Mujeres que se organizan para pelear por sus derechos dentro de sus lugares de trabajo; mujeres que se organizan para apoyar y formar parte de la lucha de sus compañeros de vida en sus ámbitos laborales. Las experiencias de las Comisiones de Mujeres de Kimberly Clark, Coca Cola y SIAM.
KIMBERLY CLARK
“Hicimos un lazo tan grande de amistad que necesitábamos estar juntas para pasar todo este proceso. Y es tan gratificante y tan lindo encontrarte con una par que te pregunte cómo estás y te escuche, y que vos escuches a tu compañera, es genial”
La Comisión de Mujeres surgió el 27 de septiembre de 2019, un día después de que los trabajadores se enteraran del cierre de la planta en Bernal. “Ellos convocaron a una asamblea y a ocupar la fábrica, y al otro día realizaron un plenario y allí surgió la Comisión de Mujeres. La motivación fue más que nada, entre las que estábamos ahí, acompañar y apoyar a nuestros compañeros en este largo y duro proceso que se venía. Durante ese mismo plenario, avisamos que se conformaba la Comisión y les dijimos a todas las esposas, compañeras o familiares, madres, hermanas, que quisieran empezar a compartir este momento, que nosotras íbamos a estar todos los días en las escalinatas de la fábrica, para ver qué podíamos hacer, en qué podíamos colaborar”, relata Vero a Red Eco.
“En mayor o menor medida, todas funcionábamos dentro de la Comisión de la misma manera – detalla Vero –, entendíamos que la mayoría de nuestras compañeras trabajaban o tenían hijos chicos. Creo que la regla principal fue el apoyo y el acompañamiento, todo lo demás que después vino fue ponernos, equiparándonos en algunas situaciones, al lado de ellos a salir a distintos lugares, a pasar el fondo de lucha, llevar y hacer visible la situación de Kimberly en distintos lugares, como por ejemplo al Encuentro Nacional de Mujeres, o llevar el fondo de lucha a las universidades, organizar festivales cada vez que los sábados estaban disponibles, bingos para seguir colaborando con el fondo de lucha para nuestros compañeros. No solo era el fondo, también hacer visible la lucha que llevaban adelante los trabajadores de Kimberly durante los 70 días de toma”.
En un principio, la Comisión estuvo integrada por las esposas y compañeras de los trabajadores y también por dos trabajadoras de Kimberly, que fueron las primeras en irse: “Firmaron la conciliación obligatoria. Ellas tenían más de 20 años trabajados en la fábrica, y había un poco de desgaste y desilución respecto a lo que estaba sucediendo, propio de cuando una multinacional te apreta tanto que a veces te termina ahorcando en algunos casos, y en otros te termina condicionando a que saques más fuerzas de donde no las tenés. Actualmente quedamos todas las compañeras. No nos gusta decirnos esposas, nos gusta decir que somos compañeras”.
Respecto a la relación entre las integrantes de la Comisión, Vero destacó el lazo que se creó entre ellas, y también la fuerza y empuje que mantienen desde el primer día: “Veo como un triunfo que cada uno de los compañeros haya visto que quizás en nuestra mente no existía cansancio. Si después de una audiencia nos decían que había que armar el bufet porque había un plenario nosotras seguíamos, había veces que ellos mismos nos decían que paremos, o nos decían ‘miren que mañana va a llover no hace falta que vengan a la puerta de la fábrica’, y nosotras esperábamos que termine de llover e íbamos igual. Hicimos un lazo tan grande de amistad que necesitábamos estar juntas para pasar todo este proceso. Y es tan gratificante y tan lindo encontrarte con una par que te pregunte cómo estás y te escuche, y que vos escuches a tu compañera, es genial”.
