El satélite ARSAT 1, diseñado y construido íntegramente en nuestro país, llegó a su órbita geoestacionaria de 71,8° Oeste, luego de ser lanzado por el Ariane 5, de origen francés y de recorrer casi 36 mil kilómetros. La Estación Terrena Benavidez dirigió con éxito las cinco maniobras de apogeo que llevaron al primer satélite de […]
El satélite ARSAT 1, diseñado y construido íntegramente en nuestro país, llegó a su órbita geoestacionaria de 71,8° Oeste, luego de ser lanzado por el Ariane 5, de origen francés y de recorrer casi 36 mil kilómetros. La Estación Terrena Benavidez dirigió con éxito las cinco maniobras de apogeo que llevaron al primer satélite de telecomunicaciones argentino a la órbita, es la primera vez que estas maniobras son realizadas por un país latinoamericano.
Sin duda estamos en un momento histórico para Latinoamérica y para la Argentina gracias al cual recuperamos y avanzamos en la construcción de soberanía, enmarcados en inmejorables condiciones mundiales que nos permiten recorrer este camino. El lanzamiento del ARSAT 1 hubiera sido imposible sin este proyecto de País y de Patria Grande que desafía los centros de poder mundial y camina hacia su independencia.
Durante los gobiernos neoliberales de Menem y de la Rúa se cerraron y privatizaron las industrias estratégicas, aceptando los mandatos de las grandes trasnacionales financieras y de EE.UU., produciendo una gran expulsión de científicos, y regalando por monedas el Know How (el conocimiento de cómo hacer las cosas) de nuestros desarrollos tecnológicos, principalmente en energía nuclear. La compra de estos servicios fue solo una formalidad para ocultar la apropiación de conocimiento científico de Argentina por parte de los centros de poder mundial.
Durante este periodo se llegó a privatizar, entre otros, dos recursos estratégicos que hacen a la soberanía comunicacional: el control del espectro radioeléctrico y las posiciones orbitales. La ocupación de nuestras posiciones orbitales pasaron a depender de un consorcio privado encabezado por la alemana DaimlerChrysler Aerospace y la italiana Finmeccanica, a ese grupo se le había adjudicado en 1991 la provisión y operación de dos satélites. El primero, llamado Nahuel1, fue puesto en la posición orbital de 71,8 grados oeste en enero de 1997. El segundo satélite debía ser colocado antes del 19 de octubre de 2003 en la posición de 81 grados oeste, lugar reservado al país por la Unión Internacional de Telecomunicaciones – Organismo especializado de las Naciones Unidas para las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC)-. Pero cuando llegó la fecha, la empresa ni siquiera había empezado a construir el aparato. Ese incumplimiento puso en riesgo la conservación de la posición orbital designada, la cual era reclamada por Gran Bretaña. Para conservar sus órbitas la Argentina debió alquilar satélites y la posición orbital fue transferida a SES World Skie.
El comienzo de la recuperación de las herramientas de producción y distribución de la comunicación fue posible en el 2006 por la mirada estratégica y la decisión política de Néstor Kirchner y por el contexto de freno por parte de diferentes países latinoamericanos, como Brasil, Venezuela, Bolivia y Ecuador, a la propuesta del ALCA de EEUU, desafiando la división internacional del trabajo. Los primeros pasos fueron los de retomar el control estatal del espectro radioeléctrico; quitarle la licencia a NahuelSat frente a sus incumplimientos, crear la empresa ARSAT y el lanzamiento del Programa Espacial Argentino 2004-2015.
Desarrollar la comunicación que necesita nuestro pueblo, recuperando soberanía
Tener el Gobierno no significa tener el «poder», esto es bien sabido por los gobiernos latinoamericanos ya que nuestro territorio esta apropiado y controlado en diferentes aspectos como la energía, el agro, la explotación minera y la comunicación por grandes empresas financieras transnacionales las cuales tienen mucho más poder que nuestros Estados-Nación.
El desarrollo de la Soberanía de un pueblo sobre un territorio implica una política compleja y articulada. El lanzamiento del ARSAT 1 refleja la decisión de avanzar en términos de distribución de la comunicación, en desarrollo de alta tecnología y en la reducción de la brecha digital en nuestro país, tres aspectos que hablan del desarrollo de la soberanía comunicacional.
Para comenzar a volver a tener control sobre las herramientas fundamentales que hacen al derecho de nuestro pueblo de comunicarnos una de las primeras medidas fue la creación y desarrollo de Argentina Satelital – ARSAT. Empresa que concibe, diseña y desarrolla las telecomunicaciones.
Se encarga del desarrollo de un Centro de Procesamientos de Datos Nacional, un «Data Center» que será el corazón de la Red Federal de Fibra Óptica, lo cual implica romper con la mediación y la centralización de toda la información en el Data Center de Miami-EEUU. Esto va a permitir la transmisión de datos, voz, audio y video mediante una vía segura para el país, sea por fibra óptica o, ahora, vía satelital.
