¿Dónde están los que todos los días cacarean contra Venezuela o Ecuador en nombre de la «libertad de prensa» ahora que Estados Unidos arbitrariamente intenta despojar a un empresario de su medio de comunicación en Panamá? ¿Por qué no se aprecia ninguna campaña internacional de la Sociedad Interamericana de Prensa, del grupo PRISA, de CNN, […]
¿Dónde están los que todos los días cacarean contra Venezuela o Ecuador en nombre de la «libertad de prensa» ahora que Estados Unidos arbitrariamente intenta despojar a un empresario de su medio de comunicación en Panamá? ¿Por qué no se aprecia ninguna campaña internacional de la Sociedad Interamericana de Prensa, del grupo PRISA, de CNN, NTN24 o el mismísimo Vargas Llosa ahora que el embajador yanqui amenaza con cerrar los diarios La Estrella y El Siglo? La verdad ha quedado al desnudo, el gobierno norteamericano como cabeza del sistema capitalista mundial, y las grandes cadenas de medios de comunicación que le sirven, interpretan a conveniencia conceptos aparentemente sagrados y principios supuestamente universales, como democracia, libertad de opinión y libertad de prensa. Esas libertades sólo son aceptadas si convienen a sus intereses políticos y económicos pero, si le conviene lo contrario a los grandes poderes capitalistas, se procede cercenándolas.
Lo bueno del caso GESE-Waked, si es que tiene algo de bueno, es que pone al desnudo la falsedad e hipocrecía «democrática» del gobierno de Estados Unidos y las grandes cadenas comunicacionales o «medios de comunicación de masas». Al menos en Venezuela o Ecuador, cada vez que se procedió contra algún periodista o medio fue al amparo de ley, con las evidencias de los delitos o faltas cometidas a la luz pública.
En Panamá, el procónsul norteamericano se ha dado el tupé de despojar a un empresario de sus propiedades, incluyendo dos importantes medios de comunicación, en base a insinuaciones de lavado de dinero y narcotráfico, sin presentar ni a la faz pública, ni mucho menos a los tribunales, ni una sola evidencia. Están advertidos empresarios, especialmente dueños de medios de comunicación, así como ustedes arbitrariamente cercenan, administran o dosifican el grado de acceso a los medios y a la opinión pública de sectores sociales subalternos o de sectores políticos y sociales alternativos, ustedes mismos pueden ser víctimas de las libertades castradas por un poder superior, que viene de arriba, no del cielo, sino del norte.
Quienes creen acríticamente todo lo que dicen los grandes monopolios comunicacionales al servicio del sistema, desconocen la historia del mundo y de América Latina, e ignoran cuántas veces el imperialismo norteamericano ha atendado contra esas libertades saboteando gobiernos legítimamente electos, promoviendo golpes de estado e incluso recurriendo al asesinato de líderes populares. Sólo por mencionar algunos casos: desde Árbenz en Guatemala, Salvador Allende en Chile, Zelaya en Honduras, Dilma Rousseff en Brasil y Fernando Lugo en Paraguay.
Casualmente, estamos a punto de conmemorar 27 años de la sanguinaria invasión del 20 de Diciembre de 1989, cuyo objetivo no era ni Noriega, ni la «democracia», sino la imposición de un régimen político oligárquico antidemocrático, en que nos gobiernan un puñado de inmorales pero obedientes a los dictados de Estados Unidos. Prueba de que la invasión nos redujo a semicolonia, es la actitud servil del presidente Varela en el caso GESE, y en su falta de valor para ubicar al embajador yanqui en su lugar.
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