Los trabajadores de Kimberly Clark resolvieron ocupar la fábrica el mismo día en que la empresa anunció su cierre. Durante más de 70 días mantuvieron la medida e incluso volvieron a poner en marcha la planta para demostrar su viabilidad productiva. Sin embargo, en la madrugada del 4 de diciembre pasado fueron desalojados violentamente por efectivos policiales. Varios trabajadores fueron detenidos y liberados horas más tarde, pero se les iniciaron causas, y actualmente están imputados, acusados de usurpación de la propiedad privada. Desde ese día y hasta la actualidad la fábrica se encuentra rodeada de fuerzas de seguridad.
Durante los días de ocupación y los posteriores tras el desalojo, la cantidad de compañeras fue disminuyendo dentro de la Comisión: “En un momento determinado, creo que íbamos por la sexta audiencia (en el ministerio de Trabajo), un grupo fuerte de compañeros se asustó y terminó yendo a Capital a firmar (con la empresa), y cuando ellos firmaron la Comisión de Mujeres se redujo porque sus esposas decidieron mantenerse junto a sus maridos, y ocuparse de sus cosas, cada una en su hogar, en su trabajo, en su familia. Ahora somos cada vez menos, después del desalojo sinceramente cuesta mucho reunir a las mujeres, pero las pocas que somos acompañamos, estamos atentas, ahora prácticamente es un acompañamiento psicológico, emocional (…). Muchas de nuestras compañeras han puesto la fuerza y la voluntad en ver en qué proyectos o tareas laborales pueden impulsarse ahora. También es como que fue un año bastante trágico y duro desde septiembre a diciembre, prácticamente que nos sentíamos demolidas, pero nos mantenemos unidas, en contacto, nos seguimos juntando, consideramos que se formó una linda amistad y una gran familia, porque de hecho muchas veces tenemos reuniones en familia, con los compañeros. Pero está mucho más abajo, más opacado, ha caído mucho, pero calculo que tiene que ver con que cada uno de nosotros necesita un momento para bajar, tomar fuerzas y volver a empezar”.
De todos modos, Vero tiene un visión positiva del camino que están transitando: “Creo que todo lo que vinimos haciendo hasta este momento fueron buenos logros, y uno de los principales es el acompañamiento a todos ellos, es haber estado desde el día 1 al lado de ellos, sin importarnos absolutamente nada, si hacía frío, si hacía calor, si anunciaban temporal, si anunciaban que podían venir a reprimir, que nos iban a desalojar. Creo que ese fue el principal logro porque cada una individualmente sabía lo que dejaba en su hogar, con lo que se iba a encontrar allá y con lo que regresaba a la casa. Porque nosotras participábamos del acompañamiento de la toma, no de la toma en sí, entonces era como ir y venir, y muchas de nuestras compañeras en su vivir diario habrán disimulado o tragado saliva para callar la tristeza o el malestar que sentían al tener que levantar el teléfono y pedirle a algún amigo o a alguien que le cuiden a los nenes y ella ir a acompañar en esta situación y después volver a la casa como si nada sucediera, o sí, como si mucho sucediera.Pero ¿cómo le podés contar a una criatura de tres, cuatro años, cómo le hacés entender tus lágrimas, tus tristezas? Creo que todo el proceso es un gran acompañamiento, un gran triunfo y un gran logro”.
“Creo que nos tocó pasar por este proceso para aprender algo – continúa Vero –, y para dejar algo marcado no sé si para el resto de las personas que lo hayan seguido o no, pero para dejar algo marcado en nuestras vidas y en nuestras familias. Es muy difícil que pasen los años y una se olvide de una situación así. Si tendría que ponerle un título creo que este acompañamiento reafirmó a las familias de cada uno de los trabajadores, el acompañamento de las familias reafirmó el amor hacia las familias. Creo que si la multinacional quería romper por ese lado le iba a hacer muy difícil porque nosotros seguimos muy unidos, se tendrían que haber roto un poco más la cabeza para lograrlo, por la parte legal podés ganar un montón pero por la parte afectiva no lo veo tan factible (…). Es el poder de comprensión y entendimiento que tenemos con el grupo. A nosotras no solo nos une el tema de los despidos sino que nos está uniendo algo familiar, y creo que vamos a seguir fortalecidos por años, quizás no nos hace falta vernos todos los días pero sabemos que estamos, estamos siempre presentes”.
