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"Sr. Presidente, tome esta carta como un aporte a la construcción democrática frente a un país que debe asumir los desafíos de alcanzar una sociedad más justa y fraterna para todos"

Carta al Señor Presidente de la Nación

Fuentes: Rebelión

Sr. Presidente de la Nación Dr. Nestor Kirchner: Reciba el fraterno saludo de Paz y Bien. Si bien apoyamos y acompañamos las decisiones del gobierno nacional que usted preside, sobre las políticas de DD.HH. y valoramos la voluntad política de alcanzar la nulidad de las leyes de impunidad que los organismos desde siempre veníamos reclamando, debemos […]

Sr. Presidente de la Nación Dr. Nestor Kirchner:

Reciba el fraterno saludo de Paz y Bien.

Si bien apoyamos y acompañamos las decisiones del gobierno nacional que usted preside, sobre las políticas de DD.HH. y valoramos la voluntad política de alcanzar la nulidad de las leyes de impunidad que los organismos desde siempre veníamos reclamando, debemos también solicitar y reclamar al gobierno sobre la situación de los derechos humanos hoy, violados sistemáticamente en muchas provincias. Esta carta tiene por objeto informarle sobre la situación en la Provincia de Misiones, aunque creo que usted debe tener los indicadores necesarios sobre la provincia. Recientemente en el viaje a la Provincia de Misiones junto con el Secretario General de la CTA, Víctor de Gennaro, fuimos a encontrarnos con el Padre Obispo Emérito del Iguazú, Joaquín Piña, a quien conozco desde hace años y valoramos su trabajo pastoral desde el Evangelio, en particular con los más pobres y necesitados. Como usted bien sabe, el Padre Obispo asumió su compromiso con el pueblo misionero de presentarse como constituyente para la reforma constitucional que el gobernador de la provincia ha convocado para su re-elección, sin tener en cuenta los graves problemas que vive Misiones.

El relevamiento del Hospital SAMIC donde estuvimos en el Dorado, da un informe alarmante sobre la salud del pueblo Mbya Guaraní. El personal del hospital, médicos, enfermeros y administrativos se encuentran en huelga, por salarios bajos y deficiencias hospitalaria; esto no es nuevo, lleva varios años de desidia y abandono y atenta contra la salud de la  población. Desde mi visita anterior hasta ahora, no ha mejorado. El  personal del hospital es víctima de amenazas por parte de los directivos, agravando la situación. El secretariado del SERPAJ en Posadas, viene trabajando sobre los  problemas de tierra, agua y situación de los pueblos originarios y de los  derechos humanos, la mortalidad de niños y la desnutrición que  afecta a gran parte de la población indígena, así como el aumento de la pobreza y la exclusión social de la población en general. Se está violando el Art  75.  de la Constitución y lamentablemente todo eso se hace con total y absoluta impunidad.

El día 23, Pag. 12 publica una nota de Darío Aranda, donde denuncia los hechos señalados. La provincia de Misiones, como otras, transformadas en feudos donde los gobernadores hacen lo que quieren y no lo que deben, ponen en dificultades los valores democráticos. El llamado a la reforma constitucional para la re-elección del actual gobernador, apoyada por usted, personalmente, genera mucha incertidumbre y preocupación, al avalar a un gobierno provincial que viola sistemáticamente los derechos humanos, recurre a las amenazas, y provoca  miedo en la población. Eso es notorio y público y muchas personas no quieren expresarse ni concurrir a los encuentros públicos por miedo a las agresiones físicas y a perder sus empleos. Estamos en una etapa electoral y lógicamente las alianzas políticas son importantes pero las mismas deben tener la altura y valores éticos que permitan construir nuevos paradigmas de vida de nuestro pueblo,  fortaleciendo la democracia y los derechos humanos como valores  indivisibles y en su integridad. Pudimos ver durante nuestra visita en Misiones cómo se utiliza la mentira, las amenazas y la falta total de ética. El gobernador ha prohibido a la policía y a sus familias a asistir a misa en las iglesias, alegando que se hace política. Esa actitud recuerda situaciones que  vivimos durante la dictadura militar. La preocupación del pueblo misionero es el temor a un fraude electoral. El Padre Obispo Joaquín Piña no tiene ambiciones partidarias y no apoya  ese movimiento social amplio y pluralista, de los apetitos y aventuras de otros sectores políticos, que han dañado profundamente a la provincia y del que el actual gobernador ha sido parte junto con el ex gobernador Puerta. Y hoy son opositores uno del otro.

El movimiento ciudadano tiene la responsabilidad social de buscar fortalecer la ciudadanía frente al vacío de otros referentes sociales y políticos. Quiero recordar aquí al hermano Jaime de Nevares, Obispo del Neuquén, quien en 1994, se presentó como constituyente a la reforma de la Constitución Nacional, lo hizo siguiendo el mismo camino que hoy asume Joaquín Piña, servir al pueblo. Recuerdo que durante la Constituyente decide renunciar al mandato para no traicionarlo; el objetivo de la reforma tenía mucho que ver con la re-elección del entonces presidente de  la Nación Carlos Saúl Menem. Cuando lo visité en Neuquén le pregunté:  ¿Jaime, por qué renunciaste?- Su respuesta fue muy clara y contundente. «Renuncié porque eso era como fumarse un cigarrillo encendido por las dos  puntas». Nos dio un claro ejemplo entre el decir y el hacer, entre los valores y la ética que la acción política debe tener.

Hoy nos encontramos  frente a un hecho semejante en la distancia pero muy cerca en sus  contenidos. Sr. Presidente, tome esta carta como un aporte a la construcción democrática frente a un país que debe asumir los desafíos de alcanzar una  sociedad más justa y fraterna para todos. No queremos que se queme por ninguna de las dos  puntas. Es necesario buscar alternativas y no hablar tanto de la pobreza, debe investigarse la riqueza, de aquellos que se enriquecen a costa de los pobres. El saqueo que sufrió el país y el empobrecimiento se debe a políticas impuestas, sin embargo no hay ningún responsable ante la justicia.

Fraternalmente,

Adolfo Pérez Esquivel

Buenos Aires, 22 de octubre del 2006