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¡Fora, Bolsonaro!

Fuentes: Caras y Caretas (Argentina) [Imagen: Nelson Piquet, bolsonarista convencido, haciendo de chofer de Bolsonaro en el Rolls Royce presidencial el pasado 7 de septiembre de 2021. Créditos: Marcos Corrêa/PR. Fotos Públicas]

El presidente brasileño atraviesa un momento crítico pues su nivel de popularidad se encuentra en un piso histórico, mientras que Lula da Silva se perfila como el favorito en las encuestas para las presidenciales del año próximo. Un panorama del Brasil de Bolsonaro explica esta coyuntura.


EL 7 de septiembre, en conmemoración del día de la independencia en Brasil, Jair Mesías Bolsonaro convocó a sus seguidores, que se movilizaron en las principales ciudades del país en respaldo del líder de extrema derecha, y en apoyo a la guerra que mantiene con el Supremo Tribunal Federal (STF). Pero la convocatoria no fue lo que se esperaba.

Hoy cuenta con un 24% de apoyo, su nivel más bajo desde que llegó al poder en 2019, mientras el ex presidente Lula da Silva crece en las encuestas.

También se realizó una marcha opositora que proclama una “tercera vía”, ni Bolsonaro ni Lula, y reclama un “impeachment” (juicio político) al actual mandatario. El mandatario sostuvo sus amenazas: “Una persona concreta de la región de los tres poderes está barbarizando a la población y llevando a cabo detenciones políticas, algo que no se puede aceptar (…) O ese juez se encuadra o que dimita”. Bolsonaro se refiere a los jueces Alexandre de Moraes, que había ordenado arrestos de simpatizantes suyos que defendían la intervención militar, y Luís Roberto Barroso, presidente del tribunal electoral.

Días después, ante las repercusiones de estos dichos, Bolsonaro intentó bajar el tono y alegó que esas declaraciones fueron pronunciadas “en el calor del momento”. En otras de sus apariciones se autodenominó “el portavoz del pueblo”, pero sus continuas amenazas públicas le jugaron en contra.

El Supremo Tribunal Federal le inició una causa por la difusión de noticias falsas y por poner en riesgo la democracia. “Yo nunca seré preso”, advirtió el día del acto del 7 de septiembre, antes de llegar en su Rolls-Royce. Agregó que sus opciones son “prisión, muerte o victoria”, y con el tono mesiánico que tanto le gusta aseveró: “Sólo Dios me saca de acá”. Todas las amenazas y la posibilidad de revocar su mandato por las investigaciones judiciales y el enorme apoyo de los sectores populares, sindicatos, empresarios que está teniendo Lula hacen de Bolsonaro un mandatario que, lejos de cumplir las expectativas de su pueblo, se endurece e incrementa sus ataques a las instituciones más importantes del país.

De cara a 2022

Bolsonaro no tiene asegurada su reelección. Su popularidad está por debajo de lo esperado, perdió apoyo de los sectores que lo habían votado, de los evangélicos y de las clases medias. El Tribunal Supremo Electoral advierte que las denuncias del mandatario contra el sistema de votación electrónica lo exponen a enjuiciamiento por “abuso de poder político y económico”, y si se demuestra que Bolsonaro violó la ley electoral durante su mandato, el TSE podría declararlo inelegible. Claramente, para que su destitución sea válida, el presidente brasileño deberá ser denunciado por el fiscal general, Augusto Aras, un aliado muy cercano, y enfrentar la apertura de un proceso de juicio de destitución, que para consolidarse necesita dos tercios de la Cámara de Diputados. A esto se le suma una comisión sanatorial que investiga las razones del fracaso de las medidas contra la covid-19, que se ha cobrado, hasta el momento, la vida de 560.000 personas.

La crisis económica también es tema de agenda en Brasil. De acuerdo con el diario Folha de São Paulo, el ministro de Economía, Paulo Guedes, afirma que debido al aumento de las órdenes judiciales (deuda de Estado reconocida por los tribunales) y la inflación, es posible que se vea obligado a superar el techo de gasto para el próximo año: “Con la inflación en aumento como está ahora, se elimina el espacio para la expansión de los programas sociales (…) Dependiendo del nivel de inflación podría empezar el año 2022 rompiendo el techo de gasto”, advirtió Guedes.

