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El diario global imperial ubicado en la extrema derecha privatizadora de la derecha extrema neoliberal

Fuentes: Rebelión

El País apareció el lunes -y en primera página- con el tono profesoral (y neoliberal) al que nos tiene acostumbrados desde hace tiempo. Si cabe, peor aún. Anunció -hablando de sí mismo y en primera página- la publicación de tres editoriales. En el momento que escribo sólo he leído los dos primeros. Ya es suficiente. […]

El País apareció el lunes -y en primera página- con el tono profesoral (y neoliberal) al que nos tiene acostumbrados desde hace tiempo. Si cabe, peor aún.

Anunció -hablando de sí mismo y en primera página- la publicación de tres editoriales. En el momento que escribo sólo he leído los dos primeros. Ya es suficiente. Marcando la desnortada marcha de este gobierno de neofranquistas y privilegiados desde la derecha más neoliberal concebible y usando el tono sabelotodo al que nos tiene acostumbrados. A la altura de El Mundo , de La Vanguardia o del Wall Street Journal, incluso superándolos ampliamente por la derecha

El editorial del lunes -¿quién lo habrá escrito?- instaba al gobierno a pedir el rescate de inmediato, a las órdenes del diario global imperial. Sin más vacilaciones y sin discutir las condiciones que deseen imponernos. Un admirable compañero -«R»-, que conozco a través de Espai Marx, ha escrito con razón y contención: «Con el tono propio de la mafia instan al Gobierno del PP, que queda convertido en una cuadrilla de izquierdistas comparados con la banda criminal de Cebrián, a que pidan el rescate de inmediato».

El editorial d el pasado martes tampoco tiene desperdicio. Está ya incluido, de manera destacada y con todo merecimiento, en la historia universal de la infamia. Se abona explícitamente en él una contrarreforma del sistema de pensiones público que, entre otras cosas, se vertebraría en torno a los siguientes nudos: vida laboral entera para el cálculo de la pensión; retraso de la edad de jubilación, sin más dilaciones y de forma inmediata, y, por supuesto, supresión -no temporal, sino permanente- de la revalorización de las pensiones con el IPC, uno de los ejes centrales de los «grandes pactos» anunciados y publicitados a lo largo del período de la estafa-transición.

Hoy, miércoles, toca el turno a las autonomías. Veremos… Podemos temernos lo peor.

El mismo amigo al que he hecho referencia anteriormente señalaba: «[…] esto es una campaña de presión que roza el intento de golpe de Estado. […] Tal vez exagero, pero a menudo tengo la impresión de que hacemos campaña con mucha razón contra los gobiernos que destruyen nuestros derechos y dejamos de lado a sus cómplices privados, los mercenarios y mafiosos habituales (medios de comunicación, los llamados «expertos» pagados por bancos y fondos de pensiones privados, etc) Tal vez algunas concentraciones de protesta se tendrían que hacer en las oficinas de estos canallas».

No exagera nuestro, en absoluto. Añadía al mismo tiempo con toda razón: tiene narices que «haya sido Berlusconi el primer dirigente político europeo de renombre que haya dicho que la prima de riesgo es una estafa que se usa para derribar gobiernos elegidos por los ciudadanos «. La razón, la indignación y la rabia le siguen acompañando.

¿Qué hacer con El País , con esa corporación que despide a 130 trabajadores/as mientras su capo máximo ingresa 13 millones de euros en 2011? Vana esperanza pensar en su rectificación. Las manos que mecen PRISA están al servicio de los peores vértices del sistema dominante. Cada vez es más urgente una campaña de desprestigio de una publicación que no solo roza sino que supera en ocasiones la derecha extrema más neoliberal y conservadora. La abyección de El Mundo, La Razón o La Vanguardia no hacen buenos a «los del País», que diría Francisco Fernández Buey. ¡Boicot al diario global-imperial! ¡Que Cebrián se coma todos los ejemplares en sus merendolas!

Por lo demás, Rosa Luxemburg y Paco Fernández Buey apuntaron con acierto a la diana de nuestra situación: o barbarie o socialismo. O su barbarie explotadora y ecosuicida, o construimos entre todas y todos -y sin sectarismos, y con modestia y án imo de aprender- un mundo más justo, más razonable, más humano, más igualitario y en urgente equilibrio con la Naturaleza y con nuestras propias capacidades tecnocientíficas donde debe regir de una vez por todas el principio de precaución y la mirada crítica ante todo deslumbramiento puerilmente tecnofílico.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.