Recomiendo:
0

El Bicentenario, algo más que un «Fondo»

Fuentes: Rebelión/Red Eco

Para garantizar el pago a los acreedores se acaba de crear un fondo al que se reservó el doble de lo que se destinó a las asignaciones por hijo. Argumentos del gobierno, amplio apoyo del sector bancario y una política que se mantiene inalterable desde el 2003.  La semana pasada, por decreto 2010/09 de necesidad […]

Para garantizar el pago a los acreedores se acaba de crear un fondo al que se reservó el doble de lo que se destinó a las asignaciones por hijo. Argumentos del gobierno, amplio apoyo del sector bancario y una política que se mantiene inalterable desde el 2003. 

La semana pasada, por decreto 2010/09 de necesidad y urgencia, la presidente Cristina Fernández creó el «Fondo Bicentenario para el Desendeudamiento y la Estabilidad» con el que estarán disponibles casi 6.600 millones de dólares de las reservas para pagar deuda durante el próximo año.

Si lo calculamos a la cotización actual del dólar, se trata de poco más de 25.000 millones de pesos. Ese dinero no sólo es más del doble de lo que el gobierno destinó a la Asignación Universal por Hijo sino que, además, con una cifra de esa envergadura, se calcula que podrían construirse 260 mil viviendas populares.

Los argumentos esgrimidos por la presidenta Cristina Fernández y su ministro de Economía Amado Boudou, se basan fundamentalmente en la necesidad de que Argentina vuelva a insertarse en el mercado mundial del crédito. Conseguir financiamiento -y a tasas más bajas – tanto para el sector público como para el capital privado e incentivar inversiones extranjeras son los objetivos. Certidumbre, previsibilidad, seguridad jurídica, todas palabras que formaron parte del discurso gubernamental a la hora de dar una clara señal de que el Fondo Bicentenario es la garantía de cancelación a los acreedores externos.

El economista Julio Gambina plantea que el objetivo de este Fondo es garantizarle a los acreedores externos que van a cobrar. «La realidad es que el país, integrante del G20, necesita reinsertarse en el sistema financiero del capitalismo global y cumplir con los lineamientos definidos por el cónclave de presidentes. El G20 asigna principal papel al FMI en el restablecimiento del funcionamiento del sistema financiero mundial en crisis, al tiempo que alienta la liberalización de la economía mundial, requiriendo la normalización de la cadena de pagos, incumplida hasta hoy por la Argentina», afirma el docente universitario y presidente de la FISYP.

Si analizamos en qué sectores esta medida repercutió positivamente podemos tener una idea de quienes son en realidad los más favorecidos. Las acciones de las 14 empresas líderes de la Bolsa porteña subieron ante el anuncio, especialmente las del sector bancario. Curiosamente este es el sector que obtuvo altas rentabilidades, según los datos de las operaciones del último trimestre. Algunos ejemplos: el Galicia ganó 47 millones de pesos, el Hipotecario 118.5 millones, el Ciudad de Buenos Aires 48.8 millones que significa cinco veces más a igual período del año anterior. Si el sector celebra que con esta medida se puedan abrir puertas para obtener crédito nos preguntamos qué hacen con el dinero que ganan cuando deberían justamente volcarlo al mercado del crédito.

Durante esta semana se pudo escuchar a periodistas económicos de las corporaciones mediáticas cuestionar esta medida, pero no porque se trate de una deuda que en gran parte es de dudosa legitimidad sino porque se utilizarán reservas para hacer los pagos. Y en sintonía, el titular del bloque de diputados del derechista PRO, Federico Pinedo, se mostró preocupado porque «las reservas del Banco Central son del pueblo y no del gobierno».

En realidad no sorprende esta medida. La política respecto al teórico «desendeudamiento» viene desarrollándose desde el gobierno de Néstor Kirchner y continúa en la actual gestión de su esposa.

Veamos algunos datos. En 2005 se realizó el canje de deuda en cesación de pago con una importante quita en ese momento, pero que – como el cáncer – la nueva deuda se volvió a regenerar hasta alcanzar montos similares en la actualidad. En 2006 el gobierno canceló anticipadamente al FMI lo que se le adeudaba (9.500 millones de dólares). Durante este año se destinó al pago de deuda la friolera de 20.000 millones de dólares y para el 2010 los vencimientos son por 13.000 millones de la moneda norteamericana. A todo esto hay que agregarle los diferentes bonos que se fueron emitiendo que generan compromisos para futuras – y no tan futuras – generaciones. El presupuesto para el año próximo destina para cancelar servicios de la deuda una cifra casi similar al contemplado para salud y educación.

Decimos que el «desendeudamiento» es teórico porque a pesar de todos esos pagos la deuda aumentó de 120.000 millones de dólares en 2005 a 140.000 (según las cifras oficiales y las más conservadoras).

Por suerte, hay quienes siguen peleando por la ilegitimidad de la deuda y para evitar que sigamos pagándola. Así, la semana próxima se presentará un recurso de amparo para frenar el pago de la deuda con el Club de Paris (por 6.700 millones de dólares) y preparan otro para impedir el canje de deuda de los bonistas «holdouts» (por otros 30.000 millones).

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa de la autora, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.