Se encarga de la expansión de la fibra óptica, necesaria para achicar la brecha digital, logrando que tengan acceso a internet las zonas poblacionales más desprotegidas y no rentables. Concebir a la comunicación como un Derecho Humano incentiva este desarrollo y da nuevas herramientas a la población para reclamarlo. Esto se complementa con el Plan Conectar Igualdad y la producción del software y hardware nacional implicando fuerza de trabajo altamente capacitada y nacional, poniendo el eje en nuestra cultura.
Del desarrollo satelital argentino; en donde el ARSAT 1 es parte de un proyecto tecnológico y político que implica el lanzamiento de tres satélites: ARSAT 1, 2 y 3. El ARSAT 1 nos asegura las posiciones orbitales convenientes para la Argentina para su plan de comunicaciones, radiodifusión, prospección espacial y telemetría codiciadas entre otros países por el Reino Unido. Es importante tomar conciencia de que estas posiciones son un recurso natural escaso, ya que solo se puede instalar un satélite en la órbita ecuatorial terrestre a 36.000 kilómetros de la tierra. Esta orbita es muy codiciada porque el satélite girará hacia el Este a razón de dar una vuelta por día y se verá desde la Tierra como un punto fijo, lo que permite que las antenas no requieran moverse para apuntar al satélite, así como ser manejado de manera permanente por la estación de Benavidez.
EL ARSAT 2 y 3 van a brindar cobertura a toda Latinoamérica e incluso a EEUU. Lo cual nos permite aportar esta soberanía comunicacional al resto de los países de la CELAC.
A su vez permite el desarrollo de alta tecnología y la posibilidad de capacitar y formar recursos humanos, los cuales son fundamentales para el desarrollo de futuros emprendimientos. Esta cadena de transmisión de conocimiento que se está retomando es la que se rompió en los 90.
Entrar al selecto club de países que han diseñado y ensamblado sus satélites: Estados Unidos, la Eurozona, Rusia, Israel, Japón, China y la India, implica no solo un logro en términos tecnológicos, sino un avance en ser parte de los polos de poder mundial que están planteando la necesidad de un mundo más equilibrado.
Posibilidad de avanzar en la construcción de la conciencia nacional de Patria Grande
La posibilidad de diseñar, concebir y planificar una estrategia propia en el plano de la transmisión de información – telecomunicaciones- que incluye la radio, televisión, teléfono y telefonía móvil, comunicaciones de datos, redes informáticas o Internet; junto con la regulación de los Medios de Comunicación e incentivo al desarrollo de la Comunicación regional y local es central en la posibilidad de avanzar en la construcción de una matriz de pensamiento que valorice lo nacional por sobre lo extranjero. Es el paso a la construcción de hegemonía.
La batalla por la significación de los hechos es la batalla central en este mundo globalizado, la órbita de la economía no alcanza para comprender cuales son las tareas históricas que debemos emprender, es necesario dar la batalla en el plano de la ideología. Desde los años 70 se desarrolla de manera acelerada la concentración de los Medios de Comunicación y de las Telecomunicaciones, sumándose a la concentración histórica de las Agencias de Noticias, es decir que hace rato que la batalla central se está dando en el plano de la conducción ideológica de mayorías.
El desarrollo de una estrategia comunicacional es uno de los grandes desafíos para La Patria Grande, lo que implica abarcar tres momentos de la comunicación: la producción, distribución y realización, en una nueva relación social de producción de conocimiento.
Cuando hablamos de producción estamos hablando de la producción de contenido gráfico y audiovisual. Esto implica la creación de agencias de noticias, programas de radio y tv, de programación en internet, software, con un sentido nacional latinoamericano, aquí podemos ver el desarrollo de los polos audiovisuales, en el marco general que habilita la LSCA, este aspecto se contrapone con las cuatro grandes Agencias de Noticias que concentran el 70 % de producción de noticias a nivel mundial (AP, UPI, Reuters y France Presse); con las Grandes Transnacionales de los Medios de Comunicación como Warner Time, Viacom, LG, 3 de las 6 empresas concentran el 90% de la comunicación y entretenimiento a nivel mundial.
Tener las riendas de la distribución implica la política de desarrollo satelital, fibra óptica, Centros de procesamientos de Datos y TDA, democratizando la distribución que estaba en manos de Telefónica entre otras.
Y la realización implica que este contenido no se concentre en pocas manos, acortando la Brecha Digital/tecnológica, allí es donde radica la importancia del Plan Conectar Igualdad y de agencias nacionales que den servicio de telefonía e internet, creando un mercado interno que produzca y consuma, pero principalmente que defienda la Información de calidad.
Estas herramientas nos posibilitan dar la Batalla Comunicacional, nos posibilitan volver a valorizar a nuestros pueblos originarios, nuestra cultura de lo Gran Nacional, nuestra lucha por la independencia, por la igualdad de derechos, nos posibilita volver a reconstruir los valores de la solidaridad y hermandad entre los distintos países de la Patria Grande. Nos permite volver a encontrarnos, tener memoria para no repetir errores, poder repensarnos y construirnos desde nosotros, para el mundo; pero desde nosotros.
Verónica Sforzin. CIEPE – Centro de Investigaciones en Política y Economía
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