Actualmente, la Comisión mantiene el acompañamiento: “Quedamos pocas, y quedamos quizás un poco de capa caída, pero igual sigue el acompañamiento como fue ir hasta La Plata para ver si nos atendía el gobernador Kicillof, o los días de citación de nuestros compañeros por la imputación que quedó después del desalojo de la fábrica. Ya no tenemos un lugar fijo como para poder organizar un festival y plantear un bufet, pero nadie puede saber si a futuro eso puede modificarse o que a nosotras en alguna fecha en particular, como el día del padre, se nos ocurra organizarnos y hacer una rifa, siempre en pos del fondo de lucha de los trabajadores de Kimberly Clark”.
COCA COLA
“Para la empresa era despedir simplemente a un trabajador, pero para nosotras eran familias que quedaban en la calle. Eso nos dio fuerza para apoyarlos”
Los despidos y luchas de los trabajadores de Coca Cola habían comenzado en 2015, pero tres años después se produjo una nueva tanda de cesantías. Fue en ese momento, en 2018, que se creó la Comisión de Mujeres. “En 2015 eran trabajadores cuyas compañeras no estaban muy al tanto de que podían luchar junto a ellos. En la tanda de 2018, donde estaba mi compañero despedido, decidimos conformar la Comisión. Y surgió a partir de que nos encontramos de un día para el otro con que nuestros compañeros fueron despedidos y como compañeras, esposas, novias, nos unimos para reclamar también por los derechos de ellos. Para la empresa era despedir simplemente a un trabajador, pero para nosotras eran familias que quedaban en la calle. Eso nos dio fuerza para apoyarlos a ellos, para que no se encontraran solos”, relata Kary. Ella integra la Comisión, cuyo objetivo principal fue, según sus palabras, apoyar primero a los compañeros y reclamar por sus derechos, pero también exigirle a Coca Cola que contrataran mujeres para trabajar en las plantas: “Tienen alguna que otra empleada administrativa o en los calls center, pero lo que es en planta, en la línea de producción, no tienen mujeres, no hay mujeres para el sector de limpieza, o manejando algún tipo de máquina, las mujeres son excluidas totalmente de la planta. Ese era también nuestro objetivo, reclamarle a la empresa el derecho que tenemos las mujeres de trabajar”.
Actualmente, la Comisión está integrada por diez mujeres, ya sea compañeras de trabajadores despedidos como de trabajadores que todavía están adentro de la planta: “Tenemos compañeras que por unirse a nosotras teniendo a sus esposos en planta, las vieron y despidieron a sus compañeros. No somos muchas en la comisión, pero tenemos el apoyo de otras comisiones, y eso da fuerza y empuje, y también nos contiene a nosotras porque no es fácil, nosotras tenemos que contener a nuestros compañeros, contener nuestras casas, contener nuestros hijos y salir a luchar. Salimos a luchar junto con ellos y a veces se hace difícil, por eso el apoyo de las demás comisiones nos fortalece, como también nosotros le damos apoyo a otras luchas”, describe Kary.
Entre las comisiones que las apoyaron desde un primer momento, Kary destaca especialmente la de la cooperativa gráfica recuperada MadyGraf (Ex Donnelley): “Nos guiaron respecto a cómo seguir en la lucha, siempre nos acompañaron y apoyaron, nos instruyeron porque nosotras, muchas mujeres trabajadoras, otras amas de casas, no teníamos idea de esto. Tampoco sabíamos que nuestros compañeros tenían derechos por los que iban a pelear, y que nosotras también como mamás, compañeras y sobre todo como mujeres. Aprendimos mucho de la lucha sobre los derechos de la mujer”.
En este sentido, Kary remarca que en este camino, tal como pasa en todos los sectores, las han mirado distinto por ser mujeres: “Pero nosotras seguimos para adelante. Nosotras decidimos hacer una acción y la hacemos. Seguimos peleando por nuestro objetivo que es pedir el puesto de trabajo de nuestros compañeros y su reincorporación”, aclara.
