Están ocurriendo las protestas populares con su correspondiente represión, pero no en Cuba, sino justamente en Washington D.C. -desmintiendo los pronósticos de la propaganda pro-Estados Unidos.
Al “factor Cuba”, acudió hace muy poco un destacado científico cubano para explicar por qué habían fracasado los modelos estadísticos que predijeron a inicios de la pandemia de la Covid-19 una situación muy desfavorable para Cuba debido a esa enfermedad.
¿Qué sería el factor Cuba? Se habla del sistema de salud, de las instituciones científicas o de una estructura social. Todo eso es cierto, pero tratando de ser muy sintético, diría que “factor Cuba” es la combinación del sistema social que, aun siendo perfectible y criticado por quienes lo vivimos, este país ha logrado mantener contra vientos y mareas de todo tipo con el ser humano como centro y prioridad y un pueblo que lo sostiene.
Justo por desconocer eso, se equivocó más de un pronóstico sobre Cuba y la Covid-19. Aplicar colonial y mecánicamente una herramienta, aprovechando el desconcierto de un momento en que, como puede apreciarse en cualquier análisis de los contenidos de la maquinaria mediática digital pagada desde Estados Unidos en esos días, se estimulaba un ambiente de pánico con el mensaje de que la Isla sería arrasada por la pandemia, es un acto de servil colonialismo mental justo cuando el alarmismo inducido hacía que, incluso personas de buena fe, le plantearan constantes exigencias al gobierno que eran alimentadas por esa maquinaria.
Ese y no otro es el “contexto de esa fecha” que ahora se pretende borrar, justo cuando Cuba tiene solo 83 fallecidos por COVID-16. Tan desacertado fue un augur que hubo que esperar dos meses y medio desde esa fecha -19 de marzo de 2020- para que el conjunto del planeta llegara a la cifra que el “factor Washington” le pronosticó a la isla: 374 000. Ya sabíamos que el “factor Washington” se equivoca con Cuba, pero esto nos confirma que yerra con el mundo entero.
El autor de tal pronóstico dice que inmediatamente borró la cifra y rectificó, ¿Rectificó? Intentó barrer bajo la alfombra el disparate más escandaloso, pero continuó llamando en esa circunstancia a “prepararnos para la posibilidad de que cada familia cubana tendrá un miembro o amigo que morirá en los próximos meses por contagio con el COVID-19” en un artículo titulado precisamente “Cuba: prepárense para el impacto”, ¿es eso conocer el “factor Cuba”? ¿O, por el contrario, es estar cegado por el “factor Washington”, ciudad desde donde el augur ejerce de “analista” sobre la isla?
La realidad es que como ha dicho un amigo, muy lejos de que cada familia cubana tenga un miembro fallecido por la COVID-19, lo que sucede es que todos tenemos un conocido salvado de padecer la Covid-19 por el “factor Cuba”. El fiasco ha sido tan grande que debe ser censurado, no sólo borrar la cifra de muertos -un amigo o miembro por familia- vaticinada para la isla, sino que es necesario crear una confrontación que ponga en segundo plano el inolcutable papelazo y presente como víctima a quien victimizó la verdad y se lanzó a una campaña de pánico contra el país donde nació, ordenando desde la distancia “prepárense”.
Como no hay argumentos que oponer a ese hecho incontestable que está ahí, guardado en la memoria imborrable de las redes, más importante que el texto es el performance. Para colmo, nada crea, toma una idea que no es suya, sino que apareciera meses atrás en una publicación que se declara orgullosa de ser financiada por George Soros y la National Endownment for Democracy -que según el New York Times es lo mismo que la CIA- y la convierte en imagen, igualando a quien citó a Martí para recordarle que los hombres que no tienen fe en su tierra son hombres de siete meses con quien nunca se ha leído un libro ni de historietas. ¿Hay algo más cerca de la “propaganda burda” que ese torpe ejercicio de manipulación?
Eso es todo, lo demás es decorado, repetición mediocre de la victimización aprendida en cursos pagados por las mismas fuentes que quieren cualquier cosa menos socialismo en Cuba, y fomentan “asalariados dóciles del pensamiento oficial”… del imperio sobre la isla, repitiendo estereotipos pagados por la CIA. Un “pensamiento” que se dice de izquierda pero borró las palabras socialismo y revolución del encabezamiento del “medio de comunicación” que gestiona desde Washington DC, y a buen recaudo, bajo la sombra del águila calva, calumnia e insulta sin argumento alguno, calificando de extremista a quien le recuerde su disparate estadístico, sin poder citar una sola frase que lo pruebe.
