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El mundo dominante y el futuro de lo alternativo

Fuentes: Rebelión

Noam Chomsky en Lo que hace a la prensa dominante , habla de indoctrinación; Fidel hablaría más tarde del papel de la «guerra de las ideas.» Chomsky examina el papel de la prensa en el control del pensamiento y explica su interés por la prensa como parte de la cultura intelectual, cuyo estudio permite comparaciones […]

Noam Chomsky en Lo que hace a la prensa dominante , habla de indoctrinación; Fidel hablaría más tarde del papel de la «guerra de las ideas.» Chomsky examina el papel de la prensa en el control del pensamiento y explica su interés por la prensa como parte de la cultura intelectual, cuyo estudio permite comparaciones iluminadoras -entre la versión de ayer y hoy, entre lo que ha cambiado y entre lo que se enfatiza, en contraste con lo que se ignora o está ausente.

La Prensa: Sujeto de estudio

La prensa, dice Chomsky, puede ser investigada como institución y es importante entenderla como tal y en su relación con el poder y la autoridad. A su estudio aplican métodos similares al estudio de una molécula, se la analiza desde su estructura, se hacen hipótesis y predicciones sobre el tipo de producto que esta favorece y se puede comprobar si estas hipótesis son o no correctas examinando el producto.

Hay tipos de prensa dirigidas a audiencias particulares. Una prensa para la élite -que determina el contexto para los demás medios, dirigida a gente privilegiada con la función de organizar su pensar y ver y de definir lo que es y lo que no es noticia. Una prensa que recibe guias de esa prensa élite. Una prensa de masas con la misión de entretener, ocupando a la audiencia con lo irrelevante. Mientras la élite se ocupa de dirigir al país y al mundo, lo que tiene que hacer para mantener el poder, el resto está distraído con deportes, escándalos sexuales de las «personalidades» del entretenimiento y otros asuntos.

Como institución la prensa tiene su sistema doctrinario y mantiene relaciones con otras instituciones (universidades, corporaciones, gobierno) que la legitiman. Si un periodista decide escribir sobre un tema se va a contactar con «expertos» que busca en las universidades; estas relaciones entre instituciones legitiman a unas y a otras.

Los individuos en estas instituciones, siguen formatos de conducta dados; para funcionar dentro de una institución uno debe aceptar, internalizar e incluso creer en el sistema doctrinario dominante de la institución -o se hace dificil sobrevivir en ella. Las instituciones más elitistas, como Harvard, Cambridge u Oxford, agrega Chomsky, «socializan» más que enseñan. Para integrarlas debemos ser «socializados como miembros» y aprender fundamentalmente «maneras» -o sea formatos que nos ayudan a comportarnos como miembros de la clase alta que representan. Fundamentalmente enseñan a tener pensamientos «correctos» y a evitar los «equivocados.»

Animal Farm, escrita por George Orwell y publicada en los años 40, sirve de ejemplo. Pocos saben, aclara Chomsky, que la introducción original del autor no fue incluída sino hasta años despues de publicada la obra. En ella Orwell explica que si bien su libro ridiculiza la estructura autoritaria de la Union Soviética, hay semejanzas entre esa estructura y la dominante en Inglaterra, dice aunque en Inglaterra no está la KGB «respirándonos en el cuello» los sistemas de control son igualmente efectivos y el resultado es la eliminación del pensamiento independiente. La explicación de Orwell: en primer lugar la prensa está en manos de los ricos y éstos sólo quieren que ciertas cosas lleguen al público, por lo que la información es controlada. En segundo lugar, agrega, cuando pasamos a través del sistema de educación elitista aprendemos que hay ciertas cosas que es mejor no decir y ciertos pensamientos que es mejor no tener si queremos funcionar dentro de la sociedad.

Los periodistas que aseguran que a ellos nadie les dice lo que deben escribir, explica Chomsky, dicen en esencia la verdad. El punto es que no estarían donde están si no hubieran demostrado que nadie tiene que decirles lo que tienen que decir para que lo hagan. No estarían donde están si hubieran decidido contar la «historia equivocada». Están allí porque han pasado el filtro, indoctrinados en la ideología dominante se controlan solos. Esto mismo le ha sucedido a la mayor parte de los académicos y en particular a aquellos que integran las disciplinas más ideológicas, dice Chomsky, han pasado exitosamente a través del sistema de socialización y no amenazan en nada al sistema dominante.

