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El día de la vergüenza de la BBC

Fuentes: Counterpunch

Traducido para Rebelión por Ana Sastre

Cada pocos años, la BBC se ve inmersa en una grave controversia. pero esta es la madre de todas. La esencia de la última tormenta es la siguiente: hace unos días, el Disasters Emergency Committe (Comité de emergencia ante desastres) del Reino Unido, una plataforma integrada por trece ONG muy importantes hizo público su plan de realizar una campaña televisiva para recaudar fondos para paliar la crisis humanitaria de Gaza. La organización paraguas incluye nombres como Cruz Roja, Save the Children, Care International y Oxfam. La BBC se negó a retransmitir este llamamiento. Su Director General, Mark Thompson, y su Directora Operativa, Caroline Thomson, esgrimieron dos razones para ello. La «imparcialidad de la corporación se vería comprometida» y ¿cómo podría la BBC estar segura de que el dinero recaudado iría a parar a las «personas adecuadas»?

La negativa, y las razones esgrimidas por la BBC enfurecieron a muchas personas en Gran Bretaña y en el extranjero, donde World Service cuenta con una audiencia muy fiel. Se han celebrado airadas manifestaciones en Londres. El domingo se habían recibido miles de quejas y el número seguía creciendo. Diversos blogs y sitios web de periódicos se han visto inundados con mensajes que condenan la decisión, a pesar de la decidida contraofensiva de un puñado de entradas pro israelíes que se repiten una y otra vez. Los líderes de todos los partidos políticos importantes han criticado a la corporación. Entre ellos se cuentan ministros de un gobierno británico que sigue políticas pro israelíes. Sacerdotes cristianos y destacados miembros de la comunidad judía británica han instado a los ejecutivos de la BBC a reconsiderar su decisión.

El Arzobispo de York resumió todo el asunto con estas palabras: «No se trata de una cuestión de imparcialidad, sino de humanidad». Comparó la situación con la de hospitales militares británicos que proporcionan tratamiento a prisioneros de guerra como resultado de las obligaciones emanadas del Convenio de Ginebra. El Arzobispo afirmó: «Negándose a la petición del Disasters Emergency Committee, la BBC ya ha violado el principio de imparcialidad».

Ninguno de los periodistas de la BBC que yo conozco está de acuerdo con la decisión. El respetado ex corresponsal de la corporación en Oriente Medio, Tim Llewellyn, escribió en The Observer del 25 de enero de 2009 que se trata de «una decisión cobarde» que «traiciona los valores que representa la BBC». John Kampfner, otro ex corresponsal, afirma en un artículo reciente escrito en The Guardian que, aparte de algunas excepciones respetables, las preguntas realizadas a los portavoces israelíes durante el conflicto de Gaza han sido muy blandas en comparación con, por ejemplo, las del aclamado Channel 4 News. El veredicto de Kampfner: los oficiales israelíes no han sido realmente presionados en las oficinas de la BBC.

Durante mis 23 años de carrera como periodista de la BBC, fueron muchas las ocasiones en las que la corporación se enfrentó a la presión externa. Durante la crisis de Suez, en 1956, el gobierno británico intentó obligar a la BBC a mostrarse parcial a la hora de informar sobre la invasión de Egipto cuando ésta empezó a tambalearse. La corporación se negó, a pesar de que existía un riesgo real de ser clausurada. Cuando la Primera Ministra de India, Indira Gandhi, adquirió poderes dictatoriales en virtud de una normativa de urgencia en los años setenta, se ordenó a los corresponsales extranjeros que presentaran todos sus artículos a los censores antes de enviarlos a sus periódicos. Mark Tully, el corresponsal de la BBC en Delhi se negó a venderse. En lugar de presentar sus artículos a los censores, cogió el siguiente avión con destino a Londres.

En 1985, un mes después de que la Primera Ministra británica, Margaret Thatcher, hubiera proclamado que «los terroristas deberían verse privados del oxígeno de la publicidad», supo que un documental de la BBC había entrevistado a una destacada figura del IRA que estaba llevando a cabo una campaña armada contra la autoridad británica en Irlanda del Norte. El gobierno de Thatcher intentó prohibir la emisión del documental, pero finalmente este fue emitido. Durante mi época como corresponsal de la BBC en Afganistán bajo el régimen comunista de Najibullah, me amenazaron con ser expulsado varias veces. Cada vez, entregué mi pasaporte al oficial en cuestión y le pedí que emitiera un visado de salida y una orden de expulsión. Sabía que contaba con el apoyo de mi jefe. Y cada vez, el gobierno afgano retiró su amenaza.

¿Por qué se muestra ahora la BBC tan pusilánime? No sólo se debe a la implacable presión ejercida sobre periodistas e investigadores desde la puesta en marcha de «la guerra contra el terrorismo» iniciada por George W. Bush y Tony Blair. El fracaso de liderazgo en la BBC también ha desempeñado su papel. La corporación, en virtud de su línea editorial, emite en interés nacional. Y si interpretamos esta obligación en su sentido más amplio, el «interés nacional» se sirve presentando una perspectiva precisa, bien documentada y lo más amplia posible de los eventos mundiales, una perspectiva en la que las audiencias confían. El equipo directivo actual de la BBC ha fracasado en esta importante tarea. La negativa de retransmitir un llamamiento de las ONG más importantes del país para recaudar fondos para realizar labores humanitarias en Gaza, a las que el propio gobierno contribuirá, resulta difícil de entender para la mayoría.

La independencia editorial consiste en resistir ante las intimidaciones. Requiere protección contra la presión ejercida por los poderosos en interés de la objetividad y la necesidad de ofrecer una cobertura adecuada que otorgue voz a los débiles. Hace algunos años, por conveniencia y en nombre de la eficiencia, la BBC se embarcó en la aventura de establecer grandes oficinas de prensa en las ciudades más importantes del mundo. Una de esas oficinas está en Jerusalén y desde allí se realiza gran parte de la cobertura de noticias sobre Oriente Medio. El reciente conflicto de Gaza ha sido en su mayoría cubierto por corresponsales de la BBC que se apostaban frente a las cámaras a kilómetros del lugar de conflicto, desde la seguridad del lado israelí y bajo la atenta mirada de sus supervisores israelíes. Hoy, los israelíes tienen a la BBC cogida por el cuello y la BBC hará lo que sea necesario para no ofenderlos.

Mientras la BBC, en su día una de las mejores cadenas del mundo y que hoy sigue considerándose buena, lucha por su reputación, otras cadenas de noticias británicas han decidido emitir el llamamiento de ayuda para Gaza. Han aceptado la palabra del Disasters Emergency Committee de que es tarea de este comité supervisar que la ayuda llega a las personas adecuadas. La Charity Commission apoya esta garantía. El Director General de la BBC se ha quedado solo. Los altos ejecutivos se felicitan por su «excelente cobertura» en sus propios canales. Pero la corporación ha mostrado claramente sus deficiencias al compararse con otras cadenas de noticias nuevas, como Al Jazeera English y Press TV. Con la última tormenta sobre el llamamiento de ayuda para Gaza, la BBC también corre el riesgo de perder la batalla de la autoridad moral. Imagínense el día en que Al Jazeera se haga eco de un llamamiento realizado por el Disasters Emergency Committee británico al que la British Broadcasting Corporation haga oídos sordos.

http://www.counterpunch.org/tripathi01262009.html