Con el título del artículo ya está dicho casi todo: «Un mercado sin libertad no es un mercado» [1]. Libertad aquí, como es evidente, es hacer lo que le dé la gana a uno (a unos pocos por supuesto), hacer lo que las grandes corporaciones eléctricas (y no eléctricas) estimen mejor. Que El País, el […]
Con el título del artículo ya está dicho casi todo: «Un mercado sin libertad no es un mercado» [1]. Libertad aquí, como es evidente, es hacer lo que le dé la gana a uno (a unos pocos por supuesto), hacer lo que las grandes corporaciones eléctricas (y no eléctricas) estimen mejor. Que El País, el global-imperial-neoliberal, ceda sus páginas centrales a un artículo de este olor semántico es más que consistente con la cosmovisión del diario de don Cebrián.
No entro en los detalles de la argumentación de Alberto Bañón, el director de regulación de UNESA, la Asociación Española de Industria Eléctrica, el 2% aproximadamente del PIB español. Personas más competentes que yo se pondrán de inmediato manos (críticas) a la obra.
Me centro en el primer fragmento, en el compás inicial del texto del señor Bañón: «Aunque llegar a conclusiones incorrectas a partir de premisas correctas es tan viejo como la propia filosofía -hasta tiene un nombre griego-, sigue siendo algo frecuente de ver hoy en día».
«¡Hasta tiene un nombre griego!». ¿Cómo alguien puede escribir una frase así? ¿Han leído algo semejante en su vida? Por lo demás, ¿qué es lo que tiene un nombre griego? ¿Filosofía? ¿A estas alturas de la vida sin equidad hay que escribir una cosa así? ¿No habla de eso don Bañón? ¿Está haciendo referencia al desliz argumentativo de extraer conclusiones «incorrectas» de premisas «correctas»? ¿Es a eso? ¿Y acaso no es eso una falacia? ¿Y no proviene el término del latín, de fallacia (engaño), y no del griego?
Sea como fuere, más allá del griego, del latín, de la filosofía y de la «densidad» del paso, resulta más que chocante que a estas alturas de lo que sabemos y hemos precisado alguien, todo un representante de UNESA, defienda los intereses insaciables de la gran patronal eléctrica española hablando de premisas y conclusiones correctas o incorrectas. En la teoría de argumentación más básica, en primer curso de bachillerato, en las lecciones de introducción a la lógica, ya se explica que esos conceptos se aplican a argumentos, que podemos y debemos hablar de argumentos correctos o incorrectos y de premisas o conclusiones verdaderas o falsas, y que si extraemos de premisas verdaderas conclusiones falsas, nuestra argumentación no puede ser válida.
¿Un diario que se las da de exquisito debe publicar un artículo con un error lógico-argumentativo tan elemental?
Por lo demás, esto de extraer conclusiones falsas a partir de premisas verdaderas, punto nodal como apuntaba de los argumentos incorrectos, ¿va por él mismo, va por el artículo del señor Bañón? ¿O es que en su caso ha extraído conclusiones falsas a partir de premisas igualmente falsas y argumentando falazmente?
Notas:
[1] Alberto Bañón, «Un mercado sin libertad no es un mercado». El País, 17 de enero de 2014, pp. 27-28.
Salvador López Arnal es nieto del cenetista aragonés asesinado en Barcelona, en mayo de 1939, defendido la segunda República de todos los pueblos de España, José Arnal Cerezuela.
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