Recomiendo:
0

La impunidad de la ultraderecha mediática

Contra Venezuela vale todo

Fuentes: Rebelión

Algunos lectores de medios de información alternativos tienen la sana costumbre de ojear periódicamente la prensa del poder, realizando de ese modo una labor de evaluación y análisis sobre noticias y comentarios aparecidos en ella. Una especie de observatorio popular sobre las mentiras, las injurias y las sandeces a las que determinados medios de propaganda […]

Algunos lectores de medios de información alternativos tienen la sana costumbre de ojear periódicamente la prensa del poder, realizando de ese modo una labor de evaluación y análisis sobre noticias y comentarios aparecidos en ella. Una especie de observatorio popular sobre las mentiras, las injurias y las sandeces a las que determinados medios de propaganda parecen estar abonados. Uno de estos, uno de los más emblemáticos quizá, es Libertad Digital (LD) que está pagado y confeccionado por la ultraderecha más casposa y más nacionalista (de España).

Es curioso que se defina como un medio «liberal» cuando todos sus planteamientos están adscritos a los conceptos más reaccionarios que uno pueda imaginar. Muchos de sus colaboradores pasaron por organizaciones de izquierdas en sus años mozos. Lo cual no quiere decir ni que creyeran entonces en la justicia social, ni mucho menos que respeten hoy principios tales como libertad, igualdad o democracia. No son propiamente renegados, pero intentan lavar su imagen día tras día -sus pecados de juventud- lo cual los hace bastante más fanáticos y peligrosos que «la gente de derechas de toda la vida». Tanto su cabeza visible, Jiménez Losantos, como su columnista Cristina Losada, pasando por el exgrapo Pío Moa, se encuadran en esta tipología descrita.

Precisamente la tal Cristina Losada, escribió el pasado lunes (17 de octubre) un artículo titulado: Ceremonia que no fue por un gallego asesinado. Uno de los lectores de Rebelión comentó que habiendo entrado en LD, «porque nunca está de más ver que se cuece entre las filas del facherío hispano», quedó sorprendido del lenguaje utilizado y de las afirmaciones vertidas en el mismo.

En realidad este tipo de artículos (aunque se podría decir con propiedad de todos los artículos de LD) están confeccionados de acuerdo a un esquema muy simple: con el objetivo de insultar y vilipendiar a un sujeto de actualidad, se presenta un hecho que ha sido noticia, se llena de calificativos difamantes y groseros, se vierte una mentira de grandes dimensiones y entonces -y siempre en tono irónico- se va finalizando el artículo dejando por embustero a la víctima elegida y adoptando una posición de superioridad moral.

En el caso del artículo citado, el individuo agredido fue el presidente venezolano Hugo Chávez («uno de los caudillos de la tribu neocomunista»), la noticia fue la recepción oficial brindada en Galicia al mandatario, y los insultos y la mentira versaron sobre la muerte del ciudadano venezolano de padres gallegos, José Manuel Vilas Liñeira, ocurrida en marzo del pasado año en circunstancias aún no aclaradas.

Para Losada, José Manuel Vilas «fue tiroteado por la espalda por los secuaces de Chávez en el curso de una manifestación pacífica». Chávez es responsable de «aquel asesinato y otros de ciudadanos españoles, [y de] la falta de libertad, la represión y el desprecio a los derechos humanos que distinguen a su gobierno bolivariano».

No tiene mucho sentido entrar a discutir, aquí y ahora, cuestiones sobre el proceso de la revolución bolivariana, o las imputaciones hechas contra los gobernantes del mismo. Haga lo que haga, y cómo lo haga, el legítimo gobierno de Venezuela siempre recibirá de la ultraderecha mediática insultos y amenazas (incluso de muerte). No es el caso, por ejemplo, de la guardia civil española que de Roquetas a Ceuta y Melilla, pasando por Intxaurrondo, todo son alabanzas y panegíricos.

