El embajador Earl Anthony Wayne se despide de la Argentina luego que la administración Obama haya decidido que pase a ocupar un cargo algo más «tranquilo» en Afganistán, donde se desempeñará como «Director Coordinador de Asuntos Económicos y de Desarrollo» en la Embajada en Kabul. Allí coordinará los programas civiles de asistencia y ayuda humanitaria. […]
El embajador Earl Anthony Wayne se despide de la Argentina luego que la administración Obama haya decidido que pase a ocupar un cargo algo más «tranquilo» en Afganistán, donde se desempeñará como «Director Coordinador de Asuntos Económicos y de Desarrollo» en la Embajada en Kabul. Allí coordinará los programas civiles de asistencia y ayuda humanitaria.
Estos programas civiles son en realidad una fachada de acciones clandestinas destinadas a desestabilizar gobiernos poco amigables para la administración norteamericana, con metodos de «golpe suave» como los implementados en Ucrania, Venezuela, Bolivia, Ecuador o como el desarrollado en 2008 contra el Gobierno de Cristina Kirchner durante el conflicto con grupos agroganaderos y transnacionales soyeras.
En países donde la ocupación norteamericana es de invasión directa, la ayuda se orienta a infiltrar la resistencia a la ocupación, financiando grupos y organizaciones dispuestas a anexarse a los intereses de los Estados Unidos.
El embajador saliente en Buenos aires hará uso de su «valiosa experiencia» en territorios que domina el Talibán. Wayne y su esposa Pamela viajarán a Kabul donde vivirán en una especie de «campamento blindado» para supervisar la millonaria inyección de dinero que busca destinar Obama a programas de «ayuda social» a Afganistán.
En Argentina, Wayne desarrolló también una tarea especialmente asignada por la Administración J. W. Bush en la defensa de intereses corporativos norteamericanos dedicados a la elaboración de productos farmacéuticos y agroquímicos, siendo así, un activo propagandista de la propiedad intelectual y el combate a la piratería y la falsificación de mercancias.
Luego de haber estado tres años en Buenos Aires, se despide en una verdadera maratón de reuniones, que no hacen otra cosa que confirmar su estilo lobista-injerencista: estuvo con los miembros de la Corte Suprema, ayer con la prensa y «visiblemente emocionado» con el cuerpo diplomático quienes le organizaron una despedida. También y de manera protocolar fue recibido por Cristina Kirchner.
En su discurso de despedida con la prensa no podía faltar una refrencia a los medios monopólicos comunicacionales de derecha (medios de comunicación privados oposicionistas) al señalar que «los medios necesitan que el Gobierno respete la libertad de expresión».
Wayne será reemplazado por Vilma Socorro Martínez.