Los kirchneristas del PRD, Movimiento Evita, Patria Libre-Barrios de Pie, Luis D´Elía-FTV-CTA, grupos derivados del PC como el PC «Congreso Extraordinario», ahora el Movimiento Libres del Sur y con mayor razón los dirigentes del Frente para la Victoria y los del Partido Justicialista, sostienen que el de Néstor Kirchner es un gobierno popular y progresista. […]
Los kirchneristas del PRD, Movimiento Evita, Patria Libre-Barrios de Pie, Luis D´Elía-FTV-CTA, grupos derivados del PC como el PC «Congreso Extraordinario», ahora el Movimiento Libres del Sur y con mayor razón los dirigentes del Frente para la Victoria y los del Partido Justicialista, sostienen que el de Néstor Kirchner es un gobierno popular y progresista.
Los trotskistas en su variada gama (PO, los dos MST, MAS, PTS) así como grupos nacionalistas-trotskizantes y el PC de Patricio Echegaray, sostienen en cambio que ese gobierno es continuidad esencial de los de Carlos Menem, Fernando De la Rúa y Eduardo Duhalde. O sea, proimperialista.
El Partido de la Liberación (PL) de la Argentina difiere con todos ellos y quiere dar su propia caracterización de clase y política del gobierno que acaba de cumplir tres años de gestión.
A) Cosas negativas de Kirchner:
-Entre 2003 y la fecha, se pagaron 24.893 millones de dólares al FMI y demás organismos financieros internacionales. De éstos, 6.000 millones fueron pagados por el gobierno de Eduardo Duhalde, y 19.000 millones por el de Kirchner. El país pagó el 3 de enero último 9.530 millones de dólares al Fondo y canceló así toda la deuda con el organismo, tal como éste venía pidiendo -desde tiempos de la dirección de Kohler-Krueger- a la Argentina, Brasil, Turquía y Rusia. Pero seguimos siendo parte del Fondo, pagamos la cuota y somos objeto de las revisiones anuales según el artículo IV de la carta de la entidad. Como es obvio, esos pagos millonarios legalizaron una deuda fraudulenta y desfinanciaron programas sociales.
-Kirchner respetó la abrumadora mayoría de los contratos con las empresas privatizadas. Sobre 68 contratos sólo anuló 4: Thales Spectrum, Correo Argentino, el ramal ferroviario San Martín y Aguas Argentinas. Su primera idea fue reprivatizar estas empresas lo que de hecho se produjo en el ramal ferroviario con una Unidad de Gestión Privada con titulares de otras concesiones férreas. Al dar continuidad a las privatizadas ha legalizado los tarifazos, los incumplimientos empresarios de los cánones e inversiones comprometidas, etc. Al calor de eso no es de extrañar que el gobierno de Córdoba firmara un nuevo contrato con el grupo francés Suez (Aguas Cordobesas) aumentando las tarifas entre 80 y 500 por ciento, rechazado por la población.
En el caso de Aeropuertos Argentina 2000 se le ha perdonado a su titular Eduardo Eurnekian los reiterados incumplimientos en el pago del cánon, y esa deuda, en vez de cobrarla, ha servido para que el Estado «compre» una parte de las acciones cuando lo correcto hubiera sido reestatizar el servicio de Ezeiza y los 32 aeropuertos del país.
-K ha respetado la renta petrolera de Repsol y demás empresas extranjeras (Petrobras, Panamerican, Total, etc). Según el movimiento nacionalista Moreno (orientado por Fernando Pino Solanas y Gustavo Calleja), durante 15 años, a razón de 8.000 millones de dólares anuales, esa renta significó 120.000 millones de dólares robados por esas compañías. Kirchner no hizo nada para impedirlo. Esas empresas se apoderaron de YPF en 1991 y 1999 en forma completa (Repsol tuvo a partir de ese momento 99 por ciento de la empresa) y se beneficiaron con concesiones hasta el 2017. En Loma de la Lata, Neuquén, la principal área de YPF, consiguieron una prórroga hasta 2027 gracias a De la Rúa-Chacho Alvarez y Sobisch, en diciembre de 2000, por una suma irrisoria de 300 millones de dólares.
