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Venezuela

Comunicación y culturas de vida

Fuentes: Revista Pueblos

Leemos en el Diario Vea el titular sobre la marcha de los medios comunitarios en apoyo a la no renovación de la concesión a RCTV (Radio Caracas Televisión). Los organizadores de la marcha apoyan la decisión gubernamental de no renovarle la licencia de uso del espectro estatal que expirará el próximo 28 de mayo a […]


Leemos en el Diario Vea el titular sobre la marcha de los medios comunitarios en apoyo a la no renovación de la concesión a RCTV (Radio Caracas Televisión). Los organizadores de la marcha apoyan la decisión gubernamental de no renovarle la licencia de uso del espectro estatal que expirará el próximo 28 de mayo a un canal que apoyó el golpe de abril de 2002, se comprometió con el sabotaje petrolero de diciembre de ese año y no ha cesado de falsear noticias convocando al atentado contra el orden constitucional.

La movilización pide una nueva televisión, un canal abierto al arte y la cultura, con la participación de productores independientes, y rechaza la apología del odio y la violencia, la incitación al consumismo y el analfabetismo político promovidos no sólo por RCTV, sino por Globovisión, Venevisión y Televe, medios que controlan casi la totalidad del mercado televisivo(1).

María, la compañera fotógrafa de la Asociación Guaiaie de Extremadura, me recuerda que en Venezuela los «empresarios privados tienen el 78 por ciento de las estaciones de televisión VHF de todo el país, en tanto el 22 por ciento es del Estado. En UHF son privadas el 82 por ciento, estatales el 7 y comunitarias el 11. De las estaciones AM de radio, el sector privado tiene el 77 por ciento y el estatal el 23, mientras que de las FM los privados tienen el 68 por ciento, los comunitarios el 24 y el Estado el 8 por ciento.»(2)

Estos datos ponen de manifiesto la falsedad y la insidia del informe publicado en Francia por Reporteros Sin Fronteras(RSF) -organización financiada por la Nacional Endowment for Democracy estadounidense- en el que condena «el atentado contra la pluralidad informativa» y califica como «censura» la decisión de no renovar el uso de la frecuencia estatal, pese a que RCTV podrá seguir emitiendo por cable o vía satélite, si así lo quiere.

Por otra parte, el diario español El País afirmaba recientemente que «en Cartagena de Indias se reunieron invitados por Caracol Televisión, directivos de televisión de seis países latinoamericanos en el Primer Encuentro Latinoamericano de Medios Aliados en el que anunciaron la creació de la Red Regional de Noticieros de Televisión para fortalecer el trabajo común. En la reunión participaron delegados del canal caraqueño. Los directivos reunidos acordaron un comunicado en el que calificaron como ‘atentado a la democracia’ la medida del gobierno venezolano»(3).

Lo que el El País no dice es que Caracol Televisión fue adquirido hace un par de años por el Grupo Prisa. Así El País, que disfrutó durante un tiempo de un halo progresista y calidad periodística, asiste a una erosión vertiginosa de ese prestigio por su rígido alineamiento con el tándem corporativo español al que pertenece, el que continúa el saqueo despiadado de América Latina: 41.000 millones de euros de ingresos/año, equivalentes al 5,6 por ciento del PIB español. Beneficios que no se criticarían si la vulneración de derechos humanos y laborales, la corrupción y el blanqueo de fondos no fuesen prácticas usuales de muchas de estas corporaciones (4).

La ofensiva mediática

La reunión de medios en Colombia, el Informe de RSF y las declaraciones en la primera semana de febrero de George Bush, Condolezza Rice y John Negroponte sobre el «deterioro de la democracia en Venezuela» y «la amenaza populista de Hugo Chávez para América Latina», revelan la nueva ofensiva mediática del gobierno estadounidense sobre el proceso venezolano, precedente indispensable para realizar acciones directas de desestabilización. No es gratuito tampoco el infame montaje y la  persecución judicial adelantada en Colombia contra Freddy Muñoz, corresponsal de Telesur. El avance de información verídica con Telesur sobre lo que realmente acontece es temido por quienes asientan su poder en la mentira amplificada.

