Juan Luis: No le negaremos que en este blog tenemos muchas discrepancias con la línea editorial de «El País». Aun así, puesto que la mayoría somos periodistas, nos sentimos obligadas a posicionarnos en defensa de esta profesión, dadas las circunstancias y sus declaraciones. Nos perdonará el tono crudo, Juan Luis. Pero hemos aprovechado que se […]
Juan Luis: No le negaremos que en este blog tenemos muchas discrepancias con la línea editorial de «El País». Aun así, puesto que la mayoría somos periodistas, nos sentimos obligadas a posicionarnos en defensa de esta profesión, dadas las circunstancias y sus declaraciones. Nos perdonará el tono crudo, Juan Luis. Pero hemos aprovechado que se lleva esto de las calles, es decir, cartas de dirección única para explayarnos y para que, de paso, conozca a tres de las personas que trabajan para su periódico. Tres personas que, suponemos por sus declaraciones, son la avanzadilla de esa generación ¿futura? de periodistas de El País con perfiles digitales, lejos de cumplir la media de 53 años y remotamente más lejos de tener un salario medio de 88.000 euros. Salimos muy baratos porque tenemos muchas ganas de trabajar, aunque sea gratis. Como suponemos que ignora, desde Prisa sólo nos llegan asépticos mails con el eslogan «inteligencia de mercado» debajo del logo de la empresa y con los visitantes que tiene este blog. Decenas de miles el último mes. Usted se aprovecha del capital simbólico que generan nuestras ideas y la imagen que da que «El País», aunque sea en un blog, reconozca determinadas cosas. También se ha llegado a situar estratégicamente numerosos tipos de propaganda bajo nuestros nombres y caras en la parte superior del blog, aunque nunca hayamos recibido retribución económica por ello. Como podrá imaginar, formamos parte de esos jóvenes que no entran en sus estadísticas porque no tienen contrato laboral, colaboradores a los que nunca se les ha querido contratar pese a que realizan tareas estructurales.
Desde luego, tampoco conocemos ni conoceremos lo que es «vivir tan bien». Pero sin rencores, Juan Luis. Desde aquí, a pesar de desconocer si llegará a leer esto, le proponemos algunas ideas muy rentables para llevar a cabo esa «profunda transformación» que quiere hacer en su periódico y poder así, suponemos, seguir cobrando sus (esto sí) 13,6 millones de euros anuales.
Para empezar, puede llenar las universidades con ofertas para prácticas ¡gratis! en el periódico (está comprobado: lo gratis tira mucho en España). Después, le proponemos que lance becas por doquier (sí, son precarias, pero oiga, ¿y la experiencia?, ¿y lo que enriquecen?), para terminar erigiéndose como adalid de las oportunidades y del progreso (en la línea) ofreciendo un blog a cada joven perdido que se ha entrevistado durante el verano. Puede llamarlo «generación precaria» y a lo mejor incluso algún sociólogo lo empieza a usar y crea usted solito (le guardaremos el secreto) otra etiqueta más para nuestra malherida y vaciada de significado generación. De esta forma, su plantilla de jóvenes precarios con perfil digital sería la materia prima de la noticia, a la vez que procesadora de ella. ¡Podrían incluso hacerse entre ellos mismos las entrevistas! ¿Y qué tal un Gran Hermano en las redacciones? Sería algo así como lo que fue convertir CNN+ e GH 24h, pero con el plus de que sus miembros, además, trabajarían. No haría falta ni tirar de agencia: «El País» crearía y procesaría sus propios contenidos, ¡como Telecinco! ¿Qué le parece? Matías Prats diría: esto sí que es ahorrar. Pero para qué nos vamos a engañar, Juan Luis. En realidad, todos sabemos que lo de la plantilla cara y vieja es una forma (bastante burda, eso sí) de excusar un recorte con un sentido puramente económico, y que no está en su cabeza eso de hacer una transformación del proyecto del periódico. Vamos, que tras sus pasos ciegos de capitalista de casino con Digital+, radios en Miami y teles latinoamericanas, «El País» le molesta y lo quiere quitar de encima cuanto antes. ¡Total, usted ya tiene asegurado su retiro dorado! De lo contrario, hubiera escuchado a la plantilla, en lugar de lanzar con repugnante indiferencia ese comentario de que « quien aprueba o reprueba a su presidente y ejecutivos en la asamblea de accionsitas, no la de los trabajadores «, que es algo así como decir «me importa una soberana mierda lo que digáis porque yo cobro de Liberty». Y eso está feo, Juan Luis, está muy feo. Es una pena, porque seguro que puede encontrar muchas opiniones valiosas sobre el rumbo que puede tomar el periódico. No se ofenda, pero eso de que » el periodismo ha muerto » y las redes sociales son el futuro está un poco trillado, es como demasiado cómodo, ¿no cree? De hecho, ¿no cree que si Internet tiene el monopolio de la inmediatez, la prensa escrita puede ofrecer la reflexión y la calidad que no puede un Eskup? Y se lo decimos nosotros, que tenemos perfiles digitales.