-Kirchner y su ministerio de Economía subsidian a empresas privadas de diversas maneras. Hay un programa de subsidio a inversiones industriales que en 2005 proporcionó 1.700 millones de pesos a pulpos como DaimlerChrysler, Molinos Río de la Plata, Siderar-Techint, Acindar, Repsol-YPF, Cargill, Fate, Envases Misioneros y Aceros Zapla. El Estado garantizó los créditos de Techint para la ampliación del Gasoducto del Norte, de la que esa empresa siderúrgica es parte controlante. En febrero de 2006 el presidente anunció los subsidios para las firmas privadas del transporte (ramales ferroviarios, colectivos, subtes, etc): 5,7 millones de pesos diarios, algo así como 1.290 millones al año. Recientemente se supo que esos subsidios llegan a 1.600 millones de pesos anuales. La excusa dada es que así no subirían el precio del boleto de transporte pero en Córdoba el boleto de colectivo con el intendente kirchnerista Luis Juez, subió de 90 centavos a 1,20 pesos.
-Los salarios de empleados estatales y jubilaciones tuvieron mejoras por debajo de la inflación y están congelados pues el presupuesto nacional 2006 no previó ningún aumento para ellos. Tampoco tendrán mejora alguna los 1,5 millón de desocupados que cobran el subsidio plan jefes de hogar: está fijo en 150 pesos desde 2002 pese a una inflación anual del 11-13 por ciento.
-Coherente con su política de apoyo a la gran burguesía exportadora, Kirchner alardea de que las exportaciones anuales superaron en 2005 los 40.000 millones de dólares. Sobre semejante suma, el gobierno percibe sólo una porción, vía retenciones a las exportaciones, pero la parte del león se la llevan Repsol, Techint, Bunge, Aceitera Gral Deheza, Swift, etc. En el caso de las petroleras, sigue vigente un decreto de Duhalde por el que se les permite que no liquiden en el país el 70 por ciento de las divisas obtenidas por sus ventas externas. Kirchner ha permitido la continuidad de ese despojo que va en contra de los vientos que soplan en América Latina y que demandan la nacionalización de los recursos naturales.
B) Diferencias de Kirchner con Menem y De la Rúa:
-Menem y De la Rúa fueron presentados por el FMI-Banco Mundial como sus mejores alumnos, sobre todo el primero, que fue llevado en 1998 como invitado estrella junto a Bill Clinton a la asamblea anual de esas dos entidades. No es el caso de K, que cuestiona determinados aspectos del plan neoliberal y las recetas fondomonetaristas, aunque luego les pague toda la deuda.
-Kirchner no privatizó las empresas sino que admitió la continuidad de las privatizaciones, con las cuatro excepciones mencionadas, lo que es muy grave pero no es exactamente lo mismo que haberlas privatizado por decisión propia.
En ese marco ha tenido contradicciones y regateos con Repsol por el precio del gas, con Suez-Aguas Argentinas por su decisión de salir del país, con el resto de las privatizadas por sus reclamos ante el Ciadi (tribunal arbitral del Banco Mundial), con sus demandas de aumentos generalizados de tarifas, etc.
-Tanto Menem como la Alianza mantuvieron su alegre acuerdo con los organismos financieros internacionales y el capital trasnacional «invertido» aquí (privatizadas). Y con los bancos, que prestaban al Estado a tasas de usura de más del 30 por ciento anual en dólares. Por eso su principal apoyatura era la Asociación de Bancos de Argentina, Adeba, que entonces agrupaba a entidades extranjeras y nacionales privadas. Estos bancos fundieron el país y fugaron capitales por 16.000 millones de dólares en 2001 según el dictamen de la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados. También lo apoyaba la Sociedad Rural Argentina, expresión de lo más reaccionario de la oligarquía de inversiones múltiples, que partió de la renta agraria pero invirtió en seguros, finanzas, agroindustrias, etc. Menem quería sí o sí firmar el Alca ya con George H. Bush (padre) y su participación en el Mercosur era secundaria. En Kirchner vemos una inversión de la prioridad: primero está el Mercosur y desde allí busca apoyarse en la Unión Europea para regatear con el Alca. Por momentos la fricción con Bush se hace mayor como en Mar del Plata en noviembre último, en la IV Cumbre de las Américas, sin llegar a una ruptura.
-Kirchner goza sobre todo del apoyo de la gran burguesía industrial, centralmente Techint, grupo Clarín-Feriagro, Aluar, grupo Werthein, la Unión Industrial Argentina (Héctor Méndez), la Asociación Empresaria Argentina (Luis Pagani, de Arcor). Dentro de las finanzas lo apoyan Adeba (Jorge Brito-Macro-Bansud) donde se nuclean ahora los bancos privados nacionales y Abappra (Carlos Heller-Credicoop) donde están las entidades públicas y las cooperativas.