Según cuenta Fernando Martínez Heredia, “extremista de izquierda” llamaron a Antonio Guiteras dos embajadores estadounidenses en Cuba, ¿sería entre otras cosas porque el fundador de La Joven Cuba fue vertical ante los conciliábulos de Fulgencio Batista con esa embajada que tanto le agradaba visitar al pronosticador?
Resulta que, otra vez sin prueba alguna, gracias a la imaginación performática, tengo “un grupo de agitación y propaganda cercano”. Hablando de grupos, no sé si el autor del performance conoce a esta persona que me ha dejado un comentario en mi blog , yo no lo conozco por lo que no puede ser cercano a mí, pero parece que a él sí en algún momento pasado en que administraron juntos un grupo en Facebook. Se llama Rodrigo Huamachi y afirma que el autor del post catastrofista “sólo editó después de que varias personas mencionaran que su cifra pronosticada de casos en Cuba era totalmente incoherente y alucinante. Nunca pidió disculpas públicas por el error, al contrario ahora dice que el análisis está fuera de contexto…”. Sugiero leer completo a Huamachi porque contiene varios elementos que revelan cómo el autor cambió de eso que él mismo llama “tribu”.
Se inventan tribus porque la tarea es dividir revolucionarios. Sin embargo, hay tribus muy poderosas al norte de ese “dedo que apunta hacia Cuba” en versos de Villena, pero a quien ejerce de juez contra el Partido Comunista cubano no le molesta el poder del Partido Demócrata norteamericano al que ha declarado públicamente su apoyo.
El ridículo divierte, no molesta, ni tampoco en este caso al parecer termina. El “medio en crecimiento” que se inventa sin aportar un solo dato lo demuestra. Hay pruebas de que el tal crecimiento es una falacia, con posicionamiento invisible por demás. En cambio, la prensa cubana que denosta, a pesar de tener muchos problemas por resolver, sí ha tenido un crecimiento por su cobertura de la pandemia en Cuba, que nada tiene ver con el catastrofismo amarillista que auguró un muerto en cada familia cubana, única explicación posible para el mediocre argumento de que tuvo diez mil reacciones en Facebook.
¿Son tan diferentes el que miente e insulta desde Miami y el que lo hace desde Washington DC? Parece que no. No hay que acudir a la manipulación con Photoshop, solo hacer print screen. No hace mucho quien habitualmente participa en las “directas de video” del que nos ordenó “prepárense” fue parte de un linchamiento en Twitter en que se me amenazó de un modo tan civilizado como “van a limpiar el parque con tu cabeza”.
Pero sí, pareciera existe un “grupo de agitación y propaganda”, una tribu que reventada en el fondo de una piscina sin agua por lanzarse en una sucia maniobra contra el periódico Granma que terminó en el ridículo, insiste en volver a fracasar. De algo hay que vivir aunque se bote el dinero… ajeno: Los bien financiados videos desde Washington DC son casi invisibles, mientras el que los desmintió desde la sala de una casa en La Habana ya va por 3550 visualizaciones.
Pues para mí es un honor publicar en un periódico como Granma, donde publicaba el indócil Fidel y hoy publican destacados intelectuales tan dóciles como Frei Betto, Fernando Buen Abad, Miguel Barnet, Nancy Morejón, Víctor Fowler, Rebeca Chávez, Omar Valiño y Rubén Darío Salazar, entre muchos otros, o pueden leerse trabajos críticos y profundos como los aportados el pasado mayo por Mariela Castro y Ernesto Estévez en defensa de la diversidad sexual.
Eso sí, ninguno de ellos, como tampoco Fidel, juega al equilibrismo de la cómoda equidistancia entre Granma y El Nuevo Herald, como le gusta hacer a nuestro oraculista, obviando es un hecho que El Herald ha reproducido con entusiasmo el catastrofismo destilado en su “medio en crecimiento” para augurar protestas populares y represiones en Cuba que, como su fallecido en cada familia cubana, sólo ha quedado en las fantasías de quien firmó ese texto.
Están ocurriendo las protestas populares con su correspondiente represión, pero no en Cuba, sino justo allí donde el augur hace su “Opinión política cubana”, en sustitución del “Socialismo y revolución” con que encabezaba su “medio en crecimiento”: Washington DC.
¿Por qué nuestro pronosticador no nos explica las causas de ese y otros desastres inimaginables que se viven allí por estos días, si en aquel paraíso que escogió como destino, tal vez manifiesto, no existe el PCC, no hay prensa con “propaganda burda” y la democracia es un único modelo universal que el “factor Washington” nos llama a imitar?
Fuente: https://lapupilainsomne.wordpress.com/2020/06/05/el-factor-washington-por-iroel-sanchez/