No sólo de nombres vive el hombre. Las revoluciones tampoco. Pero los nombres son importantes, porque expresan un concepto, una orientación y una intención. Cierto que no pocas veces se ha abusado de las palabras para fingir cambios mientras la esencia continúa igual, para encubrir con nombres lo que no se construye en los […]
No sólo de nombres vive el hombre. Las revoluciones tampoco. Pero los nombres son importantes, porque expresan un concepto, una orientación y una intención. Cierto que no pocas veces se ha abusado de las palabras para fingir cambios mientras la esencia continúa igual, para encubrir con nombres lo que no se construye en los hechos.
Hubo una época, al inicio de la Revolución Bolivariana, en la cual todo se llamaba «el proceso» porque decir «revolución» y «antiimperialista» era muy atrevido. Luego todo -es un decir- era «endógeno». En la actualidad, hasta la construcción de unas aceras o la compra de un camión de recolectar basura se le coloca el rótulo de «socialismo». En algunos casos se banaliza y deforma la esencia y el contenido de la palabra socialismo, creando en el pueblo confusión y varias decepciones.
La denominación de «Bolivariano» ha sido el término más sentido, perdurable y constante en estos 10 años de gobierno del Presidente Chávez. Aunque también se abusó del nombre. Abundaron empresarios y hasta comunidades, que intuyendo la palabra de moda, el nombre que podía abrir las llaves del financiamiento, presentaban ante organismos públicos un «Proyecto Habitacional Bolivariano» o un «Proyecto de Ensambladora de Motores Bolivarianos c.a.», sin que se revelara el misterio del por qué era un proyecto «Bolivariano». Sencillamente: «eso es lo que quiere Chávez, aprovechémoslo».
Aprovechar «la marca» que más difundiera el Presidente Chávez en ciertos períodos ha sido la norma, aunque no correspondiera con la realidad o la intención a futuro de la persona, grupo, comunidad o institución que la utilizara en forma oportunista.
Lo que no había ocurrido hasta ahora es el proceso inverso, salvo durante el breve gobierno de facto de Pedro Carmona Estanga en abril de 2002, que eliminó el nombre de «Bolivariana» a la República y a todas las instituciones públicas y programas sociales que ostentaran tal denominación. Con la oposición en el gobierno hoy no quedaría ni rastro de la palabra «Bolivariana» en las escuelas, en los liceos, en los municipios, en las gobernaciones, ni en la Agencia Bolivariana de Noticias (ABN). Y todavía se le recrimina a la oposición venezolana tal arbitrariedad antibolivariana.
Por eso no se entiende la regresión semántica al quitar el nombre de «Bolivariana» a la agencia oficial de noticias de la República Bolivariana de Venezuela, para denominarla Agencia Venezolana de Noticias (AVN); es decir, similar a la antigua y «neutra» Venpres. Este cambio de nombre no ha pasado desapercibido entre los seguidores del Presidente Chávez. Menos aún del lado de la oposición, que lo ve con agrado.
Entonces brotan las especulaciones. ¿Será para no confundirse con la Agencia Bolivariana de Prensa (ABP), muy vinculada a la insurgencia en Colombia, y así evadir los ataques del computador multitarea de Uribe? ¿Será para no confundirse con la Agencia Boliviana de Información (ABI)? ¿Será una jugada táctica para despistar a los patronos mediáticos de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) reunidos en España? ¿Será una estrategia de posicionamiento y penetración en «el mercado global de la información»?
La palabra «Bolivariana», en la Constitución, en el nombre del país, en las instituciones y en los programas sociales, es percibida -independientemente de la praxis y la esencia de su aplicación- como una conquista de esta Revolución Bolivariana. Como un espacio, un territorio ganado al pasado de la democracia representativa, un espacio que no es de la oposición. Cuando usted lee: «Municipio Bolivariano X», sabe que allí gobierna un «chavista», un revolucionario, aunque a veces no lo demuestre. Difícilmente usted verá un aviso que diga: «Municipio Bolivariano Baruta», por ahora.
