Por esta cabecera, de las más antiguas que se publican en el Estado español, pasa la historia de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y de las luchas obreras durante períodos fundamentales de la historia reciente: la República, la Guerra Civil, la Dictadura y la Transición. Del mismo modo, como portavoz de determinadas corrientes […]
Por esta cabecera, de las más antiguas que se publican en el Estado español, pasa la historia de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y de las luchas obreras durante períodos fundamentales de la historia reciente: la República, la Guerra Civil, la Dictadura y la Transición. Del mismo modo, como portavoz de determinadas corrientes de pensamiento también es un fiel reflejo de las luchas internas, así como de los altibajos de la central anarcosindicalista.
El 13 de diciembre de 1868 se celebró el primer Congreso Obrero Catalán y el 20 de mayo del año siguiente se constituye la primera Sección Española de Asociación Internacional de los Trabajadores, de claro tinte sindicalista así como impregnada de las ideas de Bakunin. Más adelante, ya en 1907, se impone claramente el anarcosindicalismo de corte francés y se funda una confederación de sociedades obreras que se llamará -y de ahí tomara su nombre el periódico- Solidaridad Obrera. El 19 de octubre de 1907 es publicado en Barcelona su primer número y se convierte en una de las voces más claras y referente del sindicalismo anarquista ligado casi siempre a la Regional de Catalunya de la CNT (fundada en 1910).
Solidaridad Obrera ha tenido siempre una vida azarosa. Hasta su paso a la clandestinidad tras la Guerra Civil, las suspensiones, la retirada y el secuestro de ediciones y censura de artículos fue la tónica general incluso durante la II República. Cerrada e ilegalizada, la cabecera siguió siendo publicada en otros lugares cuando no era posible hacerlo en Barcelona; por ejemplo, en 1909 se imprimió en Gijón, tras la represión desatada a raíz de la Semana Trágica y, en 1919, hubo de trasladarse toda la redacción del periódico a Valencia. En los años anteriores a la Guerra Civil se llegaron a editar 30.000 ejemplares de media y durante la guerra llegarían a 220.000, siendo el periódico de mayor tirada en aquel momento.
Después de la guerra
Después del ’39, Solidaridad Obrera tuvo que editarse en la clandestinidad. La primera de estas ediciones fue en 1942 en Barcelona. La cabecera también se editaría en el extranjero por grupos de exiliados cenetistas (el primero de ellos en México, en 1942). También habrá ediciones en Argel y Toulouse.
En el interior, la cabecera aparece y desaparece según la policía franquista va deteniendo a los comités nacionales y regionales que, sucesivamente, pretenden rehabilitar la CNT desde el interior. Las detenciones se dan hasta mediados los años ’50 y esto desarticula en parte al movimiento anarquista, que no vuelve a tener reflejo prácticamente hasta los años ’60. Pese a ser años de represión y exilio durante la II Guerra Mundial también en Europa-, los ’40 fueron de gran difusión y grandes tiradas de Solidaridad Obrera aunque a menudo había que editar en Francia y pasar todos los materiales de contrabando por la frontera. En esta época se editaban, en el interior, numerosas publicaciones de diversos comités regionales.
El 29 de febrero de 1976, en la parroquia de Sant Medir, en Sants, se reconstruye la CNT. El 1º de mayo de ese año reaparece Solidaridad Obrera, siendo el portavoz del sindicato en Cataluña. En 2005 pasa a ser gratuito y financiado por las aportaciones de afiliados y simpatizantes, y su gestión corresponde al Comité Regional de Catalunya y Baleares.
El perfil característico de la publicación se conforma entre 1915 y 1917, en los años en que la neutralidad del Estado español en la I Guerra Mundial conllevó un crecimiento económico que no mejoró las condiciones de trabajo de la clase obrera, a cuyas reclamaciones e intentos de organización eran respondidos por la represión oficial y el terrorismo patronal que contrataba directamente bandas de pistoleros. Así, Solidaridad Obrera mantendrá en sus contenidos -con pocos cambios hasta la actualidad- información sindical, política nacional y una especial atención a la publicación de cartas que les enviaban lectores de todo el Estado y artículos de colaboradores de renombre donde exponen sus ideas sobre la organización sindical y el pensamiento anarquista.