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España, ese país que no es machista porque todo el mundo tiene madre y hermana y las respeta, se ha llevado el gran sobresalto. La ministra de Igualdad ha culpado al PP de defender la cultura de la violación

Lo de Alberto Rodríguez no sienta un peligroso precedente porque la pieza derribada no es él, son la calidad y la decencia democrática y ya fueron derribadas hace tiempo
Sale caro mantener a Vox. No me refiero, que también, a los buenos miles de eurazos mensuales que nos cuesta cada uno de los 52 diputados ultras en el Congreso, dedicados a volcar todo su talento en el tradicional arte del insulto o, los más trabajadores, en llamar una y otra vez presidente en masculino a la presidenta mujer de la Cámara. Con tal de dejar claro que a ellos el género no les importa, lo que haga falta.

Quienes hoy son presentadas en el telediario como pobres víctimas del integrismo islámico, mañana o pasado serán criminalizadas como inmigrantes ilegales en esos mismos espacios