Artículos

En Economía –como en la Ciencia en general– la mentira suele ser aliada de la simpleza: las cosas más complejas se explican, en múltiples ocasiones, de forma tan sencilla, tan elemental, que hurtan la realidad; que se alejan de ella, aunque suenen convincentes. Y pueden calar en la opinión pública, justamente por la ausencia de matices, de explicaciones, de argumentos. Lo extremadamente sencillo, avalado por alguna declaración puntual y escogida, gana terreno en los medios de comunicación y entierra o arrincona los datos más prolijos: esa realidad más alambicada, mucho más veraz y, por supuesto, más difícil de aprehender.

Mientras la economía parece ir bien, el funeral de John Maynard prosigue; pero cuando de nuevo pintan bastos en el panorama económico, algunos –incluyendo los poderosos– vuelven la vista hacia lo que deducen del argumentario keynesiano: si los mercados se debilitan, si la inversión privada es anémica, los gobiernos deben actuar, esos mismos gobiernos que fueron denostados por despilfarradores e ineficaces en etapas de prosperidad.
El MIT acaba de publicar un libro que parece destinado a ser importante: Evolution or revolution? Rethinking macroeconomic policy after the Great Recession (MIT Press, Cambridge, 2019). Sus editores: los mediáticos economistas Olivier Blanchard y Lawrence H. Summers. ¿Qué aporta este conjunto de trabajos, discutido en el marco de un encuentro en el Instituto Peterson? […]
«Un desarrollo basado, inicialmente, en arrebatar la tierra y los recursos naturales a quienes los utilizaban comunalmente y en liquidar reglamentaciones colectivas de los trabajadores de oficio con el propósito de poder someterlos a nuevas reglas que hiciesen posible la expropiación de gran parte del fruto de su trabajo. Todo eso (…) no se produjo […]