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El comunicador en tiempos de cólera

Fuentes: Rebelión

Comunicador precoz La «disfunción comunicacional» instala su síndrome. Es el que bien pudimos observar y padecer durante la jornada del 2D-Venezuela, toda vez que desde el ejercicio profesional, algunos «comunicadores» dieron a la opinión publica mundial una «comunicación» contentiva de información apócrifa pues daba cuenta de un resultado certero mucho antes del momento justo para […]


Comunicador precoz

La «disfunción comunicacional» instala su síndrome. Es el que bien pudimos observar y padecer durante la jornada del 2D-Venezuela, toda vez que desde el ejercicio profesional, algunos «comunicadores» dieron a la opinión publica mundial una «comunicación» contentiva de información apócrifa pues daba cuenta de un resultado certero mucho antes del momento justo para que ese resultado fuera veraz e irreversible. Es decir, como la disfunción sexual precoz: demasiado antes y como toda disfunción, una expresión de lo fallido.

La comunicación precoz fue inmadura. Tanto más si se le suma a esta inmadurez, otra condición del mismo origen, cual es el irrespeto a la norma, la que en el Referendo 2D era emanada por el CNE e inhibía a cualquier empresa anticiparse a los datos oficiales, ese irrespeto a su vez, constituía un menosprecio a la Republica Bolivariana de Venezuela. Valga recordar además que es el país a donde los corresponsales extranjeros acudieron para hacer la cobertura periodística.

Si bien el síndrome de disfunción orgánica alude a una expresión de la medicina, bien pudiéramos considerar que la disfunción comunicacional – en el contexto de la 4GW- (Guerra de Cuarta Generación) se conforma múltiple, ya que, tal como el «daño colateral » pergeñado por el Pentágono determinados «errores comunicacionales «buscan una acción mortal en tanto irradia hasta «dar» con lo vital -que a todo efecto es lo social-. Comunicadores nativos y extranjeros se constituyen en portadores y operadores en tanto no se revisen y en tanto complazcan en su mandato a las empresas comunicacionales que les promueven dada su falla ética y les tarifan la impronta.

Porque y para que

La urgencia comunicacional desajustada y errática tiene un porque en su apremio y es, en principio, poder satisfacer los deseos propios de figuración y los deseos de otro/s que utilizan tal defección para contratar su plusvalía.

El deseo propio (los 5 minutos de gloria) es primera condición necesaria para articularse como eslabón de las relaciones comunicacionales mass media. Se complejizan cuando concatenan tras las pertenencias orgánicas, estructurales o laborales de quien hubiere contratado sus servicios profesionales, o un sin fin de complejidades funcionales a las operaciones mediáticas encubiertas, para lo cual, determinadas características personales en consonancia con las (de)construcciones ideológicas se brindan óptimas en el sujeto que se preste al juego. Entonces no hay ingenuidad, no hay neutralidad. No hay ajenidad.

También tiene un para que, que nada tienen que ver con la actividad informativa bajo el necesario cumplimiento del que hacer como oficio o profesión, apenas se separa del sustento necesario e inexorable para ejercerla recordemos, es brindar información en forma veraz y oportuna con apego ético para no confundir, para no manipular, para no irrespetar al igual

En el caso 2D Venezuela, comunicar precipitadamente «un resultado», en primer lugar aportó una categoría: la suposición, luego y bajo el mismo principio, considerar que esta categoría de lo supuesto está reñida con la información veraz .

Es decir, hablamos de auto-satisfacerse, en principio, (por el brillo fugaz de la primicia) hablamos de satisfacer a un otro que funge como su jefe y hablamos de satisfacer a un lugar que lo aloja pudiendo ser su medio, su agencia, su multimedia, su imperio y hasta articular a nivel simbólico con significantes primarios. Así el gran combo ante quien bien pague su «voceria» desde la «autopista informativa» y a gusto del patrón.

La actividad comunicacional de verdad, exige revisarse como sujeto y actor social, pues la disfunción comunicacional es un síndrome grave que habla de otras gravedades mas.

Revisarse hace bien

El primer grado de esta disfunción pudiéramos acotarlo a un recién iniciado en la actividad debido a la inexperiencia y que pudiera ser un grado común en quienes generalmente intentan copiar un modo (heredado y hegemónico) que busque el impacto de show- por sobre la información y pudiéramos decir que presenta una proyección de desapego a la ética (requiere atención), la que , al estar internalizada por lo menos ofrece un muro de contención para el quehacer ante la defección descripta . Ahora, la repetición sostenida, hace que esta disfunción alcance niveles críticos ya que transforma en un trastorno intencional, un modo y a la vez un método.

A todo efecto bueno es saber que dentro de la comunicación social existen estilos periodísticos, baste observar por ejemplo las columnas de opinión, ahora, informar es acotarse a la premisa .Opinar es otra cosa. Informar opinando sin aclarar, es manipular y ello esta fuera de toda consideración excepto del tratado de las conductas perversas individuales o sociales. De todos modos la ética periodística esta contenida en la ética de vida

Preguntarse acerca de la ética en tiempos de cólera adonde la 4GW es tolerada dados los efectos devastadores en los cerebros, función que ella misma cumple, con estragos en lo cultural, que a su vez descansa sobre el poder de dominación sobre la lógica del pensamiento, nos obliga a interrogarnos acerca de nuestra propia identidad, y nuestro lugar de pertenencia, sustentándonos en los valores que, a lo largo de la vida, hemos ido construyendo, en lo colectivo, en lo individual. Un interrogante que nos devuelve inmediatamente a la práctica y nos invita a reflexionar en torno a ella. Reflexión en un todo aconsejable para la actividad comunicacional.

Cuando los nervios de acero no alcancen.

Cuando los nervios aun siendo de acero no se templan con la praxis y cuando la espera de lo justo, y cierto, es un ejercicio inabarcable Cuando la candidez de la paloma se vuele y la astucia de la serpiente repte al infinito hasta que se evada tras otras fronteras capitales bien sirva recordar que

«El periodista concibe la libertad de información como un factor de la elevación espiritual, moral y material del hombre. En consecuencia, debe denunciar como fraudulento invocar este principio para justificar intereses mercantiles o sensacionalistas o para convalidar tergiversaciones del mensaje informativo….»»…No obstante, estamos conscientes de que una conducta profesional ajustada a los lineamientos éticos no es suficiente garantía de una información honesta y veraz. Se hace necesario establecer por esto responsabilidades de los propietarios de los medios de comunicación, quienes con frecuencia guían su conducta en busca de objetivos materiales antes que en la prestación de un servicio público». ( Código de Ética del Periodista Profesional )

(*) Matilde Sosa es periodista Argentina en Venezuela