La Comisión debió soportar la reacción de la empresa y sus directivos: “Hubo acciones que las mujeres hicimos en la puerta de la fábrica, solas o junto a nuestros compañeros, y fueron situaciones donde nos embroncábamos. Nunca pasó a mayores, pero tuvimos situaciones de estar pidiendo colaboración de los compañeros de adentro de las plantas, y se acercaban los distintos encargados, supervisores, incluso delegados que son quienes supuestamente tienen que defender los derechos de los trabajadores, y se quedaban del lado de adentro de la planta, nos miraban y se reían. Pero nosotras igual continuábamos, íbamos con nuestros hijos, recibimos el apoyo de los compañeros de adentro, muchos de ellos nos solventaron; por ejemplo el año que mi compañero y sus compañeros despedidos estuvieron sin sueldo se hizo muy complicado porque faltaba un salario en las casas, pero ellos se acercaban, nos daban una palabra de aliento, nos ayudaban económicamente, mientras que de parte de la empresa jamás tuvimos la posibilidad de acercarnos”.
En cuanto a los principales logros obtenidos, Kary señala: “Conseguimos la reincorporación de compañeros que habían sido despedidos. En total fueron unas 10 reincorporaciones, aunque Coca Cola igual está incumpliendo la ley, porque está obligada a darles tareas, pero la empresa no se las está dando. O sea la empresa les paga un sueldo, pero no los hace trabajar porque dice que no tienen puestos. Es por esa lucha que seguimos este año, que es que inmediatamente les den tareas laborales a nuestros compañeros, porque ellos no quieren cobrar un sueldo, quieren su puesto de trabajo, y de ese objetivo no nos movemos”.
Tanto la Comisión de Mujeres como los despedidos saben que no es verdad que no hay puestos de trabajo para los reincorporados: “A los que echaron no los reemplazaron, sino que explotan a los compañeros que están adentro, los revientan trabajando, tenemos casos de compañeros que no quieren seguir más, que fueron a pedir no estar más en la empresa, renunciar porque ya el cuerpo no les daba más, psicológicamente es una tortura. Esas son cosas que la Justicia hace la vista gorda, el gobierno de turno, el anterior, el actual, todos saben lo que está pasando y nadie mira adentro de las plantas, pero nosotros seguiremos luchando. El objetivo es que nuestros compañeros recuperen el puesto de trabajo, que a los compañeros que están adentro se los valore, se los respete, y nosotras no bajar los brazos”.
Otro momento de lucha que Kary recuerda es cuando Coca Cola presentó un preventivo de crisis: “Los hombres todavía estaban mal porque habían sido despedidos, estaba la Justicia de por medio, y de repente aparece este preventivo de crisis, trucho, y las mujeres dijimos que no podía ser, no podíamos dejar que esto pasara, y nos reunimos, convocamos a militantes, compañeras de distintas comisiones, y nos fuimos a la puerta de Coca Cola donde hicimos una radio abierta. Logramos juntar muchísima gente, cortamos la calle de la cantidad de gente que era, tuvimos a los medios a nuestra disposición, y gracias a eso logramos frenar el preventivo de crisis. Sabíamos que si el preventivo se aprobaba Coca Cola despedía a 80 o 120 trabajadores; lo que nosotros logramos fue bajar esa cantidad. Nuestro objetivo era que no echen a nadie más, pero la empresa junto a la Secretaría de Trabajo y el sindicato que está dentro de la planta echaron a 32 personas, obviamente que para nosotras no fue un triunfo del todo porque nuestro objetivo era que no despidan a nadie, pero echaron a 32 de 80 o 120 que tenía pautado la empresa junto a la Secretaría”.