Cuando todavía está fresco el río de tinta derramada, los millones de palabras escritas y habladas de una feroz batalla comunicacional -que aún se desarrolla en los cuarteles y medios- para justificar ante los venezolanos y venezolanas el por qué la Fuerza Armada Nacional debe denominarse también «Bolivariana», no es comprensible este cambio de nombre de la Agencia ex Bolivariana de Noticias; sin explicación alguna.
Repito, no siempre el nombre es lo más importante si la esencia cumple el objetivo. Por supuesto, no queda nada bien llamarla Agencia Independiente de Noticias, menos Agencia Fascista de Noticias -es una exageración para mostrar que los nombres revelan mucho. Tal vez Agencia Venezolana de Noticias sea el nombre más adecuado para cumplir el objetivo, pero no debe omitirse una explicación convincente y lógica al pueblo y a los generadores de opinión favorables a la Revolución que están pendiente de esos «detalles».
Es oportuno recordar el debate y el rechazo que ocasionó entre los sectores revolucionarios el cambio del logotipo del estatal canal 8 VTV, hasta que el propio Chávez intervino y reconoció que había sido un error y se elaboró el actual logo tricolor. Y hablamos de una imagen heredada, para no ahondar en la fallida decisión de cobrar a precio de mercado cada segundo de retransmisión en otros canales de televisión.
Todas estas consideraciones y antecedentes deben estar en la sala situacional de los equipos de análisis de entorno y opinión del Ministerio de Comunicación e Información (MinCi), por eso no se entiende que en la declaración del ministro y en la del presidente de la ex Bolivariana ABN no se mencione nada al respecto. Absolutamente nada. Como que si no importara y nadie se va dar cuenta del cambio.
No se trata de solicitar un referendo para colocar el nombre a la agencia de noticias de Venezuela o de desmontar el viejo aviso de ABN y colocar, para fingir, «Agencia Socialista de Noticias» y no cumplir el objetivo. Se trata de evaluar el momento político, de pulsar el sentimiento bolivariano y que no se perciba la desaparición de la palabra «Bolivariana» como una concesión a la oposición a mitad de campaña electoral. Este pueblo entiende cuando se le explica bien.
EXPLICACIÓN JURÍDICA Y DE MERCADOTECNIA
La información oficial que brindan el pasado 8 de octubre, tanto el ministro de Comunicación e Información, así como el Viceministro y Director de ABN, presenta la transformación de la agencia de noticias como un asunto jurídico-administrativo y de mercadeo, creando la percepción de un dilema entre la palabra «Bolivariana» versus eficiencia, y versus la figura jurídica de la institución. Además, este falso dilema atribuye unas cualidades a lo legal y al mercado que no son verdaderas, empleando para ello un lenguaje propio de cualquier alto ejecutivo de comercialización de CNN o de una empresa de turismo, nada apropiado en estos tiempos de debacle neoliberal. Y en comunicación la forma sí importa.
Sería bueno que cada uno leyera la nota de prensa oficial que se publicó y la revisará con sentido crítico, a ver si se pudo haber hecho mejor. Veamos brevemente.
Bajo el titulo «Ministro Izarra: ABN se convertirá en la Agencia Venezolana de Noticias», el MinCi publica el día 08-10-2008 las cortas declaraciones del ministro Andrés Izarra(1). ¿Qué dice y cómo se entiende?
«Ha sido eliminado el servicio autónomo Agencia Bolivariana de Noticias (ABN) y ha sido creada una nueva compañía anónima, la Agencia Venezolana de Noticias». Pareciera que no es posible crear una compañía anónima Agencia Bolivariana de Noticias.
Este cambio es para «fortalecer a la agencia, los beneficios para sus trabajadores y la comercialización de sus productos». Pareciera que el problema de fondo es la figura jurídica de servicio autónomo y el nombre de «Bolivariana», que impide lograr esos objetivos de óptimo funcionamiento, mejoras laborales y de «comercialización de sus productos».
He aquí la mejor parte. El cambio implica la «evolución de su figura jurídica, para otorgarle a los trabajadores una mayor competitividad en el mercado laboral». Pareciera que uno de los valores que promueve el Socialismo del Siglo XXI es la «mayor competitividad en el mercado laboral». ¿Qué significa este tecnicismo? ¿Qué sólo por ser una compañía anónima los periodistas y demás trabajadores van ganar mejores salarios? ¿Que les van a pagar como a las estrellas de Globovisión, Venevisión, Últimas Noticias o CNN para que no abandonen la agencia hacia otro «mercado laboral»? ¿Van a pagarse los salarios de PDVSA? ¿O será una forma de flexibilización laboral con periodista y equipos «freelance»?