Además, el sistema no favorece la participación masiva sino mínima: votar cada algunos años sin entrometerse demasiado en lo que es político. Los medios, aclara, son fundamentalmente corporaciones que venden una audiencia a otras corporaciones. Su producto refleja los intereses de compradores y vendedores, asi como de las instituciones y sistemas de poder que los rodea. El tema mismo de analisis crítico sobre el funcionamiento de la prensa ha sido tabú. No se discute, ni a nivel de las instituciones formadoras de periodistas, ni de los «intelectuales públicos» del sistema, ni de los departamentos de ciencias políticas. Todos, de una u otra forma, ven a la población general como muy ignorante para entender «complejidades,» es mejor mantenerla lejos de la arena pública y evitar problemas. Votar para elegir ciudadanos «responsables» (de la élite) y retirarse a casa a mirar deportes o telenovelas, dejando el negocio de gobernar en manos de la élite «mejor preparada», es el ideal.

El Aparato de Propaganda

Esta industria gigante de relaciones públicas es una invensión americana e inglesa que surge de la Primera Guerra Mundial, explica Chomsky. Sus figuras líderes en Estados Unidos salen de la Comisión Creel. El principal fue Edward Bernays, quien publicó un libro en 1925 que llamó Propaganda -entonces no un término negativo, sino hasta que estuvo asociado a los nazis. Bernays se hizo famoso al final de los años 20 con su campaña en favor del cigarrillo, patrocinada por Chesterfield. Antes de su campaña las mujeres no fumaban; usó estrellas, modelos, artistas famosas fumando para hacerlo atractivo. Bernays planteaba que era posible regimentar la mente pública como el ejercito regimentaba los cuerpos. Sus técnicas de regimentación de mentes serían usadas por las minorías inteligentes para mantener al resto en el camino correcto. Su libro es un manual sobre como implementar la regimentación. Más tarde Bernays sería el ingeniero del golpe que tiró el gobierno democrático de Guatemala.

Walter Lippman, otro miembro de la Comisión Creel, fue la figura más respetada del periodismo norteamericano. Escribió ensayos progresistas sobre la democracia, y de él surge la idea de la «creación del consentimiento.» Chomsky y Herman exponen ese concepto en su libro Manufacturing Consent . Las ciencias sociales y políticas vienen del mismo lugar, el fundador es Harold Glasswell y su mayor logro fue un estudio sobre la propaganda.

Pronto los partidos políticos entendieron la importancia de la propaganda; vieron que con la creciente democratización ya no podrían gobernar como un club de hombres ricos sin aplicar en la política una «guerra de propaganda» para controlar los pensamientos de la gente.

Naturalmente nada de esto es debatido publicamente, dice Chomsky. Cuando uno va a la universidad, no lee los clásicos sobre como «controlar las mentes de la gente» y tampoco lee lo que James Madison dijo durante la convención constitucional, aquello de que «tenemos que proteger a la minoría de los opulentos contra la mayoría de la población.»
Stephen Lendman, en su artículo, El espíritu de Tom Paine (Countercurrents), explica cómo el modelo de propaganda es usado por el gobierno de EEUU para programar la «mente pública» en favor de los intereses de los ricos y poderosos y contra el bienestar propio. Desde el estado, dice Lendman, se favorece un control al servicio de las corporaciones que se hace obvio particularmente en la radio y la televisión. En el caso de la televisión (1) se controla a través de la Corporation for Public Broadcasting (CPB), que presiona, por ejemplo, a la Public Broadcasting Service (PBS) en favor de programación más y más conservadora. Keneth Tomlinson, a cargo de la CPB, hasta fines del 2005, el ex presidente del Broadcasting Board of Governors (BBG), organismo que controla al equipo de propaganda del gobierno -incluídas Radio Free Europe, Alhurra (para el mundo árabe) y Radio/TV Martí (para Cuba), renunció a la CPB por críticas a su politización de la organización y acusaciones de corrupción, lo suplantó alguien similar. En el caso de la radio (2) el control ocurre a través de la National Public Radio (NPR), inicialmente una organización sin fines de lucro, hoy financiada por corporaciones donantes que demandan influencia. Su director, Kevin Klose fue también director de radios diseminadoras de propaganda del gobierno de EEUU, entre ellas Radio Liberty y Radio/TV Martí.

