El periódico El Mundo es la segunda cabecera con mayor tirada en nuestro país. Sus editoriales debieran ser referencia obligada para cualquier ciudadano comprometido con lo que en el mundo ocurre. Sin embargo este espacio, insisto, de referencia, es empleado para hacerle el trabajo sucio al liberalismo aun a costa de mentir, omitir y distorsionar. […]
El periódico El Mundo es la segunda cabecera con mayor tirada en nuestro país. Sus editoriales debieran ser referencia obligada para cualquier ciudadano comprometido con lo que en el mundo ocurre. Sin embargo este espacio, insisto, de referencia, es empleado para hacerle el trabajo sucio al liberalismo aun a costa de mentir, omitir y distorsionar.
Leemos en este editorial que Chávez ha llevado a Venezuela al Colapso. Esta idea se recalca al final del texto con la siguiente afirmación «las recetas chavistas han hundido al país en un pozo del que tardará mucho tiempo en salir». Pues bien, empecemos por lo grueso. Desde la llegada al poder de Chávez, Venezuela ha ascendido 40 puestos en los Índices de Desarrollo Humano que elabora Naciones Unidas y, según estudios de esta misma organización, ha reducido la pobreza general del 50% al 26% y la extrema del 25% al 7%. Entiendo que la afirmación se deriva, pues, de cierta tendencia neoliberal a desdeñar la situación de las personas en sus análisis socio económicos.
El gancho de actualidad del editorial es la reciente devaluación de la moneda llevada a cabo por el gobierno venezolano. Yo no soy economista pero, por lo que se ve, quien esribió esto, tampoco. Como indicio del colapso, menciona en el segundo párrafo la caída del 2´5 % del Producto Interior Bruto venezolano. De esto podemos deducir que el 5% de caída del PIB alemán, el 6´4% del estadounidense y el 4% del español han supuesto un auténtico desastre humanitario para estos países.
En ese mismo párrafo se dice que se está produciendo una subida «incontrolada» de los precios. No quisiera hurgar en una simple afirmación desafortunada pero lo cierto es que «incontrolada» y «disimulada» fue la subida de precios que sucedió a la implantación del euro. A ella se refirió en su momento presidente francés Nicolas Sarkozy diciendo que «negar la subida de precios es reírse de la gente». Y eso es lo que hicieron nuestros gobernantes mientras que en Venezuela se envía a las fuerzas del orden a «controlar» que los precios no se suban. Esto y la eventual socialización de los establecimientos que lo hagan es tildado por el editorialista de «desprecio a la seguridad jurídica» obviando que las leyes venezolanas tipifican nítidamente los delitos de acaparamiento y especulación. Pero claro, que el estado se entrometa en la sacrosanta libertad de empresa ya supone para algunos un desprecio a las garantías jurídicas. Incluso aunque la intromisión se limite a los tres meses siguientes a la devaluación de la moneda. Ya que lo que intenta evitar el gobierno venezolano es que se vendan en relación al nuevo valor del bolívar productos comprados por los comerciantes con la antigua cotización aún vigente.
En adelante, el editorial se maneja en la generalidad incontrastable como el vaticinio de que la creación de la Corporación de Mercados Socialistas «no servirá para nada» o que Chávez ha sido «incapaz de resolver problemas básicos». Así hasta llegar al eterno meollo de la cuestión, eternamente relegado a la zona intermedia de los textos, que es la que menos se recuerda. Esto último no lo digo yo, lo dicen los teóricos de la comunicación.
En concreto, el meollo son las pérdidas de las multinacionales que, para colmo, no pueden repatriar sus ganancias. Denota una gran miopía democrática rasgarse las vestiduras porque a un país no le parezca oportuno que los beneficios generados en su territorio permanezcan en su territorio. Pero no esperaba menos de un cobarde irresponsable que deja caer con una boca ajena, la del Newsweek, que la marcha económica del país puede desembocar en un golpe de estado. Como si una cosa justificara la otra.
Ahí, justo ahí, esta lectura de referencia cobra tintes criminales. Ahí es donde no cabe la tibieza y debo decirle a ese señor sin identificar, que por más que use el término régimen para añadir connotaciones dictatoriales al gobierno de Hugo Chávez, el único antidemócrata es él. Y por más que se ampare tras el Newsweek, cualquiera que sepa un poco de pragmática textual sabe que, con su falaz e indocumentada asociación de ideas, está alentando y justificando un golpe de estado. Y no hay «populismo» peor que eso.
Fuente original: http://laboratoriodenoticias.es/spip.php?article46
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