Respecto a las luchas que se abren en este 2020, Kary remarca la denuncia realizada contra el Sindicato Unido de Trabajadores de la Industria de Aguas Gaseosas y Afines (Sutiaga): “Ellos les descuentan a los trabajadores todos los meses una linda suma de dinero, como pasa en todos los sindicatos, pero al momento de entregarlos, los entregan, hacen sus arreglos con la empresa y pasan a ser unos burócratas más. En este sentido, las mujeres también tenemos una lucha con respecto a ellos, tenemos pensado ir y plantarnos frente al sindicato porque es el que tiene que hacer valer el derecho del trabajador, ya la justicia dio su veredicto donde les da la reinstalación a los empleados y la empresa no lo cumple, entonces nosotras como esposas, compañeras, comisión de mujeres decidimos ir a reclamar al sindicato para que se respete el derecho de nuestros compañeros y obviamente la palabra de la Justicia”.
Además, la comisión continúa esperando la respuesta de la empresa respecto a la inclusión de mujeres en la planta: “nosotras también podemos hacer el trabajo que hacen los hombres. Pero Coca Cola, de hecho, tampoco incluye a los hijos de los trabajadores de planta, no está permitido que trabajen allí”, explica Kary.
SIAM
“Las mujeres no solamente salimos a las calles para pedir derechos, sino también para enfrentar despidos, el ajuste que se nos estaba imponiendo a la mayoría de la población. Las mujeres cuando salimos a la lucha también cuestionamos muchas de las cosas que quizás cotidianamente están naturalizadas”
Su Comisión de Mujeres se creó en el marco del proceso de lucha que se originó a partir de los despidos de 20 trabajadores y trabajadoras en noviembre de 2018.
“Surgió por la necesidad de denunciar que dentro de los despedidos también había mujeres que dentro de la fábrica sufríamos la discriminación, acoso de los supervisores. También surgió al calor de la necesidad de poder unirnos a la marea verde, al Colectivo de Actrices, que en ese momento estaban haciendo fuertes denuncias contra las violaciones a los derechos de las mujeres. Surgió más que nada para mostrar que las mujeres no solamente salimos a las calles para pedir derechos, sino también para enfrentar despidos, el ajuste que se nos estaba imponiendo a la mayoría de la población”, explica Alejandra, integrante de la Comisión, a Red Eco.
De los 20 trabajadores despedidos, 6 eran mujeres y todas conformaron la Comisión, todas tenían en promedio una antigüedad de entre 4 y 5 años de trabajo en la fábrica.
Uno de primeros objetivos fue reunirse con la entonces gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, a quien le enviaron varias cartas relatando la situación: “Le hicimos saber de nuestros padecimientos y necesidades como mujeres que también mantenemos nuestros hogares, siendo que ella tenía una campaña pública en los medios en defensa de las mujeres, pero resultó ser sólo eso, una campaña, porque después en los hechos nunca nos recibió, nunca nos contestó e hizo oídos sordos a nuestros reclamos, no así a los de la empresa ya que les garantizó la militarización de la misma”, asegura Alejandra.
Desde la Comisión también hicieron presentaciones ante el Inadi (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo), denunciaron los acosos y la discriminación que sufrían dentro de la planta: “A pesar de que Newsan tiene convenios con ONG feministas para equiparar el trabajo dentro de las plantas entre varones y mujeres, en los hechos no es así, es mentira, porque por ejemplo en Siam las mujeres no accedemos a las máximas categorías ni manejamos ninguna máquina, así que un poco de las tareas de la comisión era visibilizar esta situación”.
En mayo de 2005, la Ley (provincial) N°13.337 declaró de “utilidad pública y sujeto a expropiación inmuebles ubicados en la localidad de Piñeiro, Partido de Avellaneda, para adjudicar a la Cooperativa de Trabajo Industrial Argentina Metalúrgica”. En su primer artículo se declara “de utilidad pública y sujetos a expropiación las maquinarias e instalaciones que se encuentran dentro de los inmuebles identificados y de conformidad al inventario que se adjunta a la presente, como así también la marca Siam”. De esta manera, el Estado bonaerense cedía el predio, maquinaria y marca de la quebrada Aurora Grundig, a la cooperativa organizada en 1997 por los ex empleados de Aurora (ex Siam).
