder global se detendrán ahí?
Por eso: ¡¡Cuidado Grecia!! ¡¡Cuidado, Italia, Francia, Alemania, España, México, Corea, Japón, Ucrania, Brasil, Sud África…!!
¡El Gobierno Mundial viene por todo!
Adrian Salbuchi es analista político, autor, conductor del programa de televisión «Segunda República» por el Canal TLV1 de Argentina. Fundador del Proyecto Segunda República (PSR). www.proyectosegundarepublica.com
Texto completo en: http://actualidad.rt.com/expertos/salbuchi/view/136718-canje-deuda-territorio-nueva-estrategia-elite-global