Ahora el objetivo es instaurar en la opinión pública internacional la idea de que en Venezuela no existe democracia. La técnica, como señala Thierry Deronne, subdirector de Vive TV, «es inmutable: minimizar las reformas sociales, las políticas Sur-Sur y la democracia participativa sin precedentes. Ocultar las ideas y el compromiso de los millones de ciudadanos a quienes benefician. Machacar que Chávez «surfea» en petróleo y por tanto no tiene ningún mérito. Y que si este ‘nacional populista’ todavía no es un dictador, lo será.»(5)

Conversamos con Amaya y Carmen, dos jóvenes andaluzas que laboran entusiastas en Caracas en la Misión Vuelvan Caras en la ardua construcción popular de una economía socialista. Comparten las dificultades que encuentran en los valores individualistas y en la comunicación y algunas prácticas opacas, en el proceso de edificar una cultura asociativa que permita optimizar el uso de los recursos estatales dirigidos a promover los emprendimientos colectivos de la economía socialista. Charlamos sobre el acuerdo de los gobiernos de Venezuela y Bolivia para el procesamiento industrial benéfico de la hoja de coca, que ha sido satanizada por los mismos que controlando el tráfico de cocaína, mantienen en la ignorancia a gran parte de la opinión pública internacional. Este hecho se traduce en la paradoja brutal que hace que en Europa sea más fácil conseguir cocaína que un saludable té de coca. Este año el gobierno de los EE UU ha decidido cesar la «ayuda» a Venezuela para adelantar la «guerra contra el narcotráfico», después de no «certificar» durante dos años la lucha de Venezuela contra el mismo. Dentro de la ofensiva mediática internacional también se calumniará a Venezuela en este tema.

El canciller venezolano Nicolás Maduro se refirió a los objetivos de esa «ayuda», pero sus esclarecedoras declaraciones no son comunicadas por el sistema mediático, ni encuentran los análisis que se precisan en países en que se sacrifican millares de vidas por la oculta codicia de los adictos al dinero: «…los sistemas de ‘ayuda’ que ellos han creado son una vulgaridad. Pretenden entregar una cantidad equis de ayuda, supuestamente para la lucha antidrogas, cuando en realidad es para controlar a nuestras policías, para hacer inteligencia interna y, en muchos casos para, a través de los organismos antidrogas de EE UU, controlar ellos el negocio de la droga. Al final, pareciera haber una competencia entre las elites corrompidas de ese país para controlar el negocio de la droga. Por eso, decimos que todo este sistema de lucha antinarcóticos revela una gran hipocresía».(6)

La revolución ética y cultural

Nos despedimos de Amaya y Carmen y partimos en metro hasta Bellas Artes, para conseguir ejemplares de la estupenda serie de poesía ofrecida a precios populares por la editorial El Perro y la Rana y obtener en alguno de los cuatro puntos especializados en cine-arte en esa zona El Caracazo de Roman Chalbaud, sobre los acontecimientos de febrero de 1989.

Durante décadas en Venezuela, como en toda América Latina, exceptuando Cuba, toda la información y el entretenimiento fueron monopolizados absolutamente por los grupos económicos nacionales y estadounidenses que lograron la contrahazaña de instaurar la  ruina ética, la miseria material y la desesperación fratricida en medio de una geografía prodigiosa con pueblos nobles y riquezas invaluables. Las estructuras valorativas, las formas de percepción, el analfabetismo político, los universos de lo posible y lo imposible fueron moldeados y perfilados por el control totalitario sobre la información y una oferta de entretenimiento aparentemente neutras.

También la enseñanza, desde la elemental hasta la posdoctoral -para las minorías que podían acceder a ella-  fue encausada en los valores e instituciones capitalistas y en la industria de la amnesia y la distorsión sobre el pasado. Las políticas culturales, cuando irrumpieron, también fueron funcionales al control imperial sobre Latinoamérica. Muchos investigadores y profesores, muchos programas culturales, sirvieron sin saberlo a la guerra ideológica adelantada por la CIA en la región.(7)

Este precedente permite dimensionar la colosal magnitud del desafío que enfrenta el proceso de transformación en Venezuela con relación a la imprescindible revolución ética y cultural que ha de acompañar la revolución política y social. La comunicación de ideas precisa de la compañía de la comunicación de una cultura de vida nutrida en los aportes múltiples e invaluables de diversos movimientos que han resistido el imperio de la muerte neoliberal que mata todo lo que toca: las cosas, la palabra, los sentimientos, las relaciones, otras formas de vida.

