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Respuesta a un artículo de El País firmado por el expresidente uruguayo

El Descubrimiento, según Sanguinetti

Fuentes: Rebelión

En uno de los espacios de opinión del diario El País, firmado el reciente lunes 21 de noviembre por el ex presidente uruguayo Julio María Sanguinetti, comprobamos como este usual colaborador de uno de los diarios europeos más influyentes va más allá de su defensa del Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA) en […]

En uno de los espacios de opinión del diario El País, firmado el reciente lunes 21 de noviembre por el ex presidente uruguayo Julio María Sanguinetti, comprobamos como este usual colaborador de uno de los diarios europeos más influyentes va más allá de su defensa del Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA) en la pasada cumbre de Mar de Plata. Titulado «De Colón a Maradona», lo que en apariencia vendría a ser un artículo denunciando «la demagogia populista» de los países del MERCOSUR junto a la Venezuela de Chávez en su empeño, sobre todo de este último, por apoyar la celebración de una contracumbre antiimperialista y de apoyo al ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas), ya desde su nudo el texto adquiere un tono favorable no sólo hacia la política neoliberal aplicada ortodoxamente en el continente desde los años 70; el propio autor expresa como positiva, al margen de los habitantes nativos y del trágico destino que los aguardaba, la llegada de navíos españoles en el siglo XV a Latinoamérica, «esa inevitable resultancia de la primera globalización.»

Desde el inicio, no obstante, Sanguinetti reconoce que la difusión de palabras de repulsa hacia los efectos concatenados del «Descubrimiento» como las que pronunció Hugo Chávez en la cumbre (quien dijo que «no hay nada que festejar el 12 de octubre»), no proceden únicamente de voces marginales: «no estamos sólo ante las voces aisladas que desde hace algunos años intentan exorcizar la pobreza del continente y su inestabilidad política en la perversidad del presunto genocidio.» Yo que pensaba que parte de la respuesta a la inestabilidad social radicaba en el rechazo al ALCA, me encuentro ahora con la peligrosa confusión que hace este ex dirigente de dos situaciones históricas diferentes, igualmente condenables. «Si deseas la salvación no rechaces el pasado», parecería que viene a decirnos.     

Sin embargo, lo más sorprendente lo hallamos a partir del tercer párrafo. «Una vez más, hay que recordar que aquél siglo XV vivía la eclosión de una expansión capitalista demandante de nuevos espacios comerciales y de los descubrimientos científico- tecnológicos del Renacimiento. Como natural consecuencia, las potencias europeas de la época salían a descubrir y conquistar el mundo» (…)

Tras enumerar la serie de motivaciones que movieron a los Reyes Católicos a expandir su geografía por otros continentes («búsqueda de nuevas rutas comerciales hacia el Oriente, ambición de conquistas territoriales, evangelización de los pueblos…»), en el artículo no se recoge la actitud de los «descubridores» hacia los «descubiertos» tras la llegada de Colón, ni nada por el estilo. Tan sólo hace referencia a la importación vía Europa de la terrible peste, que poco después diezmaría a la población suramericana.

Para Sanguinetti, el momento mismo en que los colonizadores desembarcan en el continente constituye el usufructo de la riqueza y la biodiversidad actuales, sólo posible del encuentro entre los invasores hispanos y los nativos indígenas. Del expolio y la dominación, cinco siglos después Sanguinetti percibe toda su «riqueza».

Por el estilo, las expresiones y las connotaciones a las que recurre, asemejaría ser un neoconservador europeo y no el antiguo mandatario de un país latinoamericano quien firma tales argumentos. Así pues, prosigue su festín en un tono más y más emotivo: «La misma España que arribaba, ¿no había visto irrumpir a los celtas y sojuzgar a los pueblos ibéricos? ¿Y los celtas a su vez no se vieron llevados por delante por los fenicios y los romanos? ¿Y todos estos, luego, por los árabes que predominaron ocho siglos antes de irse?»

Hasta donde tengo yo conocimiento, nosotros no celebramos la fecha en que se produjo la invasión árabe en el 711, aunque vea en ella más de positivo para el desarrollo de los valores que las «misiones católicas» germinadas aquí pero enviadas junto con los colonizadores, esclavistas y mercenarios.

Paradójicamente, si el capitalismo naciente produjo ese efecto de choque tan terrible entre los pueblos lejanos a Europa a quienes por entonces no se los denominaba «tercermundistas» o «subdesarrollados» en tanto que no lo eran, entonces ahora el capitalismo hegemónico en su versión de Tratado de Libre Comercio Regional probablemente no augure buenos presagios quinientos años después de la proclamación del primero. Aunque le pese a Sanguinetti.

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Pablo García es Coordinador del área de Juventud de IU Valladolid