Michael Roberts | 

La hipocresía debe ser ordenada (El Tábano Economista)

La idea de un mundo multipolar se ha utilizado durante mucho tiempo en dos contextos distintos. Uno es cuando la hegemonía global es sólida e indiscutible, como lo fue durante la década y media posterior a la Guerra Fría. En ese caso, la «multipolaridad» es poco más que un eslogan: una protesta simbólica contra el dominio estadounidense, sin una estrategia práctica que la respalde.

Yanis Varoufakis | 

Una joven a la que conocí no hace mucho me comentó que no era tanto la existencia del mal en estado puro lo que le sacaba de quicio, sino más bien las personas o instituciones con capacidad para hacer el bien que, por el contrario, acababan perjudicando a la humanidad.

En este artículo, Norbert Holcblat analiza el último libro del historiador del neoliberalismo Quinn Slobodian , que acaba de ser traducido al francés, Le capitalisme de l’apocalypse (Éditions du Seuil)*, en el que analiza, en particular, ciertas estrategias del capital y de los ricos para liberarse de cualquier forma –incluso muy limitada– de control democrático.

José A. Tapia Granados | 

Desde la izquierda marxista o no marxista, muchos comentarios sobre la economía y la política mundial se han referido en años recientes a “la crisis actual del capitalismo” que habría comenzado con la debacle financiera mundial de 2008. Tal sería la crisis que fue luego bautizada como Gran Recesión, que, para muchos analistas del campo progresista, nunca se habría acabado del todo. Y que ahora se prolonga en la segunda presidencia de Trump. Esta nota es una discusión general de esas ideas que a mi juicio constituyen un obstáculo para la comprensión del mundo actual.

El presidente Trump está fuera de la realidad cuando amenaza con imponer un arancel extra del 10% a cualquier país que comercie con el Bloque BRICS.

Diego López Garrido | 

Dos de cada cinco habitantes del planeta están prisioneros de una deuda incontrolable y esperan la solidaridad del resto. Esto no es, pues, un problema simplemente financiero. Es una cuestión de derechos humanos, de derechos de la humanidad

Alfredo Apilánez |