Las excepcionales virtudes comunicativas de Chávez unidas a su coherencia entre lo expresado y los programas puestos en marcha han permitido avances extraordinarios en la conciencia política de gran parte de la población. La labor invisible y eficaz de miles de educadores, artistas y comunicadores, durante muchos años, en las condiciones más adversas, han permitido la conservación y recreación de la sensibilidad, las ideas y los valores comunitarios. Su trabajo ha sido fundamental en la creación de formas de relación y convivencia fundadas en una estética enraizada en las tradiciones de los pueblos originarios y afrodescendientes y el ideario socialista mundial. Las reservas espirituales y las tradiciones comunitarias de estos pueblos han sido y son decisivas en el proceso de revolución ética y cultural.

Sin embargo, no es gratuito que Venezuela haya sido calificada el año pasado como el «paraíso de los vendedores de automóviles». Lo que se desea, la alimentación, la dieta carnívora, el vestuario, la movilidad, la elección de estudios, la diversión, lo que se considera como «bello» o «exitoso», las prácticas cotidianas, siguen estando moduladas en gran parte por un acumulado histórico de ofensiva ideológica de la cultura mercantilizadora de todo lo existente y por el bombardeo incesante de condicionamientos en imágenes y sonidos en los medios y en las atmósferas urbanas. En Venezuela, en América del Sur, se ha ejercido durante décadas lo que Martí llamara la «moda del olvido», que como todas la modas, señaló, beneficia más a los que las promueven que a los que las acatan. Los efectos de la industria de la amnesia en nuestra América han sido devastadores.

Durante décadas, el sistema de comunicación se ha plegado a la tarea de inocular la ideología de  la «supremacía de la raza blanca», el individualismo adquisitivo, el culto a la imagen, los ritmos frenéticos, la competencia feroz, el «todo para mi», la resignación frente al orden social corrupto y jerárquico, la dinerolatría, y de causar estragos en el gusto estético y el sentido crítico.

Dada la colosal magnitud del proceso de revolución ética y cultural, está claro que la labor extraordinaria de la plataforma mediática creada por los movimientos sociales y el Estado después de 2002  para evitar el monopolio absoluto de los medios privados en la información, precisa avanzar aún más en la calidad, en los temas, su articulación y continuidad, en la sensibilidad a la singularidad cultural de la población y en la imaginación comunicativa de varios medios.
Una mayor comunicación y cooperación entre los medios audiovisuales, radiales, impresos y digitales, que reconozca el valor sagrado de la palabra en los acuerdos, supere la fraternidad en la expresión pública y la convierta en acción cotidiana ejemplar y reste campo a los dominios del ego y la vanidad, permitiría avances en el proceso de revolución cultural. La labor tenaz e imaginativa  de coordinación y cooperación entre los espacios de educación, cultura y comunicación e información es esencial en este horizonte. Como es esencial la relación transversal con la riqueza de los ámbitos de lo ecológico y de la economía creativa comunitaria. Una coordinación adelantada no con control piramidal de unos sobre otros, sino con el aprendizaje del pensar y actuar en red.

La promoción decidida de espacios de comunicación directa entre los pueblos; la comunicación de sentidos alternativos al hasta ahora dominante; de otras formas de percibir y valorar, de memorias ignoradas, de todo «aquello que sin estar oculto no se ve» y la comunicación de un manantial asombroso de creación logrado por el genio colectivo de los pueblos hermanos, son parte esencial de un escenario decisivo para la profundización de la revolución bolivariana y el encuentro de la misma con otros procesos revolucionarios moleculares o sociales en indoafrolatinoamérica y el mundo.

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Héctor Arenas es ensayista colombiano. Este artículo ha sido publicado en el nº 25 de la edición impresa de Pueblos, marzo de 2007.

Notas:

1.- Ver: LAMRANI, Salim (7.02.07): «La guerra de desinformación de RSF contra Venezuela», en: www.rebelion.org

2.- Ver: MÁRQUEZ, Humberto: «Utopía de la televisión pública», en: www.rebelion.org
3.- Noticia de la agencia EFE del 31 de enero de 2007, publicada en El País digital: www.elpais.com
4.- «Según la Fiscalía del Estado y el FBI, el BBV blanqueó fondos del narcotráfico colombiano y mexicano a cambio del control del Banco Ganadero y una posición de ataque al Bancomer. Hoy, el BBVA es el segundo banco de Colombia y el primero de México». LLISTAR L., David, en:  www.debtwatch.org.
5.- Ver: DERONNE,  Thierry (26.01.07): «Los pies de Greta Garbo», en: www.rebelion.org
6.- Ver: www.aporrea.org (08.02.07)

7.- Ver SAUNDERS, Stonor (2004): Las guerras culturales de la CIA, Editorial Debate.