En 1982, Ben Bagdikian publica The Media Monopoly , donde reporta que 50 corporaciones son dueñas de la mitad o más de la Media. Para 1990 los dueños eran 20. Recientemente se calculaba 10: New York Times Company (Times, Boston Globe), Herald Media Inc. (de Pat Purcell), Viacom Inc. (CBS, MTV, Paramount Pictures, TV y Radio), Hearst Corporation (San Francisco Chronicle, Esquire, AT&T), Sunbeam Television (de Ed Ansin), News Corporation (New York Post, Times, Fox, de Rupert Murdoch), Tribune Company (Chicago Tribune y TV), Clear Channel Communications (San Antonio, radio/TV), Entercom Communications (radio y television), Greater Media (radio, TV, periódicos), Phoenix Media/Communication Group (periódicos/revistas, publicaciones alternativas). Recientemente, Granville Williams de Campaign for Press and Broadcasting Freedom (UK) habla de 6: Vivendi Universal, el complejo AOL/Time/Warner, Disney, Bertelsmann/AG, Viacom y News Corporation.

Medios Alternativos

La conciencia sobre el papel de los Medios Alternativos ha aumentado. En ¿Que hace que los Medios Alternativos sean Alternativos? Michael Albert explica que aún cuando en general se acepta la idea de que el producto define a los Medios como Alternativos, este no es criterio suficiente. Se requiere que el proyecto mismo siga un proceso diferente de lo dominante. Los Medios Alternativos no deben centrarse en ganancias y deben ser estructurados de forma más igualitaria, cuestionar jerarquías dominantes en la relaciones sociales y mantenerse, tanto como puedan, independientes de las corporaciones. Ha prevalecido un miedo a tomar posiciones y el «ser liberal» ha favorecido oportunismo dice Albert. Luego, ha surgido el deseo de cuestionar que se transformó a veces en crítica constante limitando la solidaridad. El propósito de explorar lo alternativo no es atacar limitaciones sino favorecer el apoyo mutuo.

Algunos puntos prácticos surgidos de su experiencia, dice Albert, tienen que ver con sueldos y condiciones de trabajo más igualitarios, tendencia a eliminar jerarquías de poder y de influencia, a tomar decisiones informadas en forma democrática, a eliminar exclusiones, a aceptar visiones feministas, antiracistas y anticlasistas, a favorecer relaciones con la audiencia que promuevan metas y valores de diálogo y que sean socialmente relevantes, a tener relaciones con otros proyectos alternativos de apoyo, que no reproduzcan las opresiones que tratamos de eliminar en la sociedad general. Albert plantea la necesidad de unirnos bajo una federación que sin ser purista contribuya a clarificar metas y provea apoyo y comparta lecciones y recursos en este proceso.

Antes de la manifestación de Noviembre de 1999 en Seattle, periodistas y activistas en EEUU habían formado el Independent Media Center (IndyMedia), que en Seattle ofreció un lugar en la Red donde colocar historias, fotos y videos sobre la protesta. La idea, surgida de Dan Merkle fue implementada con 30 mil dólares donados y equipos prestados, y fue un éxito. La Red nació como un jugador fundamental diseminando información alternativa. Con los años IndyMedia ha logrado estar presente en una veintena de países en seis continentes, batallando a la prensa dominante y focalizada en quebrar el bloqueo de la información impuesto.

En Latinoamérica, en 2005, surge Telesur con la misión de desarrollar un nuevo paradigma comunicacional. Es una alternativa al discurso de las grandes cadenas informativas monopólicas, juntas CNN en español y Univisión controlan al 93% de la audiencia. Telesur cuenta con apoyo de los gobiernos de la República Bolivariana de Venezuela -51% de las acciones, Argentina -20 % de las acciones, Cuba -19% de las acciones, y Uruguay -10 % de las acciones. Tiene base en Venezuela y un Consejo de Consulta formado por intelectuales: Adolfo Pérez Esquivel, Ernesto Cardenal, Eduardo Galeano, Tariq Ali, Saul Landau, Ignacio Ramonet, Richard Stallman y Danny Glover.

