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Una apuesta por la política

Críticas y autocríticas: Un debate abierto sobre el kirchnerismo y el peronismo

Fuentes: Rebelión

El anuncio del Movimiento Evita de escindirse del bloque parlamentario del FpV irrumpió con vehemencia en el escenario político, atizando un supuesto clima de descomposición del kirchnerismo; también dio una excusa concreta al PJ conducido por José Luis Gioja de lanzar la idea de separase del FpV y articular desde un interbloque. La pérdida de […]

El anuncio del Movimiento Evita de escindirse del bloque parlamentario del FpV irrumpió con vehemencia en el escenario político, atizando un supuesto clima de descomposición del kirchnerismo; también dio una excusa concreta al PJ conducido por José Luis Gioja de lanzar la idea de separase del FpV y articular desde un interbloque.

La pérdida de tonicidad del FpV es un hecho palpable que no puede recargarse enteramente al Chino Navarro y a Emilio Pérsico. A la huida de Diego Bossio y sus compinches, también se suman otros aliados y el travestismo en la cámara alta por orden directa de los gobernadores. Estos hechos desarticularon la idea de un cinturón de contención parlamentario frente a Cambiemos y exponen una debilidad circunstancial del histórico instrumento electoral y político del kirchnerismo: el FpV. No obstante lo cual, no puede traducirse como una descomposición del «actor político kirchnerismo» sino una dispersión coyuntural de una parte de sus fuerzas.

El kirchnerismo se encuentra recomponiendo su armado (lógica interna) y su marco de alianzas (lógica externa), proceso que tomará su tiempo. Sin embargo, conserva su máximo capital político por fuera de la lógica de la representación institucional y del instrumento electoral (FpV); éste es relacional y se conjuga entre las masas, el proyecto político, y su figura de conducción: CFK al decir de Edgardo Mocca. Ésta relación permanece incólume. Y es desde esta potencia política desde donde debe convocarse a la reconstrucción del bloque popular y a la re escritura de su programa mostrando cierta permeabilidad a la incorporación de algunos puntos aportados por los nuevos actores políticos que ingresen.

Bajo dudosos ropajes se despliega toda una la línea argumentativa que critica al kirchnerismo por las «formas» que implicó el liderazgo de Cristina en la dinámica interna, así como por la forma de construir, sin embargo a estos sectores le resulto muy eficiente para consolidar sus armados territoriales, su acceso a institucionalidad parlamentaria y también en otras órbitas, así como la generación de múltiples recursos. No parece que el acento de la crítica pueda estar allí. Otro tema que le han facturado es la falta de una profunda autocrítica post pérdida electoral. Si bien podrían ser cuestiones atendibles, una lectura más aguda pone en evidencia que las críticas son instrumentales en la búsqueda de rearticular al kirchnerismo sin Cristina. En ese terreno, no puede existir otra línea interpretativa más que el cuestionamiento frontal de la conducción del movimiento nacional y popular. Cabe destacar que eso es una imposibilidad óntica, es decir, la identidad kirchnerista no es y no funciona sin CFK, pero vale preguntarse ¿a quién beneficia esta táctica?

Estos argumentos, también dejan preguntas básicas que quedan huérfanas, tales como: ¿Cuál es la agenda legislativa de los sectores que salen del FpV? ¿Existen diferencias con el kirchnerismo? ¿La separación busca ratificar un rol opositor con matices diferentes, o desvincularse, resguardarse de una identidad política que está siendo atacada fuertemente por el neoliberalismo? ¿A caso, es una forma oportuna para cuestionar el liderazgo de CFK? ¿Se critica su liderazgo o las políticas que impulsó?

Por estos días la política dista mucho de ser un juego de niños, y las interpretaciones lineales no aportan la profundidad necesaria para despejar las preguntas de la etapa, entonces hay que reformular las preguntas identificando los intereses concretos en juego. Insisto ¿por qué el Partido Justicialista y sus gobernadores (no todos), Senadores y Diputados, así como algunos Intendentes no brindan apoyo explícito al proyecto conducido por CFK? Acaso, a modo de hipótesis podríamos pensar que, su rol de conducción es en sí un obstáculo al neoliberalismo, y en consecuencia, la traducción de acciones políticas en ese sentido, retrasadas por cierto, implican arrastrar a altos dirigentes peronistas (gobernadores) a una batalla muy profunda a la cual ellos no quieren asistir, por entender que ese escenario de batalla pone en juego su armado territorial, esmerila posibilidades, y puede reducirles el acceso a recursos económicos? Dicho en otros términos, no sería ningún elemento de identidad popular lo que los guía sino la mera pulsión de auto conservación ortodoxa? Así el pragmatismo ocupa el lugar de la política como agente transformador en términos populares.

Estas y otras preguntas continúan estando latentes, y es probable que apliquen de forma diferentes respecto de los diversos actores fugados del FpV, puesto que no todos son iguales.

El kirchnerismo se en columna hacia el relanzamiento de un nuevo frente de criterio amplio que pueda contener la disconformidad y heridas que genera el ajuste de la derecha en el poder. Desde una visión popular el contexto solo marca dos lugares posibles: un bloque de restauración neoliberal y otro bloque popular antagónico. Desde esta óptica, cual es el sentido de las fracturas legislativas si es que el neoliberalismo es el enemigo a vencer? Será que existe un comportamiento congénitamente pragmático en algunos actores escindidos, que solapados en la vigorosidad de un proyecto transformador jamás creyeron en él?

Para finalizar, en este contexto resulta oportuna interrogarnos a cerca de cuál es el proyecto político real del Partido Justicialista? Cuál el de los gobernadores?

Si bien el Partido Justicialista elaboró recientemente un documento (1) con cierta profundidad, ubicándose en la esfera de oposición al neoliberalismo, no es menos cierto que las acciones parlamentarias de sus representantes, con destacado asombro en el Senado, y restantes acciones políticas o su falta, crean una indefinición peligrosa. No se trata de una posición improvisada sino que esta hilada con la postura que gran parte del partido sostuvo de forma previa a la interna que jamás se concretó, la cual expresaba la voluntad de restauración del partido, preparando y aceitando al instrumento electoral como primer paso para luego evaluar donde hacerlo jugar. El concierto de sectores que se plasmó en el armado del Consejo del Partido así lo demuestra, logrando una heterogeneidad muy basta, sin el kirchnerismo duro, pero perdiendo profundidad en términos ideológicos.

Nota:

(1) Declaración de Formosa, que sintetiza el resultado de los análisis y debates llevados a cabo en esta ciudad los días 23 y 24 de junio por invitación del gobernador Gildo Insfrán, presidente del Congreso Nacional del Partido Justicialista.

Mariano Massaro. Referente del sindicato de Judiciales, miembro fundador del Grupo Walsh (Fpv). @mariano_massaro

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.