Otras entidades de la burguesía nacional apoyan al gobierno con mayor o menor grado de firmeza, como la Federación Agraria Argentina, que agrupa a unos cien mil productores medios y ricos, la CAME de Osvaldo Cornide, con representación de comercios (no hipermercados), la Apyme y el mencionado Credicoop, la décima entidad en depósitos y activos sobre un total de 89 bancos que operan en Argentina.
De estos apoyos y de las críticas que el gobierno recibe de la Sociedad Rural Argentina y la capa superior de los ganaderos (CRA-Carbap), cuyo vocero de prensa es el oligárquico diario «La Nación», más los tironeos que tiene con las privatizadas, la falta de créditos de organismos financieros internacionales y de inversiones externas significativas, etc, el Partido de la Liberación concluye que estamos ante un gobierno donde prevalecen los intereses de la gran burguesía industrial, sobre todo su segmento exportador industrial, y en posición subordinada algunas capas superiores de la burguesía nacional.
A partir de esa alianza político-social, el gobierno arrastra a sectores de la pequeña burguesía, capas medias e incluso de amplios sectores del pueblo. Así se vio en las elecciones del 23 de octubre de 2005 (descontando la demagogia y la chequera oficial, los planes de obras públicas y la compra de legisladores, gobernadores e intendentes). Ese acompañamiento se volvió a ver en el acto del 25 de mayo, con una concurrencia estimativa de 150.000 personas, donde el presidente se hizo rodear de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.
Por eso creemos que al gobierno de K no hay que calificarlo como «lamebotas yanquis», como muy bien definió Fidel Castro a los gobiernos argentinos anteriores ya mencionados. Pero en simultáneo hay que ser opositores a esta administración, animando una oposición popular revolucionaria, y tener siempre claro que estamos ante un gobierno gran burgués que regatea la dependencia pero no piensa acabarla.
C) El análisis político de las diferencias:
Como el análisis marxista no debe pecar de economicismo, hay que considerar también otras cuestiones políticas. Kirchner basó su campaña política en pegarle a Menem y el neoliberalismo (más allá de su pasado como gobernador afín al menemismo en la provincia de Santa Cruz entre 1991 y 2003). A su vez K se juntó con Duhalde, fue su candidato en 2003 y éste había roto con Menem en medio de críticas escandalosas en parte movidas por el intento menemista de la re-reelección.
Kirchner intentó una vía transversal, de sumar sectores de centroizquierda o progresistas, por fuera del tradicional PJ. Luego de juntar masa crítica, volvió a pasar el rastrillo y la mayoría del PJ se fue con él, abandonando a Duhalde que apenas quedó con un puñado de legisladores nacionales y un menguado poder bonaerense.
En cambio Menem tomó de base el PJ y privilegió la apertura hacia la UceDé del clan Alsogaray y demás expresiones de la derecha, incluso enemigos históricos del peronismo como el almirante Isaac Rojas (segundo jefe de la «Revolución Fusiladora» de 1955), Adalbert Krieger Vasena, José Martínez de Hoz, la Rural, etc.
Kirchner no es un defensor a ultranza de la Generación del ´70 ni un campeón de los derechos humanos, por más que Hebe de Bonafini y Estela de Carlotto (de Madres y Abuelas) afirmen esa barbaridad. Pero de todos modos en este campo se ven más diferencias con Menem, quien dictó dos indultos a los genocidas (octubre de 1989 y diciembre de 1990).
En cambio Kirchner admitió finalmente que su bancada acompañara en agosto de 2003 el proyecto de Patricia Walsh y otros legisladores de izquierda o progresistas para anular las leyes de Punto Final y Obediencia Debida (con la patética abstención de Luis Zamora, ex trotskista de Autodeterminación y Libertad).
Apenas asumió K descabezó la cúpula castrense del general Ricardo Brinzoni, implicado en la masacre de Margarita Belén. También dio de baja a algunos militares por sus antecedentes represivos, como ocurrió en 2005 con el general Gonzalo Palacios, jefe del Quinto Cuerpo con asiento en Bahía Blanca, con antecedentes de instructor en la tristemente célebre «Escuela de las Américas» de los yanquis.