William Ospin hablando de Telesur ( Soñando desde el Sur en Mirando al Sur ) dice: «Es la aparición de un nuevo instrumento de la cultura latinoamericana, la promesa de un diálogo más fluido, de un relato continental rico en voces y perspectivas, una inmersión en la historia olvidada de nuestros pueblos… Es un gran desafío para la imaginación: no hacer televisión de consumo sino de intercambio, no persistir en los hábitos de la sociedad de consumo que nos eternizan en la pasividad, sino luchar por una sociedad de imaginación, de creación.»

Aram Aharonian, de Telesur, explica que la televisora viene a «desalambrar» el latifundio mediático, a ayudar a la integración continental… Nació de nuestra toma de conciencia de que todos los que estábamos haciendo periodismo alternativo estábamos «perdiendo por goleada, atrincherados en pequeños nichos, con financiamientos de ONG europeas y norteamericanas que aseguraban no podríamos salir de alli… Nos habían convencido de que lo nuestro era lo comunitario y que las grandes ligas -la comunicación masiva- era para los dueños del gran capital.»

Dan Kennedy (Monopoly Money, Bostons Phoenix), explica que la monopolización contínúa acelerándose e incluye una rápida consolidación de la industria de los cables. Se aproxima el fin del juego, dice, puede que sea tarde para salvar las voces independientes en la Red. AT&T Broadband, el mayor proveedor de cable de television en EEUU, fue adquirido por Comcast, con control sobre 22 millones de suscriptores (un tercio del total en EEUU). El más grande de los conglomerados, AOL/ Time/ Warner, 13 millones de suscriptores, está por asociarse con AT&T/ Comcast.

Al tiempo que se consolidan estos gigantes, el conglomerado francés Vivendi Universal, anuncia la compra de USA Networks. Al mismo tiempo limitaciones legales que impedían mayores consolidaciones son removidas. «El problema es que todo esto está sucediendo detrás de la escena,» dice Danny Schechter observador de la prensa en la Red.

Stephen Lendman aclara: «En los últimos diez años, empresas de telecomunicaciones, transmisión y cable han gastado una fortuna para que se apruebe legislación que promueve concentración, que les asegura gigantescas ganancias». La última frontera es la Red: «es una batalla que el público no puede perder y las corporaciones involucradas harán lo que sea para ganar. Para Lendman «el desafío es detener este asalto al bien público… No hay nada sagrado acerca de como funcionan los medios de comunicación, es el resultado de leyes, regulaciones y gigantescos subsidios del estado que estas corporaciones han logrado secretamente con ayuda de Republicanos y Demócratas y sólo acción masiva de parte de la gente puede y debe detenerlos.»

El documental «La Corporación » examina el proceso por el cual la corporación se ha apropiado de derechos que en el pasado correspondían sólo a las personas. Pero aunque la ley las trata como «personas» con derechos, las corporaciones son, en esencia antisociales. Lo demuestra su arrogante falta de interés por los demás, su incapacidad para preocuparse por la seguridad de otros, para sentir culpa, para seguir normas sociales legales, su contínuo mentir y engañar para ganar dinero. Este ser antisocial, psicopático, sin embargo contínúa apropiándose para sus intereses privados de los bienes comunes sin que logremos detenerle. Y, sus intereses no se detienen en los medios de comunicación, sino incluye semillas, agua, todo lo que tenga valor de transacción, en el mundo mercantil que la corporación favorece.

Somos inefectivos porque nuestra apelación a la justicia nace de la ética y la moral. Pero, la corporación no tiene alma que salvar, moral que defender ni cuerpo que castigar y es inmortal. Nosotros le dimos estos derechos. El juego está en la mesa, la concentración de capitales continúa. Los gigantes amenazan con tragarlo todo, y tienen capacidad de hacerlo, pero aún no encontramos vehículos para detenerlos.