El Banco Central de Brasil (BCB) hace unos días volvió a subir su tasa de interés de referencia (Selic) en 100 puntos básicos, con el fin de contener la suba de precios. El titular del BCB, Roberto Campos Neto, anunció que “haría todo lo necesario para detener la inflación en Brasil”. A la crisis económica se suma que Brasil está sufriendo la peor sequía en casi un siglo. El aumento del precio internacional de commodities y la depreciación del real estimulan a los precios a crecer cada día más. La tasa de desempleo ya llega a 14%. Una situación muy compleja, más allá de los pronósticos del FMI, que estima que el país se puede estabilizar.

Según el politólogo Emir Sader, “el empresariado está dividido. Un sector sigue con él (Bolsonaro) porque ganaron las privatizaciones, otro sector se inclinó por Lula da Silva, y un tercero está a la mitad de camino, conformando la ‘tercera vía’, sin Lula y sin Bolsonaro. El escenario entre los que controlan la economía está dividido y no hay una posición global del establishment”.

Los hechos de corrupción no tardaron aparecer. En los últimos meses, el Tribunal de Justicia de Río de Janeiro levantó el sigilo bancario y fiscal del concejal Carlos Bolsonaro, uno de los hijos del presidente brasileño, en el marco de una investigación por corrupción. La medida fue solicitada por la Fiscalía, que acusa a Carlos Bolsonaro de desviar recursos públicos por supuestamente haber utilizado su despacho en el Concejo Municipal de Río de Janeiro para contratar a funcionarios “fantasma”. Para la analista política María Carolina Trevisan, este hecho se refleja e impacta directamente en el gobierno porque hay una percepción de corrupción creciente, que aparece como un tema central para los votantes, y en virtud del cual es notable cómo Bolsonaro va perdiendo popularidad.

Otra acusación de abuso recae sobre el presidente brasileño: la de los y las indígenas del Brasil. La Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB) pidió este lunes a la Corte Penal Internacional (CPI) que investigue al presidente ultraderechista por su “política anti-indígena”, a la que califican de “genocidio” y “ecocidio”. El mandatario ha fomentado la explotación de tierras indígenas y áreas protegidas de la Amazonia, muy golpeadas por la desforestación y la minería ilegal. La denuncia hace hincapié en la reducción, durante el actual gobierno, de los recursos de los organismos de control, lo que desencadenó invasiones en las tierras indígenas.

Bolsonaro en los actos del 7 de septiembre en Brasilia. Créditos: Alan Santos/PR

Ahora, Lula

El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva aparece como amplio favorito en las encuestas de cara a las elecciones presidenciales de octubre de 2022. Tiene el 41% de intención de voto, mientras que Bolsonaro suma el 23%, seguidos por el ex juez Sergio Moro (7%), el laborista Ciro Gomes (6%) y el animador televisivo y magnate Luciano Huck, de TV Globo (4%). “Construir lleva tiempo. Demoler es rápido. Los que vinieron después de nosotros, en Brasil y en otros países, para destruir la integración de Sudamérica y la cooperación Sur-Sur reestablecieron un orden casi colonial en las relaciones internacionales”, declaró Lula.

El ex presidente (2003-2010) y líder opositor dijo que la actual situación “casi colonial” produjo “un desastre que está a la vista y muchos países ya están volviendo a construir una política multilateral y de integración en la región que será fortalecida cuando Brasil regrese a un rumbo más humanista”.

La hora de Lula será la nueva hora de los pueblos libres, de los sin tierra, de las voces revolucionarias, que proclaman a un gobierno de la Patria Grande. El pueblo hermano de Brasil vive un momento clave para que vuelva la solidaridad no como fin último sino como un medio para lograr la consolidación de nuestra América. Y Lula vuelve a protagonizar este momento.

Como decía José Martí, “lo que queda de aldea en América ha de despertar. Estos tiempos no son para acostarse con el pañuelo a la cabeza, sino con las armas de almohada, las armas del juicio. Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra”.

Fuente: https://carasycaretas.org.ar/2021/09/30/fora-bolsonaro/