Lo que me interesa destacar en este momento son las circunstancias que rodearon a la muerte de José Manuel Vilas y la manipulación informativa -rayando en el delito- de LD para atacar a Hugo Chávez.

Según el Informe preliminar sobre Derechos Humanos de la Defensoría del Pueblo de Venezuela, José Manuel Vilas Liñeira «falleció cuando participaba en una manifestación violenta» el 1 de marzo de 2004 en las calles de Caracas.

Una vez realizada la autopsia se pudieron apreciar «dos heridas producidas por el paso de proyectil disparado por un arma de fuego, a distancia: la primera con orificio de entrada en la región lumbar izquierda y orificio de salida en el abdomen; y la segunda con orificio de entrada en la cara posterior del muslo izquierdo, sin orificio de salida. De la autopsia practicada, se extrajo un proyectil esférico, de material vidrioso transparente, de los comúnmente denominados metra o canica».

Igualmente, la Comisión multidisciplinaria del CICPC (Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas) realizó una inspección ocular en el lugar del suceso «colectándose y fijándose fotográficamente, varias metras o canicas que se encontraban diseminadas en el lugar donde estaba ubicada la Guardia Nacional, lo que hace presumir que los manifestantes efectuaron disparos con metras a los referidos efectivos castrenses».

En esos días la prensa recogió el testimonio del comandante de la Fuerza Armada Nacional, Julio Quintero Viloria, quien aseguró «que los efectivos desplegados para controlar a los manifestantes no portaban armas de fuego», con lo que veladamente dejó entrever que otros pudieron haber causado las víctimas (pues hubo más esos días). En la misma línea se expreso el cónsul general español en Caracas, Eduardo Cerro, quien no descartó que además de la policía también «otros vayan armados».

Gracias al testimonio y las fotografías remitidas a Provea [1] por una testigo de los hechos, se pudo comprobar que José Manuel Vilas, momentos antes de su muerte, se hallaba «frente a un grupo de funcionarios [policías], solo, desarmado y en una actitud que no pareciera presumir violencia», la «muerte ocurrió en una de las calles de la Urbanización Los Castores, en donde no se estaban produciendo enfrentamientos (los enfrentamientos ocurrieron en la Avenida Perimetral)». Quienes se encontraban con él, señalan que José Manuel Vilas recibió 2 disparos de FAL [2] por la espalda que le provocaron la muerte». Esta versión fue posteriormente desmentida por la autopsia, que reveló que los proyectiles no fueron balas sino metras o canicas.

También el abogado Biel Morales desmintió la versión que indicaba que la víctima muriera a consecuencia de disparos de fusil, señalando que los proyectiles extraídos pudieron ser disparados por una escopeta de perdigones o un arma de caza. Biel agregó que «en el croquis detrás de la Guardia Nacional (GN) encontraron varias canicas, lo que hace presumir que varias personas dispararon contra la GN detrás de Vilas». La periodista Vanessa Davies confirmó que una miembro de la GN, que actuó en Los Castores, recibió un impacto con un objeto contundente, al parecer una metra.

En la edición Nº 183 del programa de televisión y radio semanal Aló Presidente, el Presidente Hugo Chávez propuso a la madre de la víctima a reunirse con él y esclarecer los hechos. Igualmente manifestó que los disparos que recibió por la espalda no eran de la GN y sugirió que los culpables son sectores de la oposición que «producen los muertos y luego utilizan los muertos y a los familiares».

Pese a que estos datos se conocieron desde los primeros momentos, la oposición, los familiares del fallecido y los grandes medios venezolanos acusaron (y como vemos siguen haciéndolo) a la Guardia Nacional de la muerte de Vilas. Y ello a pesar de que era bien conocido el hecho de que muchos de los opositores que acuden a las protestas van armados, tal como lo revelan las múltiples heridas de bala sufridas por efectivos de la GN y los arsenales de armas decomisados en aquellas manifestaciones (como cuenta Camilo López en Rebelión «la contrarrevolución no sólo está armada, sino que está fuertemente armada«). 

