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El femicidio de Micaela Gaona

¿Debemos sentarnos a esperar que llegue la justicia?

Fuentes: Marcha

Micaela tenía 20 años, era madre de un niño, estudiaba en la Media 6 de la villa 21 de Barracas y sufría violencia en manos de su pareja Alexis Arsamendia. El viernes 24 hallaron su cuerpo sin vida y el violento estaba prófugo. Su familia, vecinos y vecinas realizaron ayer una marcha en pedido de […]

Micaela tenía 20 años, era madre de un niño, estudiaba en la Media 6 de la villa 21 de Barracas y sufría violencia en manos de su pareja Alexis Arsamendia. El viernes 24 hallaron su cuerpo sin vida y el violento estaba prófugo. Su familia, vecinos y vecinas realizaron ayer una marcha en pedido de justicia para que su presunto femicidio sea esclarecido. Mientras llega la justicia, organizarnos y luchar, alzar la voz bien alta para denunciar y escrachar.

Alexis Arsamendia era la pareja de Micaela Gaona. Tuvieron un hijo que hoy tiene un año y medio. El jueves pasado por la mañana, lo llevó a la casa de Lidia, madre de Micaela, para que lo cuide «Mica se fue a la obra social y yo me tengo que ir a trabajar», dijo y lo dejó. Por la tarde, ninguno de los dos apareció. Micaela no contestaba el celular. Lidia se acercó a su casa, pero nadie contestaba. Pasó la noche. El viernes 24, la dueña de la casa que Micaela y Alexis alquilaban llamó a la Gendarmería porque algo le parecía que andaba mal, cuando llegó Lidia, tiraron la puerta abajo. El cuerpo de Micaela estaba ya sin vida y Alexis no aparecía por ninguna parte.

Es una historia como miles silenciadas. Mujeres, adolescentes que sufren violencias todos los días, violencia acostumbrada, de la que se espera, de la que sucede sin mucha explicación aparente. Micaela sufría del maltrato y los golpes de Alexis en silencio. Nunca pudo hablar ni mucho menos denunciar. Ya se sabía, en el barrio y la familia intentaron ayudarla, pero era muy difícil. La conocían en la Media 6 de la Villa 21, activa, siempre poniendo el ejemplo. Tal vez por eso es que el barrio reaccionó de inmediato convocando a una marcha para pedir Justicia.

Lidia Gaona, su mamá, al llegar del entierro, dijo: «No la pudimos velar, me dijeron que el cuerpo no estaba en condiciones, tuvimos que enterrarla enseguida. Yo estoy con mi nieto, viendo como sigue todo esto. Alexis no aparece, nosotros ya sabíamos que la golpeaba, ella nunca pudo denunciarlo».

Gabriela Carpineti es la abogada querellante, «Hace un rato estuvimos reunidos en la fiscalía de Pompeya, cuyo titular es Adrián Giménez, que quedó a cargo de la causa. Ya iniciamos el proceso por el delito de femicidio, porque consideramos que este es un crimen de violencia machista y patriarcal», dijo. Además, explicó que si bien Alexis estaba desaparecido, hoy fue hallado en Paraná, Entre Ríos, y ya se pidió que sea trasladado a Buenos Aires para su procesamiento por su vinculación con el asesinato de Micaela.

El barrio organizado contra la violencia machista

Por diferentes vías de comunicación masivas, circulaban palabras de dolor cuando fue hallado el cuerpo de Micaela. Muchas vecinas expresaban el dolor de perderla. Así se organizó la manifestación, espontáneamente, de un día para el otro. Por la villa se podían ver los carteles que empezaron a pegar el domingo en las ventanas de las casitas, convocando a Iriarte y Vélez Sarfield.

La marcha la convocaron la familia y amigos/as de Micaela y se movilizaron centenares de personas. A la participación de vecinos y vecinas se le sumó además la presencia de organizaciones sociales como el Frente Popular Darío Santillán (FPDS) que realiza trabajo territorial en la zona. La columna la encabezó la madre de Micaela y terminó con una asamblea donde Martina Pesce, militante del FPDS agradeció «en nombre de Lidia Gaona por la masiva movilización de vecinos, vecinas, amigos y organizaciones, entendiendo que la única forma de frenar la violencia machista y los femicidios es movilizándonos, organizándonos y luchando todos los días».

Las y los familiares concentraron en Luna e Iriarte, para marchar hacia los encuentros del barrio, que los esperaba con pancartas y banderas que exigían justicia por Micaela. Justo lo que Lidia quiere, «yo lo único que quiero es justicia, justicia por mi hija», dijo ante algunos pocos medios que cubrieron la noticia.

Falta una semana para que se cumplan dos meses de la masiva manifestación del «ni una menos» en la que miles de personas en todo el país salieron a las calles a decir basta de violencia machista. Sin embargo, sigue habiendo miles de Micas que no denuncian por miedo o amenazas y callan porque viven la violencia como algo cotidiano y soportable. Veinte años recién cumplidos tenía Micaela. Veinte.

Las cifras de observatorio de femicidios Marisel Zambrano, de la ONG La Casa del Encuentro, dice que en el último año fueron asesinadas 277 mujeres. Pero estos son los casos publicados mediáticamente. ¿Cuántas mujeres desconocidas mueren a causa de la violencia machista? En los barrios más humildes, las villas, donde ni las ambulancias quieren entrar. ¿Cuántas mujeres mueren? ¿Llegan a los diarios estas «nadies»? Y la justicia, ¿llega?

Pero también están las que se animan a denunciar y empiezan la carrera contra lo establecido. La Justicia, el poder judicial, tiene sus tiempos y a ellos deben atenerse. Tiempo de feria, tiempo de sellado, de los trámites que salen y entran, van de la comisaria a la fiscalía, de una fiscalía a la otra, las verificaciones y todas esas cosas que nunca llegamos a entender del todo pero que nos obligan a esperar, como si se pudiera. Esperar que llegue la Justicia, cuando fuimos nosotras las que la llamamos, a gritos, desesperadas, porque no damos más.

Algunas otras, mientras esperamos, no sólo los tiempos de la justicia, sino también los tiempos de cambio; nos organizamos y luchamos para que esto no pase nunca más y cuando eso pasa, la voz se alza bien alta, y es difícil pararnos. Y denunciamos y marchamos y escrachamos.

Pero hay veces, como esta vez, que mientras todo eso pasa, mientras estamos las que no callamos, las que denunciamos, las que nos organizamos, hay miles de mujeres que seguimos expuestas a lo que sea que no tiene tiempo. A los golpes en la calle, a la humillación. Y a la muerte. Que no pide permiso y no espera.

 

Fuente: http://www.marcha.org.ar/el-femicidio-de-micaela-gaona-debemos-sentarnos-a-esperar-que-llegue-la-justicia/