
Ante la posibilidad cierta de terminar en la cárcel, el expresidente todavía tiene una carta en el mazo para jugar: un proyecto de amnistía que distintas fuerzas aliadas del Congreso están impulsando para que queden impunes los delitos que se le imputan: intentar deponer por medio de violencia o grave amenaza a un gobierno constituido de manera legítima; tratar de abolir el estado democrático de derecho e integrar, promover o financiar una organización criminal.