El gobierno se peleó con la cúpula reaccionaria de la Iglesia expresada en el cardenal Jorge Bergoglio y le reprochó a la iglesia en la basílica de Luján el haber callado ante tantos crímenes, incluso de los que derramaron sangre de miembros de la Iglesia. Fue a La Rioja y reivindicó al obispo mártir Enrique Angelelli.
El gobierno entró en conflicto con el papa Juan Pablo II luego de decidir el cese del obispo castrense Antonio Baseotto, quien había hecho la apología de los «vuelos de la muerte» en carta amenazante al ministro de Salud, Ginés González García, a raíz de los planes de salud reproductiva y el reparto de preservativos. Ese conflicto perdura aún con Benedicto XVI.
En este momento hay 200 militares, en su mayoría retirados, detenidos por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura. Algunos estaban de antes (causa por robos de bebés, etc), pero los demás fueron presos VIP tras la anulación de las leyes de la impunidad en 2003.
El gobierno propuso el feriado del 24 de marzo en homenaje a la memoria, lo que facilitó la multitudinaria movilización de masas al cumplirse los treinta años del golpe. Fue un rudo golpe a la «teoría de los dos demonios» defendida por la derecha, que quiere imponer la fecha del 5 de octubre, cuando Montoneros atacó en 1975 el Regimiento 29 de Monte de Formosa.
La táctica de Kirchner hacia el movimiento de masas es menos represiva que la de sus antecesores, incluido Duhalde (recordar la masacre del Puente Pueyrredón y estación Avellaneda en junio de 2002). Este gobierno hace concesiones menores, utiliza los caballos de Troya de sus operadores «ex piqueteros» como D´Elía, Ceballos, Pérsico, etc, premiados con cargos oficiales y subsidios.
Y por último, también echa mano de la policía y Gendarmería, en una tendencia que empezó con la represión en la Legislatura porteña en 2004 durante el tratamiento del código contravencional propuesto por Macri y una parte del ibarrismo.
El rostro represivo del gobierno se vio claramente en Santa Cruz, con las redadas policiales y de la Gendarmería en Caleta Olivia, Las Heras y Pico Truncado, contra los desocupados y los obreros petroleros, empleados municipales, con mujeres heridas, compañeros detenidos y golpeados, etc. La última de estas embestidas ocurrió cuando los obreros petroleros reclamaban contra el impuesto a las ganancias que ellos debían injustamente pagar.
Valorando las diferencias entre este gobierno y los anteriores en materia de derechos humanos, a su vez el PL imputa directamente a Kirchner:
-No haber derogado los dos indultos de Menem a los genocidas con la excusa de que esa debía ser una cuestión de la justicia.
-No haber cumplido con enviar un proyecto de ley de amnistía al Congreso para favorecer a los más de 4.000 luchadores populares procesados por cortar rutas, manifestar, etc, tal como había prometido el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde.
-Tener actualmente ocho presos políticos: seis en Las Heras, Cristian Ruiz en Caleta Olivia (ambas localidades de Santa Cruz, la provincia del presidente) y Chacho Berrozpe, del MTR-Cuba, en Mar del Plata.
-Haber enviado 600 efectivos militares a la Minustah que mantiene la ocupación militar de Haití con las falsas premisas, yanquis, de las «intervenciones humanitarias». No se puede declamar sobre los derechos humanos y al mismo tiempo ser parte de la Minustah, hacer los ejercicios Unitas con la marina yanqui todos los años, etc.
D) En relación a la política hacia Cuba:
-Menem y De la Rúa mantenían relaciones diplomáticas con Cuba pero sobresalía en ambos su odio a la revolución cubana y su dirección política, a la que atacaban públicamente de «dictadura» haciendo el juego al imperialismo yanqui.
Kirchner cambió en este aspecto, sobre todo cuando invitó y recibió a Fidel Castro en mayo de 2003, permitió el uso del espacio público para hacer el gran acto público con 40.000 personas y Fidel como orador en las escalinatas de la Facultad de Derecho de la UBA, etc. Sabemos que se ha incrementado el comercio y que hay buenas intenciones de ambas partes para el reconocimiento oficial de los títulos de los alumnos argentinos recibidos en Cuba. El cambio de Jorge Taiana por Rafael Bielsa puede ser positivo para la relación de los dos países.
Pero a su vez puntualizamos que:
-Kirchner no viajó a Cuba como prometió varias veces el ex canciller Bielsa, quien en octubre de 2004 le dijo a una delegación de Mil por Cuba, al recibirlos en audiencia, que el presidente viajaría a La Habana en enero de 2005. Termina mayo de 2006 y no hay visos de eso.