Ciertamente la figura legal de servicio autónomo es limitada y ambigua para una institución que debe ser más dinámica y audaz, menos gaceta oficial; pero esa no es ni debería ser la razón más relevante al informar sobre el cambio en la agencia de noticias.
En la página Web de ABN, el día 08-10-2008, se publican las declaraciones del Viceministro de Estrategia Comunicacional y Director de la Agencia Bolivariana de Noticias, Freddy Fernández. Mucho más extensas que la anterior y con este sugestivo titular: «Cambio de ABN a Agencia Venezolana de Noticias permitirá dar un salto cualitativo»(2).
Pareciera que nos dice que nada más con cambiar el nombre y la figura jurídica la agencia de noticias dará «un salto cualitativo». Será mejor y más eficiente.
Veamos parte de la declaración. «El cambio de estatus jurídico (…) permitirá dar un salto cualitativo al paquete de servicios que hasta ahora ofrece a sus clientes». Es decir, ya no se trata -como dijo el ministro- de «fortalecer a la agencia, los beneficios para sus trabajadores y la comercialización de sus productos». El cambio es únicamente de mercadeo: «paquete de servicios» y «clientes», lo cual no pareciera posible con el nombre de «Bolivariana».
Las palabras «paquetes de servicio» y «productos» son repetitivas en todo el texto de la noticia. El problema es, pues, comercialización. Muy bien, que la nueva AVN perciba muchos ingresos y sea sustentable y llegue a todas partes del país y del mundo, pero no exageremos el lenguaje de la mercadotecnia. A veces es mejor callar.
Continúa el Viceministro (de Estrategia Comunicacional) «todo ello es producto de un proceso en el que se ha venido trabajando desde hace cuatro años, desde la transformación de la antigua Venpres». ¿Y por qué el cambio en este momento, a menos de dos meses de las elecciones regionales? Tenían cuatro años -cuatro años- trabajando en el cambio, para modificar la figura jurídica y el nombre. Pasar de Venpres a Bolivariana y otra vez a Venpres, o casi lo mismo. A veces es mejor callar.
«Destacó que con estas mejoras se garantizará la información de noticias venezolanas a un conjunto de agencias de otros países con las que la Agencia Bolivariana de Noticias, dentro de poco Agencia Venezolana de Noticias (AVN), tiene convenios firmados tanto en América Latina como en Asia». Pareciera que la casi extinta ABN no cumple esos convenios y por eso no llegan noticias de Venezuela al resto del mundo, pero con «estas mejoras» la nueva AVN si cumplirá. Nos enteramos además de muchas otras cosas. Como que la nueva y ex Bolivariana Agencia Venezolana de Noticias incursionará en «servicio de noticias audiovisuales eficiente», con el fin de «servir también a las televisoras venezolanas y a algunos clientes internacionales». Aunque hasta ahora no existe en Venezuela un periódico de gran tiraje y amplia cobertura nacional o una red de periódicos regionales que exprese los sentimientos, la ideología y el quehacer de los millones de ciudadanos y ciudadanos que apoyan al Presidente Chávez -salvo los esfuerzos que hace el diario VEA-; sin embargo AVN se va a dedicar a «servicio de noticias audiovisuales». ¿Y la reestructuración y potenciación de VTV como canal de noticias y opinión? ¿Y Telesur? ¿Qué hacen estos canales? ¿No es noticias nacionales e internacionales? Lo pertinente es mejorarlos en plataforma, producción, cobertura y señal y no competir con ellos.
Nos enteramos de muchas cosas. Pero ninguna explicación o justificación, ni siquiera piadosa, del por qué ya no es Bolivariana la agencia oficial de noticias de la Revolución Bolivariana. ¡ABN ha muerto! ¡Viva AVN!
Notas
1. Publicada en la Web del MinCi el 08-10-2008
2. Publicado en la Web de ABN el 08-10-2008