Sin embargo, el 20 de diciembre de 2012 la cooperativa quebró y se dictó la Ley N°140.504 de expropiación sobre la fábrica Siam, otorgándole la adjudicación a Pilisar S.A, una empresa que pertenece al Grupo NewSan, cuyo principal accionista es Rubén Cherñajovsky.
Desde un principio la relación entre la Comisión de Mujeres y los trabajadores varones fue muy buena, aunque hubo que hacer algunas aclaraciones: “Tuvimos que explicarles a los compañeros que la Comisión era una forma de aportar a la lucha que estábamos llevando contra los despidos y que era muy auspicioso para nosotros que las mujeres de la marea verde nos apoyen, como así también lo pensamos para el conjunto de las luchas en curso que tendrían otro destino, otras fuerzas si todas las mujeres apoyaran la lucha contra los despidos y contra el ajuste. (…) Quizás a veces hay que explicar con mucha paciencia cada paso a dar, pero es parte de entender que las mujeres cuando salimos a la lucha también cuestionamos muchas de las cosas que quizás cotidianamente están naturalizadas. Hay que tener paciencia y explicar muchas cosas, pero siempre acompañan y defienden ante los abusos de la empresa”, especifica Alejandra, aunque remarca que, de todas formas, el principal triunfo que obtuvieron fue colectivo, ya que lograron la reincorporación de compañeros y compañeras. Primero fueron siete, a través de las negociaciones en el Ministerio de Trabajo: “Después yo estoy reinstalada hace ya unos meses, desde junio de 2019, y considero que también es gracias a que conseguimos el apoyo colectivo, y ahí la Comisión fue fundamental en conseguir que nos apoye el Colectivo Ni una Menos, el Colectivo de Actrices, y muchas mujeres del barrio, de los sindicatos, estudiantes que también se sintieron hermanas en nuestra lucha. Estamos muy contentas de ver mujeres al frente de la lucha contra una empresa tan grande como la nuestra”.
MUJERES ORGANIZADAS
“Las comisiones de mujeres, más allá de la lucha son un espacio que se conquista y que no nos abandona, y que nos sirve a las mujeres también para darnos cuenta de la enorme fuerza y potencialidad que tenemos cuando nos unimos y cuando nos apoyamos entre nosotras”
Las tres integrantes de las comisiones de mujeres destacan la importancia de que existan estos espacios. Kary resalta que de esta manera se visibiliza que detrás de cada despedido no hay solo una persona, o un número, como pretenden las empresas, sino familias: “No pasa solamente en Coca Cola, tenemos cantidades de empresas, fábricas, con compañeros despedidos, y para las empresas son un simple número o, como dicen nuestros compañeros: ‘nos usan, nos rompen y nos tiran’. Ellos se piensan que con plata arreglan todo, pero lo que nosotros les mostramos a las empresas, a los burócratas, a los sindicalistas es que no es simplemente un número, una persona rota, son familias, son hijos a los que se les prohíbe de un montón de cosas, son padres muchas veces porque tenemos compañeros que les dan una ayuda económica a sus padres porque tienen una jubilación miserable que no les alcanza, y todas esas cosas se empiezan a cortar. Entonces que las empresas, los empresarios, los sindicatos, el gobierno, todos sepan que no es un simple número o un simple trabajadores, son familias que se quedan en la calle, son hijos que se quedan sin su plato de comida. Cuando vamos a algún lugar, hacemos una acción, un festival a beneficio de nuestros compañeros, siempre estamos con nuestros hijos porque son parte de esta lucha, no es solamente la Comisión de Mujeres. Tenemos el apoyo de nuestros hijos que es muy importante, que muchas veces no estamos con ellos por ir a una acción, y ellos nos bancan porque ven la necesidad que hay, ven lo injusto que es”.