-Esa inasistencia kirchnerista no es casual: tiene que ver con la forma injerencista como el gobierno argentino trató el caso de la médica «gusana» Hilda Molina, a la que quiso importar de prepo poniendo en tensión la relación bilateral.
-En reportaje del diario Clarín, en mayo de 2005, Kirchner criticó al presidente de Cuba por el tema de los derechos humanos que supuestamente éste no respeta globalmente, sobre todo en la «esfera política».
Por esas razones y otras más, como la diferencia de la cancillería argentina con sus similares de Cuba y Venezuela a propósito del Alca, el Alba, la Minustah, el voto en la OIEA sobre Irán, etc, el PL no compra la tesis de que el gobierno de Kirchner es popular.
Tal como hemos tratado de aclarar en este análisis, por nuestra caracterización de clase de ese gobierno y sus regateos con el enemigo principal -el imperialismo y la oligarquía- no tratamos a Kirchner como a Menem y tenemos tácticas diferentes frente a uno y otro. De hecho hemos suspendido desde 2003 la consigna de un nuevo Argentinazo, por esas diferencias que visualizamos entre ambos y porque un sector importante del pueblo cree que estamos ante un gobierno progresista, creencia que viene cuesta abajo en algunos sectores de luchadores pero aún existe entre las masas.
Más aún, en caso de conflicto grave del gobierno K con el imperialismo yanqui, como amagó producirse por el debate del Alca en Mar del Plata, o bien por un conflicto con los genocidas y represores, que disconformes con los procesamientos, detenciones y juicios puedan intentar un cuartelazo o atentados terroristas, en cualquiera de esas hipótesis no tendremos dudas en llamar al pueblo a movilizarse contra el enemigo principal (el Alca y los genocidas, en esas hipótesis).
En tales eventualidades estaríamos confluyendo con el gobierno nacional, objetivamente, golpeando juntos y marchando por separado, y no tendremos prurito en hacerlo en esas circunstancias excepcionales.
Un anticipo de ello fue nuestra presencia en el acto del 24 de marzo de 2004, en el traspaso de la Esma a Museo de la Memoria, cuando fuimos el único partido de izquierda presente. Y también puede rastrearse esa postura nuestra en la negativa a poner como blanco a Kirchner en el documento del 24 de marzo último, al cumplirse los 30 años del golpe, donde dimos debate político dentro del espacio «Memoria, Verdad y Justicia» contra los trotskistas, el PCR, el PC y otras organizaciones que consideran a Kirchner como un continuador del «genocidio y el exterminio».
Pero no olvidamos que en la Argentina hay dos contradicciones importantes. Una principal, que opone al pueblo con la oligarquía y el imperialismo, y otra, también fundamental, entre el pueblo y el gobierno gran burgués. Dicho en términos marxista-leninistas: está la lucha antiimperialista que es la principal, pero sin desvincularla de la lucha democrática-popular.
La primera contradicción nos remite a Bush, el imperialismo y los monopolios extranjeros y nacionales. La segunda a derrotar el proyecto gran burgués de Kirchner que mantiene y aún empeora la regresiva distribución del ingreso, donde el 10 por ciento más rico gana 31 veces más que el 10 por ciento más pobre, según información oficial del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).
Es que las lecciones de la historia de todo el siglo XX demuestran que si el pueblo argentino tiene la dirección de la gran burguesía y parte de la burguesía nacional, a la corta o a la larga, pierde en la confrontación de clase con la alianza imperialista-oligárquica. Para que ese resultado no se repita, con los saldos dolorosos que suele provocar, es preciso que surga un frente antiimperialista con la dirección de los sectores revolucionarios en política y de la clase obrera como cabeza de ese dicho frente. La dirección del Partido Justicialista, del Frente para la Victoria o de la «concertación plural» bajo hegemonía de Kirchner, nos llevará a otra derrota popular porque carece de voluntad y estrategia antiimperialista y antimonopolista.
Ese es un pecado capital en estos tiempos en que la administración Bush quiere llevarse el mundo por delante en base a su poderío económico y sus arsenales de misiles. La flojera del presidente argentino se nota en que no sale del nivel de los regateos con el imperio y se resiste a integrar el frente antiimperialista que perfilan la Alternativa Bolivariana de las Américas (Alba) y el Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP) formados por Cuba, Venezuela y Bolivia.
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Sergio Ortiz es Secretario General del Partido de la Liberación