El diario anti-chavista 2001, en su edición del 3 de Marzo, recogía las declaraciones del alcalde de Los Salias (furibundo opositor al gobierno) quien afirmó que «el reporte médico indicó que dos balas de FAL provocaron las lesiones fatales que terminaron por quitarle la vida».

Estas declaraciones fueron extensamente difundidas por los grandes medios, mientras que Aporrea (medio alternativo venezolano) mostraba fotografías e informaciones procedentes de la autopsia realizada al cadáver, en las que se veía que las heridas que le causaron la muerte fueron producidas por una o varias metras y no por balas de FAL. [Ver artículo]

Apenas una semana después de sucedida la muerte de José Manuel Vilas, el director del CICPC, comisario general Marcos Chávez, mostró a los medios de comunicación los estudios planimétricos y las trayectorias balísticas de los seis fallecidos en los actos de violencia ocurridos en Caracas entre el 27 de febrero y el 4 de marzo de 2004. En lo que respecta al caso Vilas, el informe afirmaba «que el impacto del proyectil fue efectuado a una distancia de 15 metros aproximadamente, el mismo, encontrado en una de las dos heridas, era una metra, utilizada por manifestantes de la oposición», para lo cual «se utilizó un arma de fuego de fabricación casera conocido como ‘chopos’, la cual no garantiza dirección alguna sino a corta distancia».

El director de la policía Científica también explicó que la víctima, José Manuel Vilas, estaba de espaldas cuando le dispararon y quien lo hizo se ubicaba en alguna zona alta con respecto al mismo y añadió «que a este ciudadano se le practicó una prueba de ATD [3] y resultó positiva, determinando así que también utilizó un arma de fuego».

El caso quedó en manos de las autoridades y hasta el momento estas son, básicamente, las informaciones públicas y oficiales existentes. El uso interesado de esta muerte para acusar al gobierno bolivariano de no respetar los derechos humanos o de asesinar abiertamente a individuos, no es por desgracia ni el primero ni será el último por parte de los grandes medios de propaganda.

Tampoco es el caso más grave. Conviene recordar que el golpe de estado de 2002 en Venezuela se gestó gracias al asesinato de 19 personas (por parte de francotiradores) y tras ello la imputación al gobierno de Hugo Chávez de esas muertes para justificar el alzamiento fascista. Un excelente documental (Puente Llaguno, claves de una masacre) recoge de manera exhaustiva toda la información que rodea a cada una de esas muertes y evidencia la gran mentira mediática que rodeó aquellos crímenes. Desde ese momento los grandes medios quedaron en evidencia por su apoyo a los golpistas y por su empeño en difundir cuantas mentiras sean necesarias para acabar con el proyecto bolivariano.

En este sentido el articulito de Cristina Losada no es más que una pequeña aportación al ignominioso trabajo por ocultar la verdad y confundir a la sociedad en el que están inmersos los medios del poder. Al fin y al cabo su razón de ser. Lo que no explicarán son las verdaderas causas que defienden, las de sus amos los poderosos que les financian. Las que justifican guerras e invasiones, la vulneración de la legalidad internacional y la explotación de millones para beneficio de unos pocos.

De esos crímenes nunca dirán nada.

Notas:

[1] El Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea) es una organización no gubernamental, independiente y autónoma de partidos políticos, instituciones religiosas, organizaciones internacionales o gobierno alguno, que tiene como fin la promoción y defensa de los derechos humanos, en particular los derechos económicos, sociales y culturales. http://www.derechos.org.ve/

[2] (Fusil de Asalto Ligero), un arma que emplea municiones calibre 7.65.

[3] Las pruebas ATD (Análisis de Traza de Disparo) son utilizadas por la policía científica y sirven para determinar, entre otras cosas, si alguien ha hecho uso de un arma de fuego atendiendo a los restos de determinados compuestos químicos que permanecen en la piel.