Por fin el periódico español El Mundo -conocido en ciertos círculos como El Inmundo: por algo será- revela a las claras su más que evidente línea editorial, lo que es en gran medida una ventaja a la hora de sopesar el (poco) valor que tienen sus juicios sobre determinados temas (Venezuela y Latinoamérica en especial). […]
Por fin el periódico español El Mundo -conocido en ciertos círculos como El Inmundo: por algo será- revela a las claras su más que evidente línea editorial, lo que es en gran medida una ventaja a la hora de sopesar el (poco) valor que tienen sus juicios sobre determinados temas (Venezuela y Latinoamérica en especial). En sus connotados (sic) premios anuales, con los que designa al Personaje y al Enemigo del Año a su (corto) entender, acordaron que el Enemigo del Año sea Hugo Chávez, presidente de Venezuela. De este modo, el pasquín demuestra cuál ha sido su tratamiento informativo a lo largo de este 2007 en lo que al gobierno venezolano respecta: el que un contendiente dispensa a un enemigo. Es decir: objetividad, ética, credibilidad, moral y profesionalismo CERO . Y con este título otorgado a Chávez, es de suponer que el tratamiendo mediático durante el 2008 y más allá será idéntico.
De ahora en adelante, a confesión de parte , argumentar contra Venezuela y su gobierno «porque lo leí en El Mundo» será tan absurdo, fanático e intolerante como justificar el repudio a las religiones no cristianas «porque lo dice la Biblia».
El periódico lo cuenta así, en el artículo donde anuncian a Sarkozy (el presidente francés) como personaje del Año:
<<Hugo Chávez ha sido designado como el Enemigo del Año por encarnar un populismo que ha tenido un efecto contagio en el continente americano. Marcado también por su enfrentamiento con el Rey -que dejó para la posteridad el mítico «¿Por qué no te callas?»-, se aferra al sillón presidencial a pesar del revés sufrido en el referéndum constitucional que planteó él mismo. Destacados periodistas venezolanos firmarán artículos de opinión en el suplemento dedicado al líder venezolano>>.
Lo primero que cabe preguntarse es ¿de quién es enemigo Hugo Chávez? ¿Del director de ese periodicucho? ¿De su junta directiva? ¿De sus lectores? ¿De sus accionistas? ¿De los españoles? El presidente nunca se ha pronunicado directamente contra ninguno de ellos (con la deshonrosa duda razonable de sus accionistas). Sin embargo, El Mundo le declara, oficial y unilateralmente, la guerra -la mediática, la de verdad se la dejan a posibles voluntarios, que no faltan- al mandatario venezolano.
El diario justifica su decisión en el «populismo» de Chávez y su «enfrentamiento con el Rey». Además, como afirma el texto, ya que Chávez ha «contagiado» su «populismo» a otros presidentes en el continente, es de esperar que Evo Morales, Daniel Ortega, Rafael Correa y otros presidentes -todos elegidos democráticamente- sean a su vez enemigos de El Mundo.
En el párrafo explicativo del porqué de elegir a Chávez como Enemigo del Año, además, esa cloaca del periodismo dirigida por Pedro J. Ramírez, insinúa que el presidente venezolano debe dimitir de su cargo, cuando afirma que «se aferra al sillón presidencial a pesar del revés sufrido en el referéndum constitucional que planteó él mismo». Cierto, una propuesta suya fue rechazada por un 1% de diferencia, y el propio Jefe de Estado acató el resultado. ¿Y entonces? ¿Dónde está el problema? ¿Eso es motivo de ilegitimidad, Chávez «se aferra al sillón»? ¿Qué decir entonces de los gobernantes europeos, que veladamente aprobaron una constitución -de 25 países miembros sólo 10 la sometieron a referendo popular: 2 la aprobaron, 2 la rechazaron, 6 aplazaron la votación- aprobando y arreglando artículos de esa propuesta rechazada (si sólo un país no la aceptaba sería rechazada), tal y como Dios les dio a entender, en una reciente cita entre altos mandatarios en Portugal, a espaldas de sus pueblos?
En el anuario de personajes -«buenos» y «malos»- una de sus perpetrantes de redacción (usar el término periodista se me hace complicado en el caso de este medio), Iratxe Rojo, después de confundir la dietética con la genética, insinuando que la decisión de Uribe de suspender la mediación venezolana en el canje humanitario está relacionada con el incidente entre el Rey y el presidente venezolano, cierra su lamentable párrafo -titulado «El callador callado»- con una perla inolvidable: «Eso sí, Chávez sigue sin callar».
En otro contexto, esa frase podría interpretarse como muestra de la altura política de Chávez, que no se calla lo que piensa, que no acepta presiones, que no arruga ante la adversidad. Cualidades todas éstas de las que debería hacer gala un periodista que se precie, por cierto. Pero en el contexto de El Mundo, ese «Chávez sigue sin callar» adquiere dimensiones preocupantes. ¿Es que acaso hay que callarlo? ¿Y cómo hay que callarlo? ¡Muy lindo eso, viniendo de un medio de comunicación, exigir el silencio para quien dice lo que no queremos escuchar! Iratxe Rojo y su patrón Pedro J. Ramírez, a sabiendas o no, están mandando un mensaje muy peligroso para estas latitudes, tan dadas a magnicidios y Golpes de Estado: «Hay que callar a Chávez».
Ya he escrito una o dos veces sobre este diario, y aunque ahora su línea editorial sobre Venezuela, además de obvia es confesa, sospecho que volveré a hacerlo.
Por lo pronto, esa afirmación suya de que «Destacados periodistas venezolanos firmarán artículos de opinión en el suplemento dedicado al líder venezolano» promete un montón de inexactitudes, manipulaciones, calumnias, tergiversaciones y mentiras escandalosas: El Mundo en su máxima expresión.