La prensa española difunde una noticia –40 bebés “habrían” sido decapitados por Hamás– pese a que ninguno de los periodistas que estuvieron en la aldea atacada pudo confirmarla.
Mientras Israel televisaba la destrucción de Gaza y la masacre de su población –esos animales, según los definió el ministro de Defensa– una noticia comenzó a recorrer las redacciones del planeta trasladando la atención desde lo visible hacia lo invisible. i24news, medio hebreo afín al Likud, partido derechista que gobierna Israel, aseguraba que 40 bebés habrían sido decapitados en Kfar Aza, una comuna agrícola israelí cercana a la franja de Gaza, el sábado 7 de octubre, a manos de Hamás. Una noticia, publicada por la periodista Nicole Zedeck, que fue inmediatamente dada por cierta y distribuida por agencias internacionales, llegando a medios de prestigio como la BBC y, por supuesto, a medios españoles que, con menos prestigio, repetían el horrible titular sin preguntarse por las fuentes. Esa precaución deontológica que surge en momentos de guerra cuando quien informa es premio Pulitzer y el señalado es Estados Unidos en este caso no existió.
Con la imagen de las bombas cayendo sobre Gaza y las plegarias de la población mundial puestas ya en las familias israelíes de aquellos 40 bebés decapitados, surgieron las primeras dudas sobre la veracidad de una información basada, según la autora de la primicia, en el testimonio de un soldado israelí que “cree que ocurrió, pero no está seguro”. Ni la poca solidez de la fuente, ni el hecho de que esta fuente sea parte activa en el conflicto, ni el largo historial de manipulación propagandística por parte de Israel, ni tan siquiera la información publicada por la agencia de noticias turca Anadolu –también sin contrastar– de que mandos del ejército de Israel desmentían la noticia, hicieron cambiar unos titulares que ahí siguen.
Un equipo del New York Times, primer medio al que el ejército de Israel permitió adentrarse en la aldea que sufrió el ataque de Hamás el 7 de octubre, no cuenta nada de decapitaciones masivas de bebés en su crónica. En la misma línea, tampoco lo hace el diario israelí Haaretz, que se adentró en Kfar Aza en los primeros momentos y habla de muerte y escenas de violencia, pero no de bebés decapitados. En España, Antena3, El Mundo, ABC, La Vanguardia, La Razón, El Español, El Correo o incluso periódicos deportivos como Marca o Mundo Deportivo, entre otros de una larga lista, siguen a esta hora dando como cierta la terrible noticia de los 40 bebés. Información burda, pero vamos con ella.
Metido de lleno en la guerra propagandística, el PP lleva días acusando a Pedro Sánchez de alinearse con los terroristas de Hamás. Lo hace a pesar de la rotunda condena expresada por el presidente español contra los atentados cometidos por Hamás y su inexplicable silencio contra la masacre israelí en Gaza. En el punto álgido de esta operación propagandística, la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso se hizo eco de esta información sin contrastar y, en ese contexto de horror, acusaba al presidente del Gobierno de mostrarse equidistante entre terroristas y víctimas. A pesar de que todo apunta a que la información es falsa, la publicación de la máxima responsable del Gobierno de la Comunidad de Madrid sigue disponible.
La mezcla entre propaganda internacional y el bajo nivel de la política doméstica lleva a que en España la noticia del día no fuesen los cuerpos sin vida de niños palestinos que eran sacados de los escombros tras los bombardeos de Israel tal como podíamos ver en durísimas imágenes, sino una escena basada en el testimonio de un soldado parte del conflicto que cree que ha pasado, pero no está seguro. Para la destrucción de Palestina, Israel no sólo cuenta con poderosas armas y el beneplácito de Estados Unidos dándole un cheque en blanco en su operación genocida, también tiene los necesarios altavoces que hacen que nuestro cerebro justifique el horror que nuestros ojos ven. Mientras Israel extermina a esos “animales” palestinos ante nuestros ojos, horroricémonos por los 40 bebés decapitados.