Vero destaca la fortaleza de la Comisión de Kimberly como una de las características que tuvieron y tienen quienes la integran (e integraron), y que puede extenderse también a otras comisiones: “Las mujeres somos fuertes, sacamos fortaleza sea cual sea la situación, creo que toda la vida fuimos fuertes, pasa que ahora estamos con una fortaleza y empoderamiento que se agiganta día a día, y la Comisión de Mujeres estaba formada por mujeres fuertes, está formada por mujeres fuertes, y cada una tiene una fortaleza en particular que era un encastre hacia la otra, y que lo sigue siendo, y estamos llenas de ideas, de paciencia y de ganas y de mucho coraje y valentía. El día más significativo para nosotras fue haber ido a una audiencia y que nos esté esperando la policía, y había muchas compañeras que estaban mal y lloraban porque tenían miedo por sus esposos. Y a mi me pasó eso siempre porque mi marido es el delegado y desde el día uno que iba a la audiencia, siempre estuve con dolor de estómago. Y ellas sabían que yo me ponía mal por eso, y ellas sintieron ese cosquilleo en el estómago cuando vieron las dos hileras de policías más un carro hidrante que no nos dejaba pasar a la Comisión de Mujeres. Y entonces supieron lo que realmente me pasaba a mi en todas las audiencias, y más allá de ese ardor nunca dejé de abrazar a mis compañeras y de decirles a los compañeros que las llamen para decirles que están bien, porque está preocupada por vos, y después quizás cuando había algún micrófono preguntar por qué a nosotras nos trataban como delincuentes si los verdaderos delincuentes estaban del otro lado. Describo un poco la fortaleza de estas bellas mujeres que forman parte y que formaron parte de la Comisión porque incluso aquellas que en un momento determinado estuvieron con nosotras y después por distintas situaciones familiares o de la vida se retiraron también nos dieron fortaleza y nos ayudaron a transitar ese momento. (…) Es darle un abrazo fraternal a todas, las que componemos aún la Comisión de Mujeres y a las que fueron parte de la comisión”.
Alejandra de SIAM también apunta a la importancia de la existencia de las comisiones de mujeres, más allá de su propia experiencia: “Ya sea en una empresa, un barrio, la facultad, la escuela; las comisiones son el espacio que tenemos las mujeres para debatir lo que nos pasa y para decidir todas juntas cómo solucionar los problemas que tenemos. A veces pueden parecer individuales, pero en general son problemas sociales producto del sistema donde vivimos, de la situación que vivimos cotidianamente. Problemas económicos, de violencia, de autoestima, problemas que creemos que solamente nos pasan nosotras, pero que después hablando nos damos cuenta que en realidad nos pasan a todas. Las comisiones de mujeres son muy importantes porque ahí las mujeres nos sentimos más unidas, contenidas y también más fuertes para plantear juntas con una sola voz lo que nos pasa y lo que queremos hacer. Por eso en esta lucha cotidiana que tenemos contra el sistema capitalista, contra el patriarcado que unidos hacen que las mujeres siempre estemos en desventaja, en desigualdad de condiciones con respecto a nuestros compañeros varones, la formación de comisiones de mujeres es un puntapié y es un inicio empezar a combatir a cuestionar ese machismo que nos afecta a todos. Es una forma que tenemos las mujeres de plantarnos y de poder avanzar en cuestionar el lugar y el rol que ocupamos siempre. Además de la comisión en Siam, estuve en la textil Mafissa, en la lucha de los trabajadores de Honda, de Calsa, Shell, Coca Cola, como ahora la fábrica que está recuperada Ansabo, distintos procesos donde siempre intenté alentar, apoyar y ayudar a las comisiones de mujeres porque sé que más allá de la lucha es un espacio que se conquista y que no nos abandona, y que nos sirve a las mujeres también para darnos cuenta de la enorme fuerza y potencialidad que tenemos cuando nos unimos y cuando nos apoyamos entre nosotras. Desde lo personal para mí es fundamental, porque la única forma de combatir el machismo es uniéndonos y siendo conscientes de la fuerza que tenemos si golpeamos con un solo puño”.
Fuente: https://redeco.com.ar/nacional/generos/28521-comisiones